Avalancha de diablillos, ¿como evitarla?

[Rafa Salas]

muy buenos los consejos de todos.

saludos

[chacariz]

Naturalmente que en este hilo se han dado muy buenos consejos, pero hay que tener en cuenta que no todas las actuaciones son iguales y por lo tanto los consejos no valen para todos los casos.

Si embargo si hay un par de reglas que si valdrían para todas las actuaciones al menos en magia infantil que es de lo que se trata, veamos.

En primer lugar antes de actuar, debemos "estudiar" el escenario donde haremos nuestros efectos y valoraremos esta contingencia y cómo solventarla, Naturalmente cualquier solución que le demos no debe ir en detrimento del éxito de nuestro espectáculo.

En segundo lugar los efectos a realizar, debe ir en consonancia con el espacio vital que dispongamos, pues no siempre podremos realizar los mismos efectos. Por esta razón un buen mago Profesional siempe dispone de varios efectos para cada caso.

A partir de aqui, cualquiera de las soluciones dadas nos pueden valer para que el espectáculo termine felizmente.

Saludos mágicos.

[Pulgas]

Como se han aportado muchas soluciones, y algunas de ellas muy válidas, quizás sea bueno que nos hagamos un par de preguntas.

¿Por qué se produce una avalancha?
Puede haber varias causas (las voy a colocar de las menos perjudiciales a las más negativas).
1.- Por entrega: a los peques les ha gustado tanto el espectáculo, que desean hacértelo saber e invaden tu espacio para saludarte, felicitarte o, sencillamente, estar cerca de ti, porque en ese momento te admiran.
2.- Por curiosidad: quieren ver lo que tienes y "pillarte" si hay opción. No olvidemos que todo lo mágico despierta la curiosidad en los espectadores y, a determinadas edades, puede resultar irrefrenable.
3.- Para pedirte algo de lo que has usado: un conejo de espuma, un animal (si trabajas con ellos), la varita mágica...
4.- Por costumbre. Hemos acostumbrado tanto a los peques a que después de una actuación mágica hay reparto de globos, gominolas o regalitos, que se sienten con el derecho de ir hasta donde tú estás para pedir su "parte del botín".
5.- Por incordiar. Son los niños más revoltosos, los que están acostumbrados a hacer lo que les da la gana, y esa es una manera más de demostrar "su poder".

Personalmente las dos primeras no me molestan en absoluto, aunque trato de hacer que tengan lugar fuera de mi espacio de actuación.
En el caso de la primera, me encanta, porque quiere decir que la actuación ha salido bien y me puedo sentir orgulloso de ella. En el caso de la segunda, considero que la curiosidad, además de una característica de la edad, es un signo de evolución en los peques y denota interés por conocer (lo que les ayuda a madurar).
Las otras tres causas me desagradan. El pedir "algo" es una costumbre que se va imponiendo cada vez más. No me gusta por lo que implica de egoísmo y por la consideración de que el mago debe ofrecer "más". Aquí enlazo con la cuarta opción, la de que hemos acostumbrado a los niños a que los magos siempre regalamos cositas. Como ya abrí en su día un hilo al respecto, no me repito (podéis verlo en http://www.magiapotagia.com/showthread.php?t=21784)
Sobre la falta de educación... En fin, es mal de este tiempo (un poco más que de los tiempos pasados, quneur siempre ha sido así: siempre ha habido niños tontitos y peques educados).

Segunda pregunta que me planteo.
Desde el punto de vista del actuante ¿Por qué se produce la avalancha?
Echar la culpa a los niños es lo más sencillo, pero nosotros somos responsables de su comportamiento en un porcentaje altísimo de las ocasiones.
Veamos algunas cuestiones:
1.- ¿He delimitado correcamente mi espacio? Si trabajamos en escenario está claro que sí. Pero si lo hacemos a ras de suelo... ¿Me he colocado en el lugar acertado? Por ejemplo, si estoy al lado de la puerta de salida, mis veladores interfieren en el camino que deben seguir lo peques para abandonar el recinto, luego no es sólo que les invite a la avalancha, sino que no les dejo más remedio que invadirme.
2.- ¿Les he demostrado que yo soy el protagonista y que las normas las fijo yo? Nada más lejos que la intimidación de la que se ha hablado en algún punto del hilo. Se trata mucho más de ganarnos su respeto que de mostrarnos de manera autoritaria. Una sonrisa a tiempo tiene mucho más poder que cuatro broncas juntas y a destiempo.
3.- ¿He sabido entender qué tipo de público tengo? No es lo mismo trabajar con niños pijos y maleducados, que hacerlo para críos de un barrio marginal, que pueden ser mucho más macarras, más difíciles, pero al mismo tiempo mucho más cómodos para el mago.
4.- ¿Conozco las características de cada edad? Sus reacciones, sus comentarios, su manera de reírse y comportarse, sus expresiones...

Después de toda esta chapa (perdón por la extensión, no sé hacerlo más esquemático) analizaré mis soluciones. Entiendo que son las mías, las que a mí me funcionan y que a ti pueden no resultarte acertadas. Si te ayudan, bien, de lo contrario aplica las tuyas o sigue investigando hasta que encuentres las que mejor te vienen.

Algunas soluciones
1.- Recoge siempre el material. Para mí es una de las claves. No suelo tener avalanchas (alguna vez sí, claro, pero ne mi caso no es la norma). Si tengo oculto todo, estoy más tranquilo (no me pillan, no me cogen nada, no me estropean material). En genral trabajo con dos mesas diferentes, una en escana y otra para ir almacenando aquelló que no puedo recoger sin más (aparatos con líquidos, por ejemplo). Cuando la función termina no hay nada a la vista (me he cargado de un plumazo el riesgo de los curiosos y el de los pedigüeños de mi material: como no lo ven me lo piden menos, y si me lo piden les explico que ya estás recogido, y en paz).
2.- Soy yo el que avanza hacia los peques y me paro a pie de escenario, donde puedo controlar los accesos a mi zona. Si alguien intenta invadir mi espacio, con sonrisas y paciencia le invito a no hacerlo. Si se pone pesado, abandono las sonrisas y soy más categórico. Si insite pido ayuda del adulto responsable, solución sólo para casos muy extremos (padres, profesores, dueño de la sala...). Nunca me enfado con un niño (bueno, casi nunca) porque a ojos de los demás perdería puntos. Yo soy ese ser que se lo ha hecho pasar muy bien, y no quiero que me vean como ese bicho normal, que es capaz de reaccionar como lo hace todo el mundo.
3.- No suelo usar "ayudantes" del público para imponer orden. Primero porque es mi responsabilidad, y no la mi público. Segundo, porque perpetúo esquemas sociales que no me gustan (por ejemplo, el más fuerte se impone, y lo hace el más fuerte -el mayor- no el más simpático, ni el más educado).
4.- Si con mi magia y mi presencia escénica he logrado crear un ambiente de ilusión, se me respetará como mago (no sólo como artista, sino como mago) y lesresultará más difícil contrariarme. En esos casos con una vez que les digas las cosas suele ser suficiente.
5.- Los errores anteriores me han enseñado a conocer a cada niño (sigo equivocándome aveces) y a decirle a cada niño lo que debo. No me vale la misma fórmula para todos: son distintos y hay que convencerles de maneras diferentes. Aquí entra directamente el punto de conocer las características de cada edad, y tener un poco de vista a la hora de valorar a quién tienes delante.

Hay un par de cosillas más, pero esto parece un testamente, así que ya las comentaré más adelante.

[Piter]

No os voy a descubrir América pero os diré lo que hago yo.
Me compré una caja del ikea enorme. Antes del show preparo todo fuera de la caja. Intento hacerlo delante de ellos para ir creando expectación y enseñándoles a guardar silencio. Según termino un juego lo guardo en la caja. Cuando termino cierro la caja con la tapa y me dejo distraidamente un señuelo fuera y suficientemente lejos de la caja (un par de pañuelos). Nunca, nunca, nunca me pongo en su camino de salida. Y avanzo unos metros por si alguno tiene curiosidad que se centre en el mago y no en los objetos.
A mi me suele funcionar.
Saludos!

[Marcos Ortega]

Deberias probar la cinta de pintor o de carrocero. Esta en color blanco o azul. (Esta es mas cara).
A una distancia prudencial marcais vuestra zona de trabajo.
Yo suelo decir:
"antes de continuar os tengo que decir que hemos dibujado una linea en el suelo, una linea que separa el mundo real, donde estais vosotros del mundo de la magia donde estoy yo. En algunos momentos me ayudareis y pasareis al mundo de la magia. Pero cuidado, si la cruzais sin avisar (o permiso), podeis desaparecer... y aparecer en vuestra casa... ( o en el cole...)"

Lo llevo haciendo unos 5 años y va de maravilla.
Tambien recomiendo las alfombrillas con pies pintados para que sepan los niños donde se tiene que poner y mirando hacia donde, la idea la lei en un libro de Barry Mitchell.

Un magi saludo.