Si te parece vamos a hablar un poquito de las manos, de ese lenguaje no verbal que tanto dice.

La primera matización es que criticar los movimientos de las manos sin atender al resto del cuerpo carece de sentido. Las manos deben ser protagonistas en ocasiones, pero han de ser invitados en otros momentos. Lo que ocurre es que con este plano se convierten en protagonistas durante cada uno de los segundos. (Quizás ahora entiendas mejor la razón de que insistamos tanto en lo erróneo de los vídeos en primer plano, al menos a la hora de juzgar un trabajo).
Lo primero que me llama la atención es que las manos mantienen el ritmo del discurso, van acompasadas con la cadencia del habla. Es decir, repiten la información. Eso, que en principio es un error (ahora mismo te digo el porqué) puede que no esté mal. Depende de lo que haga el resto del cuerpo, depende de si las manos han de ser protagonistas o no.
Pero, ¿por qué digo que es un error que las manos repitan lo que dice el discurso? Porque la información duplicada, si no aporta nada, estorba.
Imagínate una obra de marionetas de guiñol (las de guante). La norma es que sólo se mueve el muñeco que está hablando, mientras que el que escucha permanece inactivo. Aquí podríamos aplicar algo similar. Si ya estás hablando tú, si ya me estás diciendo algo ¿por qué lo repito con las manos?
Ya, ya sé que en el vídeo no se te ve el resto del cuerpo, pero cuando actúes sí se verá y cobrará mayor importancia lo que estoy diciendo.
A mí no me gusta nada que la información oral y la gestual coincidan (salvo casos muy contados). Tu voz dice "El gran mago (...) con cuatro cartas..." y tu mano izquierda despliega cuatro dedos para reforzar el cuatro. i se te ve el cuerpo entero, amén, porque pasará desapercibido. Si sólo se ven las manos... ¿Por qué me lo dices dos veces? ¿Para recalcar? Creo que "cuatro" es lo suficientemente sencillo como parno necesitar que sea recalcado.

Sobre las acciones "imprescindibles"
Para realizar este juego resulta necesario (o muy conveniente) un plano general, porque con un plano corto canta mucho que hay un movimiento que es siempre contrario a los demás. De todas maneras, aún con plano general, ese momento tramposo hemos de camuflarlo.
Hacerlo una vez, de manera natural, como tú lo haces, es correcto. Repetirlo tantas veces (como en el vídeo) sin cambiar la actitud gestual, me parece arriesgado.
¿Qué puedo hacer para romper -cuando me interesa- ese ritmo, esa cadencia peligrosa?
¿Puedo separar las manos? ¿Puedo hacer una pausa de movimiento y aprovechar el discurso para hacer que la gente no recuerde cómo coloqué las cartas la vez anterior (paréntesis de olvido)? ¿Puedo golpear el montón de cartas con la última para colocarla a continuación en el montón?
Creo que las posibilidades son muchas, y que, bien aplicadas, nos ayudan a minimizar el problema.

Ya tenemos otro ratito para pensar, así que me voy a ensayar, que este viernes tengo actuación.