Le dije que como ya había visto yo también tenía afición a la cartomagia. Podíamos quedar más tarde y charlar, contarnos alguna experiencia, alguna anécdota, hacer juegos para el otro, para ver si cometíamos algún error, intercambiar juegos que el otro no conociese, en fin, lo que suelen hacer los aficionados a cualquier cosa que se encuentran y se conocen por casualidad. Incluso le dije que no se preocupase por mi mujer, porque aunque no practica, tiene acceso a todos mis libros y se sabe todos los trucos. Nunca conseguí sacarle de "no voy a contar nada de nada, todo esto es secreto".