Yo siempre escribo dos guiones diferentes: uno literario (que luego voy cambiando y adapatando en escena hasta dejarlo cerrado definitivamente -o casi-) y otro técnico (que no me lo salto jamás) y que contiene mi relación con elementos externos: la música, la iluminación, etc. (recordad que suelo hacer magia de escena).

Lo importante de un guión en magia, creo que no es el aprenderlo y contralarlo, sino interiorizarlo: hacer que sea tuyo, que fluya sin que dé la impresión de que lo estás pensando.
Mientras tengas que concentrarte en qué decir (y cómo decirlo), te costará mcuhísimo centrarte en el juego. De igual manera, si tienes que estar pensando cómo es el juego, qué tienes que hacer ahora, cómo era esto... te costará muchísimo lograr que el discurso sea fluido.
Por eso, para mí, el ensayo debe aunar ambas partes (juego y guión) y sólo cuando las dos nos salgan de una manera automática, sin tener que pensarlas, podremos resultar naturales frente al público