ignoto
17/03/2005, 11:00
Abro este hilo para ver si os apetece comentar un bonito juego del libro Extra Ligth (¿sescribe asín?), "Los cincos australianos".
Yo empecé a hacer este juego y, muy pronto, cambié los cincos por dos comodines iguales y la charla por una en plan policiaco, con los comodines primero como chivatos y, después, como policías con una charla mas elaborada.
Mas tarde cambié el principio y añadí una carta de cara blanca de manera que solamente cogía un voluntario al principio y otro después.
El segundo se encontraba con aquello de:
"Esta es la carta que tú has elegido."
"Yo no he elegido ninguna."
- Carta de cara blanca -
"Pos eso, ninguna."
Me pareció que eso le daba un toque cómico aunque perdía gran parte de su "fuerza" mágica.
¿Os parece justificado hacer perder "magia" a un juego para ganar en otros aspectos?
¿Créeis que es contraproducente?
Anoche lo hice dos veces ante dos grupos diferentes de profanos en las dos versiones (casi se me olvida quitar la carta de cara blanca, no veas la que se pudo liar).
Ninguno de ellos disfrutó más (ni menos) que el otro.
¿Es posible que los magos nos compliquemos demasiado a veces?
A ver...
Decid algo.
Yo empecé a hacer este juego y, muy pronto, cambié los cincos por dos comodines iguales y la charla por una en plan policiaco, con los comodines primero como chivatos y, después, como policías con una charla mas elaborada.
Mas tarde cambié el principio y añadí una carta de cara blanca de manera que solamente cogía un voluntario al principio y otro después.
El segundo se encontraba con aquello de:
"Esta es la carta que tú has elegido."
"Yo no he elegido ninguna."
- Carta de cara blanca -
"Pos eso, ninguna."
Me pareció que eso le daba un toque cómico aunque perdía gran parte de su "fuerza" mágica.
¿Os parece justificado hacer perder "magia" a un juego para ganar en otros aspectos?
¿Créeis que es contraproducente?
Anoche lo hice dos veces ante dos grupos diferentes de profanos en las dos versiones (casi se me olvida quitar la carta de cara blanca, no veas la que se pudo liar).
Ninguno de ellos disfrutó más (ni menos) que el otro.
¿Es posible que los magos nos compliquemos demasiado a veces?
A ver...
Decid algo.