9.- Respeta las normas de las artes escénicas.

Dirígete a toda la sala, mira a todos y no sólo a unos pocos.
Cuida el discurso, la dicción y la manera de hablar.
Si necesitas micrófono, aprende antes a usarlo. El micrófono es una herramienta utilísima, pero puede ser una tortura en manos de un inexperto.
Economiza los esfuerzos en escena. Los movimientos innecesarios no aportan nada, te cansan a ti y cansan a los espectadores.
Si vas a emplear iluminación, asesórate antes: un exceso de luz o una semipenumbra obligan a esforzarse al público, con lo que se cansarán. Y en el caso de los niños te lo harán saber.
Diseña tu espectáculo atendiendo a un nivel ascendente: que los niños tengan siempre la sensación de que lo que va a venir es mejor que lo que terminan de ver. En ese punto está una de las claves fundamentales del éxito.
Se correcto con la audiencia. Estás ahí por ellos y tu trabajo sólo tiene sentido con ellos.
Aunque no cobres por actuar, compórtate como un auténtico profesional. Recuerda que a ti también te gusta ver espectáculos dignos y no pequeñas chapuzas en escena.