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24/08/2009, 12:34 #1
Pensamientos de un escritor fustrado.
El bar estaba sucio y desordenado. No había rótulo en la entrada y el callejón dónde se encontraba parecía no haber recibido la visita de una escoba en los últimos veinte años. Una única ventana iluminaba la estancia y cinco mesas se distribuían desorganizadas recogiendo grupos de hombres que, absortos al ambiente que les rodeaba jugaban al póker mientras bebían. El aire estaba cargado de humo denso y olía a grasa quemada. La barra, frenesí constante de vasos de whisky y botellines de cerveza, no estaba mucho más limpia que lo demás, y tras ella descansaba un hombre pálido de aspecto lánguido y poco saludable que daba a entender cansancio al levantar el brazo para servir algo. Unos altavoces colgaban del techo, quizás conectados a algún estéreo que en otros tiempos hubiera sonado, pero en aquel momento el grito del grupo de jugadores de póker reinaba la sala, que permanecía más o menos en silencio.
En la esquina más oscura, donde casi no llegaba la luz, tras una mesa de escasa amplitud descasaba una mujer de extraña fiereza. Tenía una belleza salvaje, inhumana, permitía un miedo a lo desconocido que sólo unos pocos serían capaces de vencer. Vestía de negro y la ropa se le ajustaba a las curvas, acompañando su pelo del mismo oscuro azabache. Los ojos eran una impenetrable barrera que le imprimía una extraña ilusión de fuerza, de frialdad, capaz de hacer pensar al mismísimo Don Juan el entrar al acecho. Sus labios perfilaban una inexpresiva sonrisa que calmaba su sed con el vaso de vodka. La primera impresión que esa mujer dio fue de un pánico terrible enmascarado en la más absurda de las bellezas. El bar inclinaba su cabeza al unísono desordenadamente para ver el mínimo movimiento que la mujer hacía.
Dos necesarios focos alumbraban desde el techo, justo enfrente de la ventana y creaban una mínima luz para entrever si alguien intentaba robarte la cartera. Al otro lado, ajeno al ambiente de secretismo y mafia que el bar recogía se encontraba un hombre de aspecto caótico. Vestía una americana raída y una camisa que en otros tiempos debió ser blanca, ahora amarillenta por el paso de los años. Frente a él descansaban, sobre la mesa folios manchados de renglones rotos y poemas sin acabar. El desorden de aquellos folios era tal que ni él mismo encontraba un hueco para escribir lo poco que las musas le regalaban. Tenía una nariz angulosa que inclinaba hacia el papel cada vez que escribía, manchando de grasa sus frases. Le crecía barba de varios días y era evidente que necesitaba una buena ducha. A pesar de ello, rozando la treintena en años, aquel hombre tenía un aspecto atractivo. Mientras bebía de su cerveza tachaba frases de poemas melancólicos dedicados a antiguos amores que el viento arrancó de sus manos, haciéndole fracasar en la vida. Sentía en su corazón un grave dolor que ni siquiera él era capaz de imprimir sobre el papel e incluso a veces, mientras escribía, las lágrimas empañaban las esquinas de sus hojas. La pluma arañaba el folio incesable mientras se fijaba en la extraña mujer de la esquina. Le impresionó la frialdad de sus ojos, el pánico que en él producía y decidió convertirla en la musa de esa tarde, esperando que la inspiración llegase de la fuente de las palabras.
Después de líneas de metáforas sobre la extraña mujer pensó que esa belleza de naturaleza incalculable no podía ser fruto más que de un despiadado dios que jugaba con sus sentimientos, pero empujó al vacío ese pensamiento, recordando que el trabajo no se debe mezclar con el placer, y pese a su sentimental corazón decidió no enamorarse de ella. Se levantó a por una cerveza mientras vaciaba el botellín anterior, depositándolo sobre la barra. Alguien golpeó la mesa con brutalidad tras una jugada fallida, pero nadie prestó atención a lo ocurrido. Se deleitó con un trago de la cerveza y se dirigió de nuevo a su refugio al lado de la ventana, deseando acabar los párrafos que su nueva musa le estaba regalando, pero al mirar hacia la esquina, buscándola entre las sombras, ella había desaparecido. Centró su vista sobre los folios de nuevo con el corazón encogido y cerrando los párpados para intentar evitar la lágrima que ya caía sobre su mejilla solo fue capaz de escribir: “Mierda, me he enamorado”.
Andreu Navarro López.Última edición por magomurga; 24/08/2009 a las 15:29 Razón: Editado por REESTRUCTURACIÓN DE PÁRRAFOS!!!!
Es usted mago. ¿Quién iba a creerle?
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24/08/2009, 14:37 #2
se te ha roto la tecla del enter?
al texto, he hechado de menos puntos y aparte, el estilo es un poco negro como yo lo llamaria, no se que opinaran los demas, pero esta bastante bien, si utilizas el metodo de depuración del texto esto se puede convertir en una autentica joya, releelo, tacha lo que no te guste o lo que no sea necesario, y utiliza un poco el enter por favor
un saludoLas grandes rutinas nacen en el retrete.
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24/08/2009, 15:25 #3
Cierto que me olvidé de distribuir párrafos... esque con la euforia de las palabras me cegué....
Es usted mago. ¿Quién iba a creerle?
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24/08/2009, 15:55 #4
mucho mejor, donde va a parar, sigue así que esta muy bien
Las grandes rutinas nacen en el retrete.
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24/08/2009, 17:26 #5
el texto en si tiene sus fallas, pero independientemente a eso, lo iesencial es invisible a los ojos, la historia es excelente, me atrapo, la descripcion del lujar y de las personas, quizas un poco reiterativo, pero lo unico que te puedo decir es que tienes el talento, trata de perfeccionarlo y el mundo hablara de vos, y lo mas importante, todavia estas enamorado de esa persona.
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24/08/2009, 17:28 #6
Pensamientos de un escritor fustrado.
Te volvviste loco con este titulo.
te recomiendo "pensamientos de un escritor enamorado", no olvides que tienes el don
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24/08/2009, 21:37 #7
Me encantaría que si no es excesiva molestia, esos fallos que subrayais los pusieseis. Si algo no suena bien, decídmelo, si algo queda mal, decidlo, si sobran o faltan palabras, dedídmelo. Es la única forma que tengo de aprender... utilizar las ccríticas de forma constructiva. Escribir es algo importantísimo en mi vida, me abstrae y me hace sentir bien. Gracias por considerar que "tengo un don".
Es usted mago. ¿Quién iba a creerle?
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24/08/2009, 22:00 #8
bueno en una epoca ami tambien me apasionaba escrivir, mi opinion fue lo que senti, y fue de forma publica, luego por mp, te recopio el texto y te marco las palabras de mas, y los arreglos que yo cambiaria, pero no me tomes como el dueño de la verdad, yo solo opino por que es mas facil aprender a hablar que aprender a escuchar.
Cuarenta cartones pintados con palos de ensueño, de engaño y amor. La vida es un mazo marcado, baraja los naipes la mano de Dios. Las malas que embosca la dicha se dieron en juego tras cada ilusión, y así fue robándome fichas la carta negada de tu corazón.¡Hagan juego! Monte criollo que en tu emboque tu ternura palpité.¡Hagan juego!Me mandé mi resto en cope y después de los tres toques con tu olvido me topé. Perdí los primeros convites parando en carpetas de suerte y verdad. Y luego, buscando desquite, cien contras seguidas me dio tu maldad. Me ofrece la espada su filo, rencores del basto te quieren vengar. Hoy juego mi trampa tranquilo y entre oros y copas te habré de olvidar.(MONTE CRIOLLO HOMERO MANZI)
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