Pintura: Dos cuadros del museo Thyssen

[Patrick I. O'Malley]

Aprovechando la reciente Semana Santa, fui con mi mujer y mis hijos a visitar el museo Thyssen de Madrid.

Hicimos una selección previa de los cuadros que queríamos ver puesto que con los hijos pequeños (7 y 5 años) es inútil plantearse ver todo el museo o inculcarles la evolución de la pintura (todo llegará).

Como acercamiento elegimos unos pocos cuadros y los fuimos visitando. A continuación os pongo dos cuadros que me gustaron por diferentes razones.

El pimero es de Edward Hopper y se llama 'The Martha Mckeen de Wellfleet' de 1944.




Es un cuadro que siempre me ha gustado porque el mar me apasiona. Por otro lado, me recuerda a la playa del Puntal en Somo (Cantabria) en la que pasé muchos veranos de mi infancia. Como véis es un cuadro de claros colores con una estupenda sensación de movimientos tanto horizontal (por el viento en las velas en el avance del velero) como vertical (por el ligero oleaje).

Por otro lado, las gaviotas alineadas buscando el calor del sol aportan más vida al cuadro que habría quedado un tanto incompleto si sólo tueviera a los navegantes, al igual que su ausencia habría quitado el significado de la punta de arena sobre la que están posadas. Ese conjunto, gaviotas+arena, aportan además la sensación de proximidad a la costa por lo que queda claro que se trata de un paseo de recreo más que una larga travesía.


El segundo cuadro no estaba en la lista (estaba otro del mismo autor) pero nos fijamos en él por la cantidad de información que transmite. Se trata del cuadro 'El matón del vecindario' de John George Brown de 1866.



Retrata un escena de la pobreza de los comienzos de la segunda mitad del XIX en Nueva York. En ella vemos claramente lo ocurrido. Si nos fijamos en los objetos y personajes, el primer punto de atención ha de ser, forzosamente, el cantaro roto de leche que hay en el suelo. Está a los piés de la niña que, sujetando al bebé destinatario de la leche, señala al causante de la pérdida (el muchacho apoyado en la farola).

El siguiente personaje (yendo de derecha a izquierda) es una niña atemorizada que llora asustada por el terrible hecho que acaba de presenciar. Junto a ella un niño aprieta los puños con rabia mientras frena su impulso de iniciar una contienda con el matón sabedor de que no tiene nada que hacer.

El siguiente es el repartidor que llevaba la leche a la niña. Su actitud es de rendimiento total. Se percibe que está fatigado de tanto trabajar y acostumbrado y resignado (que es lo peor) a los ataques de los matones de la zona. Posiblemente le descontarán del mísero sueldo el valor de la leche perdida.

Junto al repartidor, una niña le ofrece palabras de consuelo y, quizá, algún gesto (esa mano derecha junto a la cesta) de cariño. Posiblemente es la hermana del repartidor.

El siguiente personaje es el que da título a la obra: El matón. Un criajo de chulesca actitud cuya ropa denota claramente su vagabundeo por las calles (rota, sucia). Reposa tranquilo contra la farola emanando un aire de superioridad y fumando un resto del puro que algún transeunte a tirado a medio acabar. Sabe que nadie le va a plantar cara y no disfruta del hecho de haber roto el cantaro, sino de la sensación de impunidad que la acción le provoca.

Finalmente un 'rascal' gesticula a espaldas del matón la hipotética paliza que le daría....

El primer plano del fondo de la escena nos situa en un barrio marginal reforzado por la presencia en un muy segundo plano, de un gran edificio de ladrillo de un barrio mejor de la ciudad. Ese mundo próspero se nos muestra desdibujado por la lejanía no sólo física, sino también económico-social.




Dos obras americanas de dos siglos distintos que nos muestran dos aspectos bien diferentes de la sociedad.


Espero que os hayan gustado.

[letang]

Pues sí!
Me ha encantado.
Así que si quieres seguir poniendo más ejemplos de la lista aquí tienes un lector asiduo.

[dreaigon]

Que sean dos los lectores.

[Platiquini]

Culturilla general, que no le viene nada mal al foro. Sigue poniendo cosas.

[Patrick I. O'Malley]

Vale pero... también mola cuando los demás dan su opinión, comentan, rebaten, ponen algún cuadro....

[dreaigon]

No entiendo de pintura, jamás llegaría a las conclusiones a las que has llegado, en este post estoy de oyente

[letang]

Digo lo mismo que dreaigon.
He ido a muchos museos (cosas de vivir en Italia, jeje) pero cuando miro los cuadros no soy capaz de interpretar cosas así.

Cada vez que veo a un grupo con un guía me acerco y escucho las explicaciones, pero ahora no recuerdo ninguna demasiado bien como para exponerla.

Como opinión sólo diré que me han gustado mucho las dos descripciones que has puesto, y que del primer cuadro, me encanta la sensación de movimiento y el volumen que tiene el mar.

[Patrick I. O'Malley]

Bueno, a mi la pintura me gusta mucho, aunque más de dos botes me empalaga!

Gracias por valorar el hilo... aunque ya sea tarde para seguir la línea :-(

[magikko]

Brook Watson y el tiburón




Esta pintura ayudo a Brook Watson’s a popularizar su imagen de aventurero, la encargo a un pintor estadounidense 30 años después del accidente. Watson y el Tiburón" es una de las obras más famosas del pintor norteamericano John Singleton Copley, esta obra la hizo por encargo de un amigo suyo Brook Watson, un hombre acaudalado, que de joven, como muchos otros huérfanos, sirvió en la armada inglesa. Cuando el barco en el que servía ancló en la Habana decidió darse un baño en solitario, durante el mismo un tiburón le atacó, amputándole una pierna.

Esta imagen desde pequeño siempre me inspiró temor, la escena muestra la desesperación de un grupo de pescadores luchando por salvar a un hombre de la muerte. Siento que existen diversos factores dentro del cuadro que en su conjunto crean un ambiente de angustia. Los colores claros del cuando se encuentran al centro, lo que lleva a la vista al punto critico de la obra, Brook Watson, desnudo y desprovisto de protección el cual ha dejado de nadar para ponerse boca arriba y, con movimientos desesperados, buscar ayuda al percatarse del peligro en el que se encuentra. El inmenso tiburón tigre da vuelta velozmente al rededor del bote para atacar a su presa, donde el pintor aumenta la alarma y el pánico al mostrar a la criatura con la mandíbula abierta conteniendo dentro de ella una fria oscuridad, La cercanía entre los tres puntos: la victima, la ayuda y el peligro, crean un ambiente de tensión y angustia, ya que el artista muestra una imagen que se encuentra a segundos dos dos posibles desenlaces:"salvación" o "muerte"

En el bote, se pueden observar dos hombres que se apresuran en soltar el remo para extender sus brazos y brindar ayuda watson, el hombre de atrás toma a uno de ellos de sus ropas para evitar algún accidente que pueda ocurrir dentro de la desesperación del momento. Los dos hombres que reman atrás al igual que el que rema al fondo, aun no perciben completamente la peligrosa situación ya que por su posición tardan en percibir lo que ocurre, por lo voltean mientras aun sin sorpresa mantienen el remo entre sus manos, en contraste con el hombre que estaba al frente del bote el cual puede ver todo lo que ocurre desde su posición elevada y se aterra para despues tratar de buscar refugio en sus amigos, al igual que èl, el hombre de pañoleta en el cuello se pone de pié victima del susto y la alarma que se hacen presentes súbitamente y en un intento de ayuda, arroja una cuerda al mar se queda mirando expectante, pero la mirada y atención de Watson se fijan en el hombre que se encuentra frente, el cual con ojos llenos de enojo busca ahuyentar a la bestia con una lanza. Tal ves es por eso que Watson fija su atención en él y no en la ayuda de los demás tripulantes.


A diferencia del otro cuadro, el mar se ve agitado y oscuro, lo que le crea una profundidad desesperante y de misterio, al igual que las nubes grises y colores opacos, que crean un ambiente tenebroso haciendo mas dramático el cuadro.


No llego al estilo y nivel del Señor O'Malley, pero me gusta el tema y no quiero que se pierda

[keko]

Para mi, la pintura era como la magia, las veía, me gustaban o no, pero no me planteaba el por qué ni el como.

Ahora empezaré a mirar los cuadros de otra forma...

De hecho, recuerdo en el museo de Londres que un amigo hacía este tipo de análisis, y era más amena la visita.