Diez claves para diseñar un espectáculo de público familiar

[Pulgas]

8.- Iluminación y sonido.

Cuando nos contratan para llevar a escena un espectáculo de tipo familiar, podemos encontrarnos con muchísimas posibilidades a la hora de ubicarlo en el espacio.
En ocasiones lo haremos en teatros, o en salones más o menos grandes. Otras veces, tendremos que representarlo en la calle, o en…
Lo cierto es que el lugar nos marcará las condiciones acústicas y las referidas a la iluminación.
Si estamos en sala, por ejemplo, lo normal será que reforcemos el lugar con un pequeño equipo de iluminación, pues las condiciones habituales no suelen ser las mejores para que luzca el espectáculo.
En el caso de que trabajemos en la calle, puede que sea conveniente que reforcemos nuestra voz a través de un micrófono y un amplificador de sonido.
Vamos a ver algunos apuntes, muy básicos, para tratar cada uno de estos apoyos técnicos.

El uso del micrófono:
¡La cantidad de gente que lo utiliza, y la cantidad de gente que lo usa mal!
Empecemos desde el principio.
El micrófono está concebido para amplificar nuestra voz. Así, pues, no es necesario gritar al micrófono. Normalmente valdrá con subir el volumen y se nos oirá perfectamente.
Si estamos diseñando un espectáculo, y sabemos que en un porcentaje alto de las ocasiones usaremos micro, conviene que lo tengamos en cuenta en el momento de ordenar nuestra gala.
¿Qué tipos de efectos vocales vamos a incluir? ¿Gritaremos? ¿Bajaremos mucho el tono de voz?
Estos pequeños detalles deben ser informados al técnico, para que sepa en qué momentos tiene que regular la potencia, a fin de que no incomodemos a la audiencia con gritos desmedidos, o no bajemos tanto el volumen como para que no se nos escuche con corrección.
i estamos haciendo autocontrol, bastará con que nosotros mismos regulemos, pero desde nuestro cuerpo.
Un grito teatral no tiene porqué significar un aumento bárbaro de sonido. A veces basta con que se eleve un poco el volumen, y nuestro cuerpo indique que estamos gritando. Sin hacerlo, la sensación del público será la de que acabamos de dar un alarido de aquí te espero.
Lo mismo ocurre cuando lo que pretendemos es bajar el volumen: cambiando la entonación y la expresión, damos a entender que hemos hecho un aparte, y así lo comprenderá el público, que oirá estupendamente.

Lo ideal es que utilicemos micrófonos inalámbricos. Ahora están de moda los de diadema (o los de gafas), que discurren desde la oreja hasta la boca a través de un brazo que acaba en el micro. Yo, personalmente, sigo trabajando con los de corbata (aunque, lo reconozco, tiendo a trabajar sin micro allí donde sé que se me va a escuchar bien).
La elección del micro es muy personal, y está condicionada a la costumbre y a las cuestiones económicas.
Cada micro responde de una manera diferente, pero, en general, es bueno que tengamos en cuenta que:
No se debe pegar demasiado a la boca, pues, al tiempo de no permitir un sonido limpio, recogerá la respiración, con lo que crearemos una sensación de agobio en el público no deseada.
No debe estar más lejos de la boca de lo que indica el fabricante, pues se nos escuchará peor.
Las baterías hay que cambiarlas tras cada función. Nos pueden servir para otros aparatos, pues no se habrán vaciado, pero no nos valen para el micrófono. Un micro con poca pila es un micro que pierde potencia.
En función de dónde estés, puede acoplarse el micrófono (ese pitido fuerte y desagradable, que hace todo el mundo se tape los oídos). Puede estar motivado por tu colocación en relación a los altavoces. No te acerques a ellos, evitarás parte del ruido (en realidad es más complejo, pero este suele ser el problema fundamental).
Si te sale voz de “lata” puede deberse a varios factores: el micro es malo: no hay nada que hacer; tienes altos los “medios”: bájalos, mitigarás el problema.
Déjate asesorar siempre por los técnicos: saben más que los magos, igual que los magos sabemos más de magia que los técnicos.
¡Uf, qué largo!

La iluminación y otras cosillas de sonido, en otro momento.

[Pulgas]

Para cualquiera que desee ampliar información sobre el micrófono, se ha abierto en este mismo subforo un apartado específico sobre el tema.
http://www.magiapotagia.com/showthread.php?t=26763

Y ahora, vamos a charlar un poco por encima de la iluminación.
Cuando iluminamos nuestro espectáculo, lo que pretendemos es que la gente nos vea bien. Accesoriamente podemos utilizar efectos de iluminación como cobertura para determinados juegos, pero la función básica es que se nos vea bien
El exceso de luz cansa al público (le “quema”), con lo que, antes o después, apartará la vista del escenario y se perderá parte de lo que hacemos.
Una luz escasa cansa al espectador: le obliga a hacer un sobreesfuerzo para distinguir materiales y acciones, con lo que, antes o después, apartará la vista y se perderá parte de lo que hacemos.
Si no deseamos que eso suceda, si queremos que estén pendientes de nosotros, de lo que hacemos y de cómo lo hacemos, debemos conseguir el punto óptimo de iluminación en nuestro espectáculo.
Lo deseable es que se nos vea bien, sin brillos y sin sombras, pero eso sólo lo conseguiremos en locales que estén muy preparados para ello (teatros, esencialmente).
Si tenemos la suerte de trabajar en un teatro, podremos diseñar nuestra iluminación dividiendo el escenario en seis cuadrantes (si podemos hacerlo en nueve, triunfamos fijo).
Iluminaremos dividiendo el escenario en dos partes (izquierda o derecha) y en otras tres: delantera, central y trasera. Cada una de esas partes debe llevar su focos (tres, como mínimo, dependiendo de las dimensiones del escenario), con lo que estaremos iluminando la totalidad del espacio y “mataremos” las sombras indeseables.
Si pedimos ayuda a un técnico de iluminación para que nos haga un plano de nuestro espectáculo, lo tendremos todo hecho, pues en salas bien dotadas basta con que entreguemos el plano a los técnicos del teatro, para que ellos hagan el resto del trabajo.
Como esto no será lo normal, vamos a dar algunas claves para iluminar de forma “más casera”.
Intenta que la luz se centre en la zona en la que vas a actuar, sin que se salga de ella. Si la luz rebota en las paredes, fuera de la zona escénica, deslumbrará y cansará al espectador.
No te salgas nunca de foco. Sabes que estás fuera de él cuando dejas de estar deslumbrado. Si estás fuera, el público no te verá bien. O crearás un desagradable efecto de contraluz (desagradable, salvo que esté buscado a propósito).
Asegúrate de que todos los veladores u objetos que utilices están en zona de luz. No hay nada peor que ver cómo alguien sale de foco cada vez que cambia de aparatos.
Si vas a jugar con el público, ten previsto que necesitas iluminar la sala. No sólo para que se vea lo que hace, sino para evitar que el espectador avance a oscuras hacia el escenario.
Si vas a utilizar juegos de colores (es decir, si tus focos tienen filtros –o gelatinas-), elígelos en función de las sensaciones que desees crear: ambientes más fríos, más cálidos.

Como se nos escapan muchas de las cosas referentes a iluminación y sonido, echar mano de un técnico que nos asesore es la mejor opción. Los magos tendemos a creernos autosuficientes y al final dejamos muchos flecos en nuestro espectáculo. Flecos que, de haberlos cuidad, harían que nuestras galas mejorasen mucho en cuanto a presentación y resultado final.

[Pulgas]

9.- Los imprevistos.

A lo largo de una sesión de magia, pueden surgir muchos imprevistos. Sin embargo, el riesgo de que estos se produzcan es mucho mayor cuanta más heterogéneo sea el público.
El aglutinar a distinta personas, de edades diferentes, de condiciones culturales distinta, de intereses diversos, etc. facilitará el que pueda haber comentarios, interrupciones y otra serie de imprevistos. Sobre todo si el espectáculo responde a un evento familiar, donde el gracioso de turno o el pasado de copas pueden tratar de convertirse en protagonistas a costa de nuestro espectáculo.
Si las interferencias se producen por parte de alguna persona adulta, hemos de tener en cuenta la presencia de niños a la hora de responder a la provocación. A veces, lo que tenemos diseñado como contestación cuando nuestro espectáculo se dirige a los adultos, no es conveniente utilizarlo con peques en la sala.
De igual manera, si la injerencia la protagoniza un peque, habremos de saber valorar que hay adultos presentes, que ellos pueden resolver la contingencia, y que (quizás) con sólo llamar la atención al adulto, él se encargue del menor.
Si no es así, si el menor se crece porque los de su entorno “le ríen la gracia”, repréndele, con severidad, pero con elegancia. Que sea de una manera firme, pero que nadie pueda sentirse ofendido.
Ten en cuenta que en este tipo de sesiones, si te metes con uno, te metes con toda la familia y, ni te interesa, ni te va a ayudar a resolver el problema.
Otro imprevisto con el que podemos encontrarnos es que, precisamente por existir vínculos familiares entre la audiencia, la elección de colaboradores para algún juego puede resultar complicada.
Con relativa frecuencia, un niño o una niña se niegan a que su padre o madre suban al escenario, bien por no quedarse solos, bien, por temor a que, aquel a quien quieren, se vea en una situación comprometida. Un poco de mano izquierda nos resuelve ese tipo de complicaciones.
En general, las familias van a pasárselo bien. No les interesa destacar por cuestiones negativas (se ve comprometido el grupo entero) así que su comportamiento no suele generar conflictos serios.
Da a tu espectáculo un tono apto para todos los públicos y escucha las recomendaciones que te pueda hacer alguien, al finalizar, sobre la conveniencia de uno u otro comentario, sobre la estimación que hacen de los juegos que has presentado. Escucha con atención, puede que te den pistas sobre cosas en las que no has pensado. O puede que no te aporten nada. Si es así, no te preocupes, el espectáculo es tuyo y tú decides, pero es bueno que todos tengan la impresión de que han sido escuchados.

[Pulgas]

10.- El final de la sesión.

Al margen de incidir en que el final de la sesión debe ser apoteósico (el espectador guarda en u memoria con mayor frescura lo último que ve), comentaré otros aspectos.
Cada vez más, soy un obseso de ir guardando el material según voy dejando de necesitarlo. A ello me ha forzado la frecuencia de avalanchas de los peques en las sesiones de magia infantil. de esta manera, si el público viene a verme justo después de la despedida, me despreocupo de que puedan ver lo que no deben y, sobre todo, evito el riesgo de deterioro o “pérdida” del material.
En otro orden de cosas, me gustaría centrarme ahora en el saludo final, algo muy estudiado en el mundo del teatro y poco medido en la magia.
El saludo es una deferencia hacia el público. Los espectadores has estado viendo nuestro espectáculo y en el momento de los aplausos tiene la oportunidad de valorarlo. Nuestro deber es estar ahí, recibir los parabienes y aguantar las broncas (espero que no se produzcan) en el caso de que no haya salido según lo previsto.
Un final ensayado, incorporado al espectáculo como un número más, siempre es de agradecer. Tiene que ser flexible, pues la intensidad de la ovación variará de un día a otro, pero a mí me parece que es una actitud correcta por parte del artista.
Ya fuera de escena, escucha lo que tengan que decirte. Lo normal es que se acerquen y te feliciten si todo ha salido bien. Agradece los elogios, pero no te muestres engreído.
Puede suceder que alguien te haga algún comentario: cosas que no le han gustado; algo que, en su criterio, no es apto para todos los públicos. Escucha con paciencia: ellos te han estado atendiendo a ti durante el rato que dura tu gala.
Si no estás de acuerdo en algo que te comenten, no discutas: posiblemente no sea el momento adecuado para tratar de convencer a nadie. Yo tiendo a agradecer el consejo y a asegurar que lo meditaré con atención.
Despídete de todo el personal que te ha ayudado: organizadores, técnicos, etc. y, antes de irte, echa un último vistazo por si has olvidado algo de material.
Trata de dejar buena impresión siempre: quizás en ello te vaya una nueva fecha para trabajar.

[joweme]

Si las personas presentes se dislocan por diversos motivos, cosa que puede suceder en ciertos hambientes como controlariais la situacion. Esto es un punto por el cual deveriamos tener las cartas sobre la mesa, nunca mejor dicho y a tener en cuenta puesto que eso no deberia suceder dentro de lo normal.

[Pulgas]

¿A qué te refieres con "dislocarse"?

[joweme]

Puede dar el caso de que en la actuacion te interumpan por diversas causas como por ejemplo un señor con copas de mas y no se le puede echar del habitaculo. Es un ejemplo que podria dislocar al publico y aruinar tu actuacion aunque seguro que se pueden dar otros factores de disloque. Tube la oportunidad de ver eso en una ocasion y creeme que no es agradable para nadie.

[tofu]

No sabes como me he acordado de tí ,Pulgas y de tus aportaciones al foro.

Esta misma mañana un compañero de trabajo me contaba que en las fistas de su pueblo, (un lugar de la Mancha cuyo nombre no quiero acordarme) actuó un mago y uno de los juegos, era con una cartera llena de dolares.
Al terminar el juego, le pidió a uno de los niños que tenía cerca que le sujetara la chaqueta y prosiguió con el espectaculo que según mi compañero estuvo muy bien y arranco muchos aplausos, pues bien, al finalizar y recuperar la chaqueta le faltaban los dolares de la cartera y se monto un follón impresionante, todo el mundo intentando averiguar quién se había quedado los dolares y al final aparecieron varios de ellos, pero no todos.
Todo el suceso empañó bastante la velada y la lástima es que dicho mago, será más recordado por el robo de los billetes que por su bonita actuación.

Esto me ha hecho recordar algún post tuyo donde recomiendas tener controlado el material para evitar su deterioro o "pérdida" igual que comentas en el punto nº10.

Por cierto, muy bueno el post.

[Pulgas]

(Edito: estoy respondiendo a Joweme, que se me coló tofu en medio)

Es decir, que hablamos de espectadores incómodos.
Cada quien tiene su fórmula para tratar estas situaciones, y hay algunos hilos abiertos al respecto, pero como se puede considerar dentro de los "imprevistos" de la sesión, podemos ahondar un poco en ello.
Frente a un espectador impertinente, creo que hay dos claves que deben ir paralelas:
Una, la serenidad del mago. No podemos dejar que nos coma terreno, que se nos vea alterados.
Dos, anular al personaje en cuestión.
Las circunstancias se multiplican en cuanto a causas y efectos cuando hablamos de público familiar. En un evento familiar (las famosas bodas, bautizos y comuniones) es posible que parte del público se una a la broma y se pongan de parte del alborotador. Si es así, mucha mano izquierda, porque no nos interesa ganarnos la enemistad del auditorio.
Si podemos integrar su payasada saliendo airosos, adelante: ganaremos puntos de cara a los demás. No es fácil y requiere muchas tablas.
Si no nos vemos capaces, un toque de atención e intentar que sean lo demás quienes se hagan cargo de la situación. No es pasar del tema, sino recabar la colaboración de los otros.
Si la situación perdura y las condiciones de trabajo se hacen imposibles, la amenaza directa de suspender la función. Siempre habrá alguien que quiera seguir disfrutando y medie en el conflicto. Y, si no lo hay y no veo forma de salir del aprieto, prefiero recoger mis cosas y marcharme con dignidad.
No se me ha dado nunca ese caso tan extremo.

Si son otras las circunstancias, soy de la opinión de que nunca debe ignorarse lo que sucede en la sala: si se cae una bandeja con copas, no puedo ser el único que no se dé cuenta de que se ha caído. He de buscar cómo integrarlo, cómo salir del paso y retomar mi juego. Es una faena si sucede en el momento del clímax, pero el juego ya está arruinado, así que a intentar recuperar el ritmo para el siguiente.

[Pulgas]

Esto me ha hecho recordar algún post tuyo donde recomiendas tener controlado el material para evitar su deterioro o "pérdida" igual que comentas en el punto nº10.

¡Qué poca importancia le prestamos a este punto y la de problemas que podríamos resolver si lo cuidásemo un poco más!
Dejar las cosas a buen recauso es una garantía de que mañana podremos volver a actuar con nuestro repertorio habitual, sin quebraders de cabeza ni cambios de programa de última hora.