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  1. #81
    Fecha de Ingreso
    08 mar, 07
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    Valencia
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    Predeterminado

    EMOCIONES AUTOCONSCIENTES: CULPA, VERGÜENZA Y ORGULLO.
     
    En los últimos tiempos, los psicólogos tienden a agrupar la culpa, la vergüenza y el orgullo bajo la denominación de emociones autoconscientes. La razón de ello es que en estas tres emociones subyace, como rasgo fundamental, algún tipo de evaluación relativa al propio yo. Son reacciones emocionales que tienen como antecedente algún tipo de juicio –positivo o negativo– de la persona sobre sus propias acciones.
     
    RASGOS GENERALES DE LAS EMOCIONES AUTOCONSCIENTES.
     
    son emociones secundarias, derivadas, complejas.
     
    La mayor parte de los autores considera a las emociones autoconscientes emociones secundarias, derivadas, en la medida en que dichas emociones parecen surgir como resultado de diversas transformaciones de otras más básicas.
    Asimismo, se consideran emociones complejas, porque requieren el desarrollo previo de ciertas habilidades cognitivas. En concreto, para que aparezcan se ha de dar como condición necesaria el desarrollo de una cierta noción del yo como separado de los demás, de una cierta autoconciencia.
    En diversos estudios se ha constatado que ya para los 2-3 años los niños presentan muchas manifestaciones prototípicas del orgullo, la vergüenza y la culpa. Ello parece cuestionar los planteamientos de quienes sostienen que estas emociones requieren el desarrollo previo de habilidades cognitivas muy sofisticadas.
     
    son emociones sociales, morales.
     
    Estas emociones tienen importantes aspectos interpersonales:
    · En primer lugar, dichos aspectos se hallan presentes en su desarrollo. El desarrollo en el niño de unos criterios acerca de lo correcto y lo incorrecto, lo deseable y lo rechazable en la forma de comportarse, es básicamente fruto de la interiorización de los valores y las normas de su cultura.
    · En segundo lugar, estas emociones son también sociales, por cuanto la mayor parte de las veces surgen en contextos interpersonales.
    · Por último, estas emociones conllevan tendencias de acción con importantes implicaciones interpersonales. Estas conductas, cuando se llevan a cabo, cumplen un papel fundamental en la reparación de las relaciones interpersonales que han podido resultar dañadas como consecuencia de las acciones u omisiones de la persona.
    Junto con la empatía, estas emociones juegan un papel fundamental como elementos motivadores y controladores de la conducta moral.
     
    RASGOS ESPECÍFICOS.
     
    Lewis propone un modelo estructural de elicitación de las emociones autoconscientes en el cual es posible entender las características fundamentales de cada una a partir del cruce de dos variables básicas: la evaluación de la propia conducta como positiva o negativa y la atribución interna global o específica de dicha conducta.

     
    Un primer proceso que interviene en la elicitación de estas emociones es la evaluación de las propias acciones, pensamientos o sentimientos como éxitos o fracasos en relación con una serie de estándares, reglas y metas. El éxito o fracaso percibido provoca la autorreflexión, la cual da lugar a un segundo proceso fundamental en la elicitación de estas emociones: la evaluación de las acciones, pensamientos y sentimientos como éxitos o fallos que dependen de uno mismo, es decir, la atribución interna de dichos éxitos o fallos. Esta atribución puede ser global o específica, es decir, referirse al yo en su conjunto o únicamente a la acción, pensamiento o sentimiento concreto.
    A partir de este modelo, Lewis distingue cuatro emociones autoconscientes: la culpa, la vergüenza, el orgullo y el hubris (arrogancia).
     
    emociones provocadas por autoevaluación negativas: vergüenza y culpa.
     
    La experiencia fenomenológica de la persona que experimenta vergüenza es el deseo de esconderse, de desaparecer. Es éste un estado muy desagradable, que provoca la interrupción de la acción, una cierta confusión mental y cierta dificultad, cierta torpeza, para hablar. A menudo la persona, a fin de librarse de la vergüenza, acaba recurriendo a mecanismos tales como la reinterpretación de los eventos, la disociación del yo, el olvido (represión) de la situación, etc.
    Las personas que sienten culpa también experimentan dolor, pero en este caso el dolor tiene que ver con el objeto del daño que se ha hecho o con las causas de la acción realizada. No es tan displacentera ni provoca tanta confusión como la vergüenza; tampoco lleva a la interrupción de la acción. La persona tendería más bien a moverse inquieta por el espacio, como si tratara de ver qué puede hacer para reparar su acción.
     
    emociones provocadas por autoevaluación positivas: orgullo y hubris.
     
    La experiencia fenomenológica de la persona que siente orgullo por algo es de alegría, satisfacción por ello; el sujeto se halla como atrapado, absorto, en la acción que le hace sentirse orgulloso. Al ser un estado positivo, placentero, el sujeto va a tratar de reproducirlo.
    Hubris designa una especie de orgullo exagerado. La persona se siente estupendamente, satisfecha consigo misma. Las personas con hubris, en general, provocan rechazo en los demás: este estado a menudo interfiere en los deseos y necesidades de los otros y es fácil que dé lugar a conflictos interpersonales.
     
    CUESTIONES A DEBATE EN LA ACTUALIDAD.
     
    sobre la culpa y la vergüenza.
     
    En relación a la diferencia entre culpa y vergüenza, existen tres posiciones fundamentales:
    · Según un primer punto de vista, muy extendido entre los científicos sociales, la vergüenza es una emoción más pública, una emoción que surge de la desaprobación de los demás y requiere de la presencia de los otros; mientras que la culpa es una emoción más privada, que surge de la propia desaprobación y no requiere de observadores externos.
    · Según un segundo punto de vista, una y otra emoción son elicitadas por distintos tipos de transgresiones o fallos. En términos psicoanalíticos, mientras que la culpa es el resultado de un conflicto entre el yo y el superyó o conciencia moral, la vergüenza surge de un conflicto entre el yo y el yo ideal.
    · Según un tercer punto de vista, defendido por Tangney, lo que diferencia a la culpa y la vergüenza no es tanto el tipo de evento antecedente como el modo en que la persona interpreta sus transgresiones o fallos. Mientras que en la vergüenza el foco de atención de la persona es el self (yo hice esa cosa horrible), en la culpa lo es la conducta (yo hice esa cosa horrible).
    La misma Tangney ha encontrado que si bien las transgresiones morales tienden a provocar culpa o vergüenza más o menos por igual, los fallos no morales, tienden más bien a provocar vergüenza.
    Pascual y cols. concluyen que bajo el término vergüenza en castellano se engloban experiencias emocionales provocadas, al menos, por tres tipos de situaciones:
    · Situaciones en las que hay un sentido de exposición.
    · Situaciones en las que hay un sentido de exposición y se ha cometido una falta más seria pero no moral.
    · Situaciones en las que hay un sentido de exposición y se ha cometido una falta también seria y de carácter moral.
    Los mismos autores señalan que bajo el término culpa se engloban experiencias emocionales provocadas por, al menos, dos tipos de situaciones:
    · Situaciones en las cuales la persona comete una falta que supone un daño para una tercera persona (culpa interpersonal).
    · Situaciones en las que la persona contraviene su propio sentido de lo que debe ser (culpa intrapersonal).
    Un aspecto en el que las diferencias entre la culpa y la vergüenza están más claras es el de sus tendencias de acción y, consiguientemente, sus implicaciones interpersonales. Mientras que la vergüenza provoca el deseo de escapar de la situación, de desaparecer, la culpa mantiene a la persona ligada a la situación interpersonal, señalándole el camino hacia la acción reparadora.
    Dos conjuntos de datos sugieren que los sentimientos de culpa son más positivos en el ámbito interpersonal:
    · La culpa tiende a asociarse con la empatía. La vergüenza, al focalizarse en el yo en su conjunto, deja poco espacio para la atención al sufrimiento ajeno, mientras que la culpa, al focalizarse en la conducta específica, favorece, en principio, que el sujeto atienda a las consecuencias de su conducta en los otros.
    · La vergüenza tiende a asociarse con la ira. La hostilidad que inicialmente se dirige hacia uno mismo fácilmente puede volverse hacia el exterior en un esfuerzo por proteger al yo.
    Sobre las implicaciones de la culpa en el ajuste psicológico existe un amplio debate, en el cual se dan básicamente dos posiciones:
    · Según la primera posición, que hunde sus raíces en Freíd, la culpa tiene un carácter muy negativo para el individuo. Dada su naturaleza fuertemente inhibitoria, su asociación con la necesidad de castigo y su tendencia a desencadenar múltiples mecanismos de defensa, acaba dando lugar a numerosos síntomas y conductas desadaptativas; su presencia es palpable en muchas patologías psíquicas.
    · Según una segunda posición, más reciente, la culpa tiene un carácter bastante menos negativo para la salud psíquica de lo que habitualmente se supone. Para Tangney, mientras que la tendencia a la vergüenza se asocia a diversos síntomas patológicos, la tendencia a sentir culpa no se asocia a un mal ajuste psicológico. Los efectos patológicos de la culpa se producen cuando ésta aparece fusionada con la vergüenza. Es entonces cuando la culpa lleva a la rumiación excesiva y al autocastigo.
    Por lo que se refiere a la vergüenza, existe un amplio consenso respecto a la asociación entre la tendencia a experimentarla y la vulnerabilidad a los problemas psíquicos: depresión, ansiedad, baja autoestima, trastornos de la alimentación y sociopatía subclínica.
    Tangney reconoce que en ocasiones, la culpa puede ser desadaptativa. E un modo muy sintético, se pueden distinguir dos tipos de culpa claramente diferenciados:
    · Culpa freudiana, que hunde sus raíces en la ansiedad asociada a la Transgresión y que incluye asimismo fuertes dosis de agresividad dirigida básicamente hacia el propio individuo, pero que también puede dirigirse al exterior.
    · Culpa empática, en la línea de la culpa depresiva postulada por Klein, frente a la culpa persecutoria y la culpa interpersonal estudiada por Hoffman: surge cuando la persona siente empáticamente el dolor ajeno y se percibe como el agente causal de dicho dolor.
    La experiencia de culpa freudiana, a través de mecanismos proyectivos, a menudo da lugar a la culpabilización de los otros y a la agresión contra los demás. Este proceso, que constituye un elemento perturbador de las relaciones interpersonales en todos los casos, en algunos puede llegar a ser realmente peligroso.
    Por otra parte, según Fromm los sentimientos de culpa favorecen el sometimiento del sujeto a las demandas de los demás, en especial, a las demandas de la autoridad, prestándose así a la manipulación del individuo en los más diversos ámbitos, desde el familiar al político.
    En cuanto a la vergüenza, hay que matizar que no todo en ella es desadaptativo. Posee también una importante función autorreguladora, ya que ayuda a las personas a evitar muchas transgresiones y conductas inapropiadas. La vergüenza protege contra la conducta inconveniente, y en tal sentido, es adaptativa, aunque en casos de exceso, deficiencia o pobre regulación, puede resultar desadaptativa.
     
    sobre el embarrassment.
     
    Dentro de lo que en castellano solemos designar habitualmente como vergüenza, los anglosajones distinguen shame y embarrassment. Este último término a menudo se traduce al castellano, sin más, como vergüenza, pero una traducción más correcta sería la de sentimiento o experiencia de embarazo, bochorno, apuro o corte.
    La mayoría de autores piensa que shame y embarrassment constituyen emociones diferentes:
    · Son distinguibles por la intensidad del afecto y la gravedad de la acción: shame se caracterizaría por una mayor intensidad, surgiría ante fallos más serios y, muchas veces, ante transgresiones de carácter moral. Embarrassment tiende a aparecer ante transgresiones sociales o meteduras de pata relativamente triviales.
    · Shame se asocia a la percepción de deficiencias en el yo esencial, mientras que el embarrassment se asocia a la percepción de deficiencias en el yo tal como se presenta en el exterior.
    · Difieren en su expresión corporal: las personas que experimentan embarrassment no muestran las expresiones corporales de alguien que quisiera esconderse, desaparecer, desintegrarse; más bien muestran movimientos corporales ambivalentes, de aproximación y evitación con respecto a los otros.
    En cuanto al tipo de eventos que la provocan, puede decirse que el embarrassment constituye la más social de todas las emociones autoconscientes: se produce casi sin excepción alguna en presencia de otros, por interacciones poco afortunadas, sensación de ser objeto de la atención ajena, por empatía, etc. Existen diversas posiciones sobre el proceso psicológico o dilema esencial que lleva a sentir esta emoción:
    · Para Miller, lo fundamental sería la evaluación negativa por parte de los otros.
    · Se produce cuando ciertos roles y guiones sociales implícitos se ven trastocados y las interacciones sociales resultan algo raras, torpes.
    · Lewis propone distinguir entre dos tipos de embarrassment: el provocado por la mera exposición a los otros y el provocado por una autoevaluación negativa.
    Los autores coinciden en que esta reacción emocional tiene una importante función social al servir como señal de apaciguamiento a los otros.
     
    sobre el orgullo.
     
    El orgullo surge cuando la persona valora positivamente su conducta en relación con unos estándares, unas normas o unas metas. Al ser una experiencia emocional altamente reforzante, va a favorecer futuras conductas similares, además de fortalecer la propia autoestima. Cumple, de este modo, una función muy importante tanto en la orientación de la conducta como en el desarrollo psicológico de la persona y en su bienestar subjetivo.
    Habitualmente sólo se habla de una emoción provocada por autoevaluaciones positivas: el orgullo. ¿No cabe distinguir ninguna más?
    · Lewis propone distinguir entre orgullo y hubris, en función de que la atribución de éxito sea específica (referida a la conducta) o global (referida al yo en su conjunto).
    · Tangney sugiere que existirían dos tipos de orgullo, paralelos a la distinción self/conducta que se da entre vergüenza y culpa: el orgullo relativo al self u orgullo alpha y el orgullo relativo a la conducta u orgullo beta.
    Última edición por t.barrie; 30/01/2010 a las 15:15

  2. #82
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    Cita Iniciado por Ritxi Ver Mensaje
    Tomás, muy interesantes los aportes

    De las emociones que nos apuntas hay algunas que yo no sabría como encajarlas en mi magia:

    -Asco
    -Ira
    -Miedo
    -Hostilidad

    Aunque buscando creo que un Mentalista en el juego de las cuchillas si que podría tocar el asco y el miedo.

    Pero la ira lo veo muy fuerte para un espectaculo, ¿a alguien se le ocurre donde podría encajar?
    Lo se ,lo se. En un principio no las había añadido, pero al final, ya puestos, las he colocado también por aquí. Excepto la hostilidad las otras, junto a la alegría,tristeza y sorpresa,son consideradas como emociones "primarias".

    En la del asco y la del miedo, me vino a la cabeza el mismo juego que a ti, el de las cuchillas,que hace poco hablamos de el (en el hilo de Potasy).

    La iray la hostilidad, pues la verdad que no se donde encajarla en una actuación. A no ser que las enfoquemos en algún espectador que nos toque los..
    Última edición por t.barrie; 30/01/2010 a las 15:17

  3. #83
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    Cita Iniciado por moss Ver Mensaje
    Pues ponte un 10.

    Esto es un tochopost y lo demás son coñas. ¿No lo podrías poner en PDF, verdad?.
    Subo aquí los cinco primeros temas superresumidos del libro Emoción y Motivación. La adaptación humana.(Fernández Abascal)
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    Última edición por t.barrie; 31/01/2010 a las 08:17

  4. #84
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    Y los otros cuatro, así si alguien tiene tiempo y se aburre...
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    Última edición por t.barrie; 31/01/2010 a las 21:34

  5. #85
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    Predeterminado Re: La variedad en la magia: las emociones

    es este punto coincido con magnano. Si la rutina consiste en la aparicion multiple de un mismo elemento, lo que debría causar las distintas emociones es la historia que se va desarrollando y si se desarrolla de una manera dinámica y entretenida lograra lo que dice magnamo, y nunca dejes de sorprender, cuando tus espectadores te hayan visto aparecer todas esas monedas y espera que aparezcan mas tu haces aparecer una mas grande o haces desaparecer todas. nunca dejes de sorprender. no permitas que adivinen tu proximo paso, debes estar siempre un paso mas adelante.

    saludos
    creando grandes emociones

  6. #86
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    Predeterminado Re: La variedad en la magia: las emociones

    Cita Iniciado por Coloclom Ver Mensaje
    emociones... supongo que una de las emociones más fuertes que conozco, es el sentimiento de culpa; pero no parece positiva en la magia
    hola la emoción que mas recuerdo como espectador fue la primera vez vi la cuerda rota y recompuesta..yo como espectador totalmente profano, sujeto la cuerda tal y como el mago me indica, entonces me dice corta, y yo corto,NO me dice el mago..iba a decir corta la respiración porque etc.... el sentimiento de culpa que sentí no se me olvidara nunca ,recuerdo que pensé " j...r, le acabo de estropear la magia". cuando aquella cuerda se recompuso fue verdadera magia entonces todo cuadro y la culpa paso a convertirse en alegría y sorpresa que alivio ver que la cuerda estaba entera. me sentí como un niño.

 

 

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