Soy admirador de los grandes magos, de aquellos que salían en las revistas y en los programas de televisión de los 90, porque en aquella época hacer trucos de magia era un misterio y aunque a día de hoy todavía lo siguen siendo, creo que no cuentan con esa sensación de inocencia por parte del espectador, el cual está buscándole los tres pies al gato constantemente. En uno de los números que estoy realizando, intento hacer desaparecer un coche, pero todavía sé que me queda mucho por aprender, puesto que no solo la cuestión es hacerlo desaparecer, sino todo lo que conlleva realizar un número de este calibre, algo muy complicado y que puede llevarme meses de preparación.