¡Saludos!:

Abro tema, espero que resulte interesante a la concurrencia y haya participación por todas partes... y respeto. Antes de nada, aviso de que llevo pensando mucho en ello, pero me he animado a ponerlo aquí ahora debido a que un estudiante que me vio ayer haciendo una demostración de mentalismo en la biblioteca María Zambrano me ha escrito pidiendo bibliografía.

1.- Hasta donde yo he conocido y hablado con magos (cartomagos, numismagos, magia general, etc.), hay un deseo de hacer que lo que hacen suspenda la credulidad de la audiencia y crean que es magia de verdad.

2.- Hasta donde yo he conocido, sentido y hablado con mentalistas, hay un deseo de hacer que lo que hacen suspenda la credulidad de la audiencia y crean que es magia de verdad.

El problema viene con que, aunque ambos lo consigan, en mentalismo hay un alto porcentaje de ocasiones en las que no se vuelve a la realidad y hay que andar con comentarios con dobles sentidos, esquivos y vagos para no romper absolutamente la ficción que se acaba de vivir y provocar la tremenda desilusión del espectador. Y es que, si no se hiciera así, la próxima vez que esta persona viera un espectáculo de mentalismo no sería capaz de suspender su credulidad, sino de buscar el truco que hay detrás. Y no solo en tus shows, sino en los de los compañeros.

Siendo esto así, veo en algunas partes de la sociedad mágica un poco de reticencia y malestar con respecto a que se mantenga esa ficción. Se suele decir que "cruza la línea" y se le critica por interpretar a su personaje fuera de un escenario, por ejemplo en una entrevista, cuando precisamente el interés de esa entrevista es el personaje. Entiendo que se cruza la línea cuando se hace como Uri Geller y no solo se afirma tener poderes reales, sino que se finge usarlos y hay pretensión de lucrarse con ellos.

Penn & Teller, por ejemplo (por alejarlo de España), odian el mentalismo.

Me gustaría ver qué opina el foro, ya que no tengo oportunidad de volver por la SEI de Madrid a presentar el tema por indisponibilidad.

Un saludo,

S. Alexander