Si en magia de cerca te piden ver la otra mano cuando algo desaparece, como dicen por arriba, lo normal es que lo has hecho mal. Si lo has hecho bien, seguramente la estructura psicológica está mal pensada.

Pero hay espectadores muy incrédulos, y con la cara o la confianza sufiente, y si terminas con una desaparición, sin que la moneda reaparezca o se transforme, no se conformarán, y buscarán, y dirán que está entre los dedos, o en las manos... especialmente pasa esto con niños, pues no tienen miedo al ridículo ni intentan no molestar, lo toman como un acertijo.

Personalmente no creo en esta moda, para mi absurda, de que si el espectador quiere saber cómo lo has hecho, eso no es magia. ¿Acaso pretendemos que crean que tenemos poderes reales? Puede que mientras dure la pequeña ilusión, con suerte, consigas es supresión de incredulidad (y no con todos los espectadores), pero en cuanto el embrujo de la presentación desaparezca, su mente lógica aflorará y se preguntará cómo lo has hecho. Y mejor así, pues puede que ni le importe cómo haces tus trucos. Sí trucos, para el público hacemos trucos y no magia, y en la realidad también.

¡ES INEVITABLE! el espectador querrá saber cómo lo has hecho, es parte del encanto de la magia. ¿no te acuerdas de este sentimiento que es lo que te hizo enamorarte de la magia...? Sí conseguir hacer esos milagritos. ¿Cómo lo harán? ¡Hay, si yo pudiera hacerlo!... Si eso nos enamoró a nosotros, ¿por qué ese empeño en querer eliminar esa emoción del espectador?

Y entre amigos pasa más. Y la magia con monedas está especialmente indicada en ambientes íntimos.

Ya sabes ¿A trabajar! y a buscar recursos para salir del paso cuando te ocurra. Y te pasará muchas veces.