Sastre, el Mago.

Esos ojos… le miraban…
“Venga, que haces! Deja de mirarme… Deja de mirarme…Vamos vamos vamos!!!”
Ojos, esos ojos.
Lo seguían.
Lo miraban

Basta ya! Él no quería estar ahí, al menos no otra vez, o más bien esta vez…
"Concentrate… Concentrate! CONCENTRATE!!!"

Sastre dejó de mirarse en el espejo.
“Ya basta!”
Se tenía que concentrar… Si seguía mirándose, sabía que el terror volvería… y el no estaba preparado para ello… no aún.

Tenia que acabarse su copa.
La cogió, lentamente.
Le temblaba la mano.
“Mierda”, pensó.
La acercó a sus labios poco a poco, con delicadeza… no quería que el preciado líquido se derramara con la torpeza de su tembleque…
La acercó… hasta besarla, y ahí, fundido con su vaso, la inclinó hasta hacer fluir el líquido por su lengua, por su garganta, por su estomago.
Ya notaba el calor…
“Mejor, mucho mejor”.
Dejó la copa… el temblor había cesado…

“No irá mal… esta vez no” aunque el mero hecho de pensar en sus penurias no le reconfortaba…

Aún se acordaba de la semana pasada… pobre hombre.
Acabó con un corte en la mano… claro, no vio venir el cuchillo… aunque más bien él no debería haberlo lanzado…

Pero el mes anterior fue peor
La pobre ayudante casi se ahoga… pero claro, estaba tan gorda…
No pensaba que la cuerda cedería tan fácilmente… Fue como coger un elefante con un spaghetti. La ataron, la levantaron y justo cuando estaba encima del tanque… PUM!
Se deshizo la cuerda…
Si la cuerda se hubiera quemado habría pensado que era un trozo de papel flash, pero no lo era… era (era) una cuerda…

Y lo peor de todo fue el golpe. “Una Ballena en una piscina, si señor,” pensó Sastre, y le dio otro sorbo a su copa. “Una jodida ballena… y la muy gorda me rompió el tanque…”


Dos golpes sordos procedentes de la puerta le hicieron salir de su mundo
“Dos minutos, deSastre” dijo alguien detrás de la puerta.

Sastre pareció no hacer caso, pero poco a poco levantó la vista.
“Otra vez… ahí vamos… otra vez…”
Sastre se apoyó en su silla. Se miró por última vez en el espejo y, muy despacio, se agacho para recoger su capa del suelo.
Sin prisas.
No hay prisas.
Se levantó de la silla.
Poco a poco.
Muy poco a poco.
Hacia la puerta.
Hacia el escenario.
No había prisa.
Hoy no.
Hoy no hay triunfo.
Como siempre.


[Relato; Sastre, el último Mago] (Cap1) Sastre, el Mago