El miedo a que descubran cómo funciona mi material

[Pulgas]

Con frecuencia vemos en el foro consultas que expresan el miedo a usar una técnica o un material concreto por miedo a que el espectador “nos pille”. Por eso abro este tema, para debatir un poco sobre el asunto y dejar algunas cosas claras.

Que yo sepa cómo va no implica que el público lo sepa.
Frente a nuestro público, nosotros tenemos una ventaja clara. Sabemos cómo funcionan las cosas. Ellos no. Repito, ellos no.
Esa es la gran ventaja del mago y no podemos permitir que se vuelva en nuestra contra.

En general, la imaginación de quienes diseñan artilugios de magia va mucho más allá que el poder de detección que tiene el público. Es así por varias razones:

• Primero, porque, insertado en un juego o rutina, el espectador carece de tiempo para intuir cómo funciona algo.
• Segundo, porque tenemos a nuestro alcance suficientes herramientas como para poder anular la capacidad de observación del más avispado.
• Tercero, porque, por evidente que nos parezca, la mayoría del material empleado, bien utilizado, es indetectable.

Si analizamos estos tres puntos, podemos resolver parte de las dudas que nos surgen como magos y, al mismo tiempo, trabajaremos con mayor confianza.

Pasan muchas cosas.
En un juego o en una rutina pasan tantas cosas, que el espectador se ve obligado a centrarse en qué está ocurriendo y, aunque lo desee, el cómo se está haciendo pasa a un segundo plano. Para saber cómo se hace, el espectador tiene que ver qué se hace, con lo que, si el ritmo de nuestro juego es el adecuado, cuando quiere plantearse interrogantes ya está centrado en lo siguiente que sucede. Es decir, hemos de estudiar muy bien los tiempos, el ritmo, lo que hacemos.
Si dejamos que el espectador piense cómo, estamos fallando en algo: o en el diseño del juego, que pierde intensidad, o en la ejecución, que deja tiempos muertos para que el público se evada.

Herramientas a mi alcance.
El segundo punto tiene mucho que ver con cómo llevamos a la práctica el juego. cómo utilizamos nuestras técnicas de distracción, cómo centramos la atención del espectador donde queremos y no donde él desea.
Es, quizás, el punto más complicado y la frontera que separa a un hacedor de trucos de un mago que transmite emociones.
En este punto es donde decimos con frecuencia que se mezclan el mago como manipulador y el mago entendido como psicólogo.
El mago manda en la sesión. Debe mandar siempre en la sesión. Si lo hacemos así, el público será obediente a sus indicaciones (muchas de ellas indirectas) y los riesgos disminuirán considerablemente.

Aprendo a utilizar el material
En cuanto al tercer punto, el que hace referencia al material, podemos comentar también algunas cosas.
Quien empieza con esto de la magia, se sorprende muchas veces de lo tosco que es el material. Le sorprende mucho, muchísimo, “lo malo” que es (sobre todo si hablamos de magia de escena) y elimina de su repertorio muchos juegos, convencido de que lo que tiene en sus manos es imposible que funcione. Sin embargo, ese mismo material, en otras manos, no ofrece ninguna complicación. Y, con frecuencia, eso es así desde hace muchos, muchísimos años (en el caso de determinados materiales, un par de cientos, o más).
La confianza con la que lo utilicemos nos dará la razón o convertirá la sesión en un auténtico infierno.
Nos vemos obligados a enlazar con los puntos anteriores. El ritmo, el tiempo, y las herramientas del mago.
El mayor problema es que nos dejamos arrastrar, nos entran miedos y complejos. Todo nos parece tan evidente… Y, sin embargo, nosotros que ya estamos un poco dentro de este mundillo, nos dejamos engañar cuando vimos a un mago ejecutar ese juego. ¿Qué razón hay, pues, para pensar que a mí me a pueden dar con queso y yo no puedo hacer lo mismo?

[Pulgas]

Debo esperar al momento en el que esté preparado.
Vistas las cosas tal y como las he presentado en los puntos anteriores, da la sensación de que todo es muy sencillo. Lo es y no lo es.
Lo es, si yo tengo la seguridad, la tranquilidad, de que puedo con algo (con el material o con el juego).
No lo es, si ese material o ese juego me vencen, si derrotan a mi subconsciente y no me permiten sentirme tranquilo, relajado.
Si ocurre este segundo supuesto, sencillamente no estoy aún preparado para llevar a escena ese juego. Por mucho que me guste, debo esperar. Todo llega, y la magia es como una escalera que hay que ir ascendiendo peldaño a peldaño. Tener prisa en este punto es un auténtico error.
El ensayo nos permitirá saber cuándo estamos preparados: cuando seamos capaces de hacerlo con absoluta naturalidad, cuando, tras hacer el análisis más crítico posible, veamos que tenemos la soltura suficiente como para hacer el juego sin ningún problema una y otra vez. Y aún así puede que nos surjan problemas después, con público real, pues ahí entrarán en la lid otros factores como el miedo y la presión del público.

Naturalidad.
De todo lo que he comentado antes, puedo extraer una conclusión que se resume en una palabra: naturalidad. Naturalidad a la hora de actuar. Naturalidad a la hora de utilizar los objetos. Naturalidad al llevar a la práctica determinadas técnicas, por más escandalosas que nos parezcan.
Insisto: a otros les funcionan: si las hago bien, a mí también deben funcionarme.

[lossar]

Fernando, tu disertación como siempre exhaustiva y llena de detalles.

Desde mi punto de vista el mayor escollo con el que me encuentraba por ese temor a que me descubrieran era yo mismo. Muchos juegos, reconozco que no les hacia pues ,me parecian tan evidentes que ni siquiera lo intentaba. Ese escollo le salve hace tiempo cuando viendo actuaciones de esos mismos juegos que yo habia deshechado, realizados por otros magos, y me sorprendia de como era posible que lo que para mi era evidente, el público ni lo veia. Lo que para mi habia sido "descarado", para el público habia sido "invisible". Es entonces cuando empiezas a darte cuenta que tu perspectiva es completamente distinta, de que tu ves con ojos de mago.

A partir de ese momento, empecé a "estudiar" esos juegos (no olvidarse de ello) y os aseguro que las satisfaciones que me han dado son infinitas.

[tofu]

Como siempre, Pulgas, tus aportes en el foro son increibles y nunca podremos agradecerte lo suficiente lo mucho que nos ayudas.

Teniendo en cuenta que todavía soy un pipiolo y desconozco la mayoría del material utilizado para hacer magia, así como su funcionamiento, lo que a mí me preocupa no es en sí el hecho de que se descubra como funciona mi material, si no que utilizar ciertos objetos despierta unas sospechas que dificilmente podremos disipar.

Cuando era más profano de lo que soy ahora, no me gustaba la magia en la que se utilizaban ciertos aparatos y objetos, sobre todo en magia de escenario, no tenía ni idea de como era el funcionamiento de dicho objeto, pero estaba claro que ahí había gato encerrado, con lo cual, no me emocionaba ni lo más mínimo ni sentía ningún tipo de sorpresa, por mucho que la puesta en escena fuera muy buena, no conseguía percibir esa sensación de haber presenciado magia, como por ejemplo me pasaba con la magia de cerca.

Quizá me estoy desviando del tema inicial y no me gustaría ensuciarte el hilo, así que si crees que este no es el momento, ni el lugar adecuado para debatir este tema, puedes borrar todo esto y proseguir con el hilo.

Un saludo.

[jatubio]

y me sorprendia de como era posible que lo que para mi era evidente, el público ni lo veia. Lo que para mi habia sido "descarado", para el público habia sido "invisible".

Yo que estoy empezando y aun tengo mucha más mirada de profano que de mago, a pesar de saber que todo juego tiene un "truco", te aseguro que cuando veo vídeos por internet de gente que es muy mala.. sí, de esos que te van a enseñar un truco y casi se le caen las cartas de las manos (vamos, "magos" como yo), a pesar de todo la mayoría de las veces no consigo ver nada raro. Sólo cuando conozco el "truco" es cuando a veces y con dificultad, consigo verlo.

Lo que quiero decir es que a diferencia de los magos, el profano no sabe dónde mirar y sobre todo, no sabe en qué momento mirar para encontrar el truco. De ahí que es normal que ni se den cuenta. Viendo comentarios en vídeos de Piedrahita o Tamariz, hay algunos "listillos" que empiezan a decir "el d*** l*** se le ha notado un poco". Claro, lo nota el que sabe en qué momento va a ocurrir y dónde tiene que mirar.. Pero para un profano, a pesar de estar a 10 centímetros de la baraja, es una vuelta de una carta y nada más.

Sobre todo, lo que sí es verdad es que hay que hacerlo con naturalidad. En algunos de los vídeos de este foro, sí que a los que están comenzando, en un momento concreto de su rutina o juego, se les nota "algo raro" y aunque no sabes qué ha hecho, intuyes que en ese momento estaba el truco. Pero creo que es porque nuestro subconsciente a detectado un movimiento extraño y eso es porque no ha sido hecho con naturalidad, no porque tengamos ojos de lince.

[Pulgas]

tofu, en absoluto tu comentario se aleja del espíritu del hilo. Lo que he comentado no quita, para nada, el que los magos debamos someter a revisión constante y cruel el tipo de material que utilizamos: su estética, los mecanismos empleados, el grado de conocimiento del público.
Deberíamos ser más autocríticos, y deberíamos ser capaces de personalizar nuestyros juegos (desde el punto de vista del material) para que, usando lo mismo que otros emplean, dé la sensación de que es un objeto completamente distinto, único, nuestro.
Entonces sí estaremos haciendo mucho porque la magia avence y, desde luego, el público nos lo pondrá mucho más fácil: habremos alejado buena parte de sus sospechas.

[Pulgas]

Si me lo permitís, voy a ilustrar con una anécdota una parte de lo que he dicho. Me gustan las anécdotas porque ayudan a fijar conceptos.
En uno de mis espectáculos de sala hago el juego de la taza en la que la leche se convierte en confeti.
Hace tiempo estaba en casa retocando la pintura de la taza, cuando sonó el timbre de casa. como no esperaba visita, no escondí el material. Lo cierto es que entraron mis padres y, al cabo de un rato, mi madre entró en la habitación donde andaba yo de pintor, vio la taza, la reconoció, la miró con cara rara y comentó: "Hijo, ¿vas a cambiar el número de la leche? Es que, como veo que has fabricado una taza de broma..."
Mi madre habrá visto el juego un montón de veces y no sabe cómo se hace. Sin embargo, al ver el artilugio verdadero, fue incapaz de reconocerlo como tal. Es tan cutre, tan evidente, tan... que no podía imaginarse que aquello fuese lo que utilizo una y otra vez.
Cualquiera que se acerca a ese material por primera vez piensa... "Si uso esto me pillan fijo, fijo." Luego, una vez hecho (si está bien hecho), resulta que funciona, que nadie se imagina que van por ahí los tiros, y que es indetectable.
Y, como muestra, este botón.

[tofu]

El hecho de utilizar una taza, una jarra, una bombilla, o cualquier objeto cotidiano, no me parece tan fuera de lugar porque al fin y al cabo, son objetos que todos tenemos a mano, podriamos llamarlos "normales" y el atribuirles propiedades mágicas los hace especiales. A mí si que me sorprende ese tipo de mágia, lo que me parece más extraño son algunos tipos de cajas, bolsas y toda clase de aparatos extraños tipo guillotinas etc...

Creo haber leido en otro hilo, y si no recuerdo mal fuiste tú, Fernando, que recomendabas al utilizar un objeto contar una historia en torno a el, hacerlo tuyo y que para tí tiene ciertas propiedades mágicas... La idea me parece muy buena, pero seguramente mi falta de experiencia y el hecho de que yo sólo utilizo la baraja, monedas, dados, gomas y poco más, me hace verlo de otra manera y me sigue pareciendo que ciertos objetos "cantan" demasiado como para que el espectador no sospeche nada.

Quizá lo que me haga falta es ver más magia de este tipo y olvidarme un poco de los prejuicios... Así que ya sabes, si algún día e apetece subir algún video, avisa.

[Pulgas]

Por ahí van los tiros, tofu (no en subir el vídeo, sino en cómo presentar determinado material).
Los objetos que "cantan" pueden ser fácilmente adaptados a nuestros tiempos. Muchos de ellos llevan estáticos desde el siblo XIX y hoy carecen de sentido. Muchas de las decoraciones no tienen nada que ver con el conjunto de nuestro material, ni con la rpesentación que hacemos.
Una manera de evitar ese problema es integrarlos en el espectáculo (mediante una historia, por ejemplo). Otra, quizás mejor (como decían antes) someterlos a revisión: utilizar el mecanismo, pero cambiar su forma. Ambas nos obligan a estruhjarnos el cerebro.

En cualqueir caso, y por retomar la idea del hilo, si ese tipo de materiales (que canta mucho) podemos utilizarlos sin problemas (y los utilizamos) cuánto más una caja de bvronce (Okito, por ejemplo) o una carta especial.
Y ahí es donde veo mucho miedo en varios de los foreros. Un miedo un tanto ilógico a que les pillen. Por eso la insistencia en que alejemos los fantasmas, y la mejor manera de expulsarlos es ensayar mucho y trabajar la naturalidad.

[hakan di milo]

muy buenas palabras pulgas como siempre