No puedo hablar por los demás así que os cuento mi caso.
No todos los juegos causan el mismo impacto en el espectador (por suerte, si todos fueran "fuertes" el espectáculo se volvería monótono) por lo que a base de experiencia y tablas uno acaba decidiendo cuando hacer una pequeña pausa para recibir aplausos.
Si al cabo de un segundo no vienen, se sigue con el texto.

Misteriosamente, cada vez que cuento un cuento me aplauden. Como si el final del cuento disparara el aplauso.

Cuando el público se queda sin saber si aplaudir o no puede ser porque la pausa para los aplausos no esté marcada.