Diez claves para diseñar un espectáculo de público familiar

[Pulgas]

Algunos de los que practicamos magia de escena, hemos encontrado en los espectáculos “familiares” una buena oportunidad para actuar.
En estas líneas os propongo que hablemos de los espectáculos de este tipo, en los que la mezcla de edades se convierte en el punto esencial a la hora de determinar qué y cómo vamos a presentar nuestra gala.
En principio, y para los que vamos alcanzando cierta edad, diremos que el “espectáculo para público familiar” equivale a lo que, hace años, se llamaba “para todos los públicos”.
No se trata de hacer un espectáculo infantil, en el que los adultos son felices porque ven divertirse a los pequeños, sino de concebir un espectáculo en el que tengan cabida las emociones y la diversión dentro de cada uno de los espectadores, con independencia de su edad.
Para poder charlar de una manera más ordenada, centraré cada punto en una respuesta independiente, lo que facilitará la cita, si ha lugar a ello, y ayudará a que la discusión pueda encauzarse de una manera más correcta (al menos eso deseo).
Me propongo que estudiemos, discutamos y analicemos, los siguientes puntos (por supuesto, si a alguien se le ocurre alguno más, es libre de añadir lo que considere oportuno).

Diez claves para diseñar un “espectáculo de público familiar”.

1. Atiende a todos los sectores de edad.
2. Utiliza el sentido del humor.
3. Medita y analiza mucho el repertorio.
4. Intercala los juegos alternando la edad de los destinatarios.
5. El tono del discurso y la presencia escénica.
6. La presentación: de los materiales al vestuario.
7. La disposición del público en el espacio.
8. Iluminación y sonido.
9. Los imprevistos.
10. El final de la sesión.

[Pulgas]

1.- Atiende a todos los sectores de edad.

Un espectáculo bien medido es aquel en el que el público es incapaz de desconectar en ningún momento.
Cuando nos enfrentamos al reto de dirigirnos a un grupo heterogéneo, en cuanto a edad, nivel cultural, gustos y apetencias, el reto de mantener la atención de todos en cualquier momento se convierte en un imposible: lo que le gusta al niño de cuatro años, no suele encajar con lo que desea la persona de cuarenta y tantos. Sin embargo están todos ahí, esperándote y con la ilusión de que les hagas pasar un buen rato.
Atendiendo a eso, las sesiones de público familiar tienen a ser ágiles. En ellas se alternan los juegos que enganchan a los unos y a los otros.
Esa alternancia nos debe llevar a realizar juegos rápidos, donde aquel a quien no están dirigidos expresamente, no tenga tiempo de aburrirse, desconectar e incordiar.
En un mismo juego, no obstante, puede haber guiños a todo tipo de personas, con lo que conseguiremos que su atención se mantenga latente, aunque sea en un segundo plano.
Antes de diseñar un espectáculo de estas características, estudia mucho el comportamiento y las características de cada sector de edad: los niños, los adultos, los ancianos. Un buen espectáculo será el que consiga aglutinar sus inquietudes durante todos los minutes que dure la sesión.
A los niños, por poner un ejemplo, les encantará la escatología; los adultos tenderán a rechazarla (aunque les guste); los ancianos, medirán mucho hasta donde llegas en ese terreno y no se sentirán cómodos si cruzas determinadas fronteras.
Si te centras en su sólo sector de edad, no tendrás un espectáculo de público familiar, sino un espectáculo infantil, o uno de adultos (aunque sea apto para todos los públicos).
Si tienes dudas acerca de cómo hacerlo, fíjate en el cine. Ve muchas películas de esas que hacen que los niños se rían unas veces, y los adultos nos lo pasemos mejor en oras ocasiones. El cine nos lleva mucha ventaja en este terreno (no por antigüedad, sino porque mueve tanto dinero que han aprendido a medirlo todo) y nos puede servir como ejemplo para lo que pretendemos.

[Pulgas]

2.- Utiliza el sentido del humor.

La comedia une a las generaciones. No importa la edad que tengas, siempre te mostrarás agradecido frente a algo que te hace pasar un rato divertido y te arranca algunas carcajadas.
No desprecio, para nada, otros géneros, otras emociones. Pero la comedia es un seguro de éxito cuando tenemos que atender mentalidades tan dispares.
Soy de los que opinan que el sentido del humor se puede desarrollar, que sólo necesitamos darnos la oportunidad de descubrir que los demás pueden reírse con lo que hacemos, que pueden disfrutarlo a tope. Si no te sale de una manera innata, date tiempo, verás como poco a poco vas cogiendo confianza en ti mismo.
Cuida tu sentido del humor. A mí me gusta alternar el humor más convencional con el más fino, el más inteligente. Al final hay siempre alguien del público que sabe valorarlo, aunque, en el conjunto, tengas la sensación de que pasa desapercibido.
En la actualidad tienes un filón para hacer reír a los demás, aunque ten cuidado con ello, caduca en poco tiempo y te verás obligado a actualizar tus gags. Hace tiempo vi el espectáculo de un mago que seguía haciendo alusiones a “La cabina” (la película que protagonizaba José Luis López Vázquez), y la mayoría de los asistentes no tenían ni idea de qué estaba hablando: hace veinte años debió ser un muy buen gag.
Si eres chabacano, antes o después se volverá en tu contra; si eres agresivo en el humor, puedes ganarte algunos enemigos, y eso es lo que menos necesita nuestro espectáculo; si sólo te centras en una edad, desconectarán los demás y perderás a una importante parte de tu audiencia.

[Pulgas]

3.- Medita y analiza mucho el repertorio.

Frente a otros espectáculos más homogéneos en cuanto a público, puedes encontrarte el problema de que la línea de intensidad en tu diseño tenga forma de diente de sierra, según espectadores. Es lógico. Hemos quedado en que una de las premisas para el éxito es lograr enganchar a todos.
Si no eres capas de diseñar algo “todoterreno” (lo idóneo, pero realmente complicado), alterna juegos en los que el receptor principal sea una franja de edad concreta. No olvides, no obstante, introducir comentarios que salgan de esa franja para captar la atención de los otros sectores.
Los números visuales y con fondo musical son una buena opción (siempre que no se abuse de ellos) dentro del repertorio, pues tienen la facultad de poseer enganche para todo tipo de público. Intenta que no sean demasiado largos, o los más peques se cansarán y, sobre todo (esta es una norma general) ejecútalos de manera que las emociones se transmitan de forma automática al público.
Ten en cuenta siempre que el final ha de ser fuerte, casi apoteósico. Es el último recuerdo de los espectadores y te juzgarán (en parte, una parte importante) por él.
De igual manera extrema el cuidado con el inicio. Debes dar a entender que vas a agradar a todos: que no es un espectáculo propiamente infantil, que no es “algo” para adultos: que lo van a compartir, vivir y disfrutar “en familia”.
Cada uno de los espectadores saldrá de la sesión con un sentimiento diferente, cada uno recordará con mayor agrado una parte. Eso es lo bonito de este tipo de espectáculos, que, a la larga, una familia es capaz de alabarlo entero, pero para ello se necesita la colaboración de todos os miembros, desde los niños, hasta los adultos.
Tangencialmente he tocado el tema de las emociones. No lo desprecies. Cuantas más seas capaz de transmitir, mejor llegarás al auditorio. No olvides que cada uno de nosotros tenemos nuestro concepto de la alegría, la tristeza o la reflexión (por citar algunos ejemplos). Toca esa fibra sensible en los espectadores y alcanzarás momentos de disfrute colectivo.

[Pulgas]

4.- Intercala los juegos alternando la edad de los destinatarios.

Tal y como hemos indicado, has de procurar que todos los sectores se mantengan alerta. Una forma de conseguirlo, consiste en intercalar los juegos atendiendo a las edades, pero no de una manera simétrica, pues el público terminaría por saber, de antemano, si el juego va dirigido a él o a otro sector. Se trata, más bien, de hacer algo aparentemente “aleatorio”.
Si eres de los que ha desarrollado sobradamente la capacidad de improvisar, entonces, partiendo de un repertorio amplio, podrás ir colocando juegos y rutinas en función del ambiente que vayas viendo y de las necesidades que detectes en la audiencia. A priori esta solución es arriesgada y yo la reservaría a gente muy acostumbrada a actuar, con muchas tablas y con gran capacidad para escuchar al público.
Intenta, no obstante, que el ritmo del espectáculo vaya aumentando para garantizar un correcto desarrollo de la sesión.

[Cornejo89]

Muy interesante, creo que es algo esencial para magia de salón, no tienes las demás partes Saludos

[subcanaria]

Magnifico pulgas.. me gusta mucho..
espero que sigas posteando lo spuntos restantes.. jejejeje
un fuerte abrazi y gracias!!

[Pulgas]

5.- El tono del discurso y la presencia escénica.

En este tipo de espectáculos, más que en cualquier otro, la cordialidad ha de ser la basa del discurso. Personajes y tonos desenfadas ayudan a que el espectador, de cualquier edad, se sienta cómodo.
Personajes en exceso aniñados (o destinados principalmente al público infantil) pueden provocar que el adulto desconecte o tarde en entrar en la sesión, con todo lo que ello trae parejo: comentarios, incomodidad… Ruido.
Personajes más cercanos al adulto, excesivamente intelectuales o con un vocabulario demasiado elevado, llevarán a que el niño los rechace y, si un adulto disconforme hace ruido, un niño que no se lo pasa todo lo bien que se lo esperaba, puede ser insufrible.
Esto no quiere, para nada, decir que el discurso tenga que ser básico o chabacano. Se pueden mantener ciertas palabras más elevadas, pero teniendo la precaución de explicarlas (de manera integrada en el discurso) a los más pequeños.
La presencia escénica, esa sensación de que tengo que mirar a alguien sin saber muy bien el porqué, debe reforzarse al máximo en este tipo de espectáculos. Cuanto más atraigamos por nosotros mismos, más difícilmente se desengancharán los espectadores.
Si no eres de las personas con carisma natural, esfuérzate, al menos, en conseguir que tu pose sea relajada, que tus movimientos transmitan emociones.
Nunca olvides mirar a todos los espectadores. Intenta que todos te oigan bien y sonríe. Sonríe mucho, pues en la sonrisa tenemos una de las herramientas fundamentales para conquistar a la audiencia.
Acomoda el discurso a tu forma de ser (o a la manera de comportarse de tu personaje, si apuestas por esa línea). No intentes aparecer en escena como lo que no eres, pues el público no perdona la mentira.
Trabaja mucho lo que dices y cómo lo dices: es una de las primeras impresiones que tendrá el público sobre tu manera de ser y actuar. El discurso es una parte importantísima de cada juego, y si no lo cuidas en extremo, irás caminando tú mismo al fracaso.
Trabaja tu propia personalidad y deja que la de otros sea suya. Intenta no plagiar, pues si alguien se da cuenta de que estás copiando o imitando, perderás puntos de cara a la audiencia. Desarrolla tu personalidad y las sesiones serán más valoradas.

[Pulgas]

6.- La presentación: de los materiales al vestuario.

La impresión que causa en la audiencia lo visual es impresionante. Casi siempre se nos prejuzgará por lo que mostramos en un primer vistazo. De ahí que sea imprescindible que, tanto nuestro vestuario, como los materiales que empleemos, sean adecuados para las emociones que queremos transmitir.
Un personaje de vagabundo podrá tener un aspecto más descuidado. Incluso los materiales podrá presentarlos de manera casi “indecorosa”. Un mago “clásico”, por el contrario, deberá ir perfectamente vestido, cuidado que cada uno de los aparatos que utilice estén cuidados en extremo.
Con el tiempo, los materiales se deterioran: salta la pintura, se chafan las esquinas. Olvidar repararlos, desentenderse de las pequeñas reparaciones a las que nos obliga el uso, es un error imperdonable, pues el juicio que se forma el espectador no contribuirá al buen desarrollo de nuestro espectáculo.
Personalmente apuesto por la uniformidad en el material, por la coherencia en la decoración de nuestros aparatos, por la uniformidad en la presentación.
No entiendo bien cómo, sin la debida justificación, alguien puede jugar con una estética oriental en un juego, para cambiar radicalmente en el siguiente.
De igual manera, me gusta la estética a la hora de combinar formas y colores, que, igual que tratamos de dar un orden lógico a la sucesión de juegos en una sesión, nuestro material mantenga ese orden, esa concordancia con el conjunto de la gala.
Como, con frecuencia, compramos “lo que nos venden”, quizás sea bueno invertir algo de tiempo y material en adecuar cada uno de nuestros instrumentos al conjunto: repintar objetos, decorar creando una idea de conjunto.
Un maestro en lo que indico es Mag Lari, a quien todos conocemos y que, sobre todo en sus últimos espectáculos, está obsesionado en conseguir que todo lleve su firma, su sello personal.
Son pequeños detalles que ayudan a que lo poco sea más grande, a que el todo sea más redondo.

[Pulgas]

7.- La disposición del público en el espacio.

Una de las claves para garantizar que nuestro espectáculo se desarrolle sin incidencias, es conseguir que la gente se sienta cómoda, que todo el mundo vea y escuche bien.
Puesto que hablamos de familias, los padres con los hijos, los nietos con los abuelos… podemos encontrarnos con el problema de que los adultos copen las primeras filas, sobre todo en los lugares centrales, con lo que tendremos a varios peques que no acierten a ver con corrección, pues la barrera de un adulto delante de ellos es infranqueable.
Este problema lo podemos resolver de varias maneras:
Habilitar una zona entre las sillas y el espacio escénico, donde los niños puedan sentarse en el suelo.
Si se trata de una actuación en lugar cerrado, unas alfombras o moquetas delimitarán el espacio, al tiempo que avisarán, sin necesidad de palabras, a los peques de que tienen sitio ahí, y que podrán disfrutar de una manera más asequible la función.
Si los niños se sientan en el suelo, conviene estar muy pendiente de que no se pongan de rodillas, pues los que estén detrás no verán y desconectarán de lo que está sucediendo. Un toque a tiempo nos evitará futuras complicaciones. En esto, como en todo, la prevención es una de las claves de nuestro éxito.
Pedir que los adultos respeten la zona central para los peques.
Bien la organización del evento, o bien nosotros mismos, si el tipo de espectáculo lo permite, podemos organizar la sala, de tal manera que los adultos se sienten a los lados y respeten la zona central para peques. De esta manera la visibilidad será más correcta y nuestro éxito estará más cerca.
Preparaos para pelear con padres insolidarios, con esos egoístas que no están dispuestos a pensar en los demás, Generalmente el resto del público os echará una mano, y resultará un poco más sencillo alcanzar vuestro propósito.
Sobre otras normas generales, el sentido común os dictará dónde colocaros: lejos de la puerta de acceso al local; sin ventanas detrás de vosotros que provoquen contraluces, sin espejos que os puedan delatar… Hay, no obstante, en el foro, documentación detallada al respecto.