No me vale. El mismo fin (ilusionar, extasiar, asombrar, ilusionar, maravillar) se puede conseguir también con seis compinches y un espectador.

La vida interna JAMÁS tiene que relacionarse con el efecto que causa un juego en el espectador. El efecto es resultado de la discrepancia entre situación inicial y situación final, no de la forma de resolver este camino (siempre y cuando la forma no sea visible, claro).