Diferencias entre timing, ritmo y tempo.

**Pulgas** · 08/08/2011, 18:08

Con mucha frecuencia utilizamos timing, ritmo y tempo al hablar de magia. Son conceptos fundamentales que nos ayudan a que nuestros juegos obtengan mejores resultados de cara al público. Sin embargo, en varios de los comentarios que he leído últimamente, noto que tendemos a confundir su significado, que aplicamos uno, cuando queremos hablar del otro.
Abro este hilo con la finalidad de que aclaremos qué es cada uno de estos conceptos. Así tendremos las cosas un poco más claras y nos podremos expresar con mayor corrección.

Antes de empezar, aclararé que hay algunos hilos abiertos al respecto. No he querido entrar en ellos, porque lo que pretendo es que comparemos los tres conceptos, es decir, trabajar con ellos simultáneamente.
En cualquier caso, y como ya hay aportaciones muy interesantes en el foro, dejo aquí algunas referencias:

Timing:
http://www.magiapotagia.com/f25/timing-26391/. Hilo adherido en el subforo de teoría de la magia.
http://www.magiapotagia.com/f25/timing-23171/
http://www.magiapotagia.com/f25/timing-3428/

**Pulgas** · 08/08/2011, 18:12

Timing:

El timing alude a los tiempos. Pero no debemos confundirlo con la rapidez o lentitud de movimientos, sino que se refiere a cuándo realizamos uno de esos movimientos. Y, dicho así, tampoco es exacto. Es la relación que existe entre una acción y otra.
Dicho así suena confuso. Vamos a tratar de explicarlo.
Imaginemos dos acciones A y B. El timing es la relación que existe entre la acción A y la acción B.
Veamos, con un ejemplo, de qué estamos hablando. Acción A: dejamos una carta sobre la mesa. Acción B: enseñamos una carta que tenemos en la otra mano.
El timing es la relación que existe entre las dos acciones. ¿Nos interesa hacerlas de manera simultánea? ¿Es conveniente que hagamos A antes que B? ¿Es preferible que B se anticipe a A?
Ahora que ya tenemos más claro el concepto básico podemos ahondar un poco, con lo que completaremos la definición.

¿Por qué es tan importante el timing?
Las principales, quizás, son dos:

Aporta realismo a cualquier acción. Si en un FD con monedas el timing es el correcto, la gente tendrá la sensación de que, en realidad, hemos hecho lo que creen haber visto.
Nos sirve de cobertura. Imaginemos una descarga de la mano derecha, mientras mostramos un objeto con al izquierda. Si el timing es el correcto, la acción de la izquierda nos sirve de cobertura. Aquí enlazamos directamente con otro concepto fundamental en magia: la misdirection.

Ahora nos falta la cuestión final: ¿cómo aplicamos el concepto timing a cada uno de nuestros juegos?
La observación nos da la primera clave. Todo lo que hagamos tiene que conllevar movimientos idénticos a los que haríamos si la acción fuese real. Cada una de nuestras acciones habremos de observarlas en realidad para adaptarnos a los movimientos exactos cuando estemos trabajando. Esto no implica sólo observar nuestros movimientos, sino mirar las reacciones del material con el que trabajamos. ¿Cuánto tarda una moneda en caer de una mano a otra a determinada distancia? Ese será el tiempo necesario para trabajar cuando debamos utilizar determinadas técnicas.
Pero no podemos quedarnos ahí. Nos corresponde ahora encontrar el timing de la charla y ajustar charla y efecto, pues ambos deben estar en perfecta consonancia. Gesto y palabra también deben estar medidos a la perfección para evitar desfases y para garantizarnos un resultado óptimo.
Pero me falta por responder la parte esencial de la pregunta ¿Cómo logro aplicar el timing a mis espectáculos? Teniendo claro que la observación es una parte importante, nos falta el resto. Y es la práctica. Aquí si que nos encontramos con un problema serio: necesitamos público. Público para estudiar sus reacciones, para ver cómo responden al discurso, para analizar sus miradas: si se anticipan a nosotros, si responden a lo que pretendemos.
Es decir, el timing nos llevará a fracasar muchas veces mientras lo conseguimos. Pero esa es una parte más del aprendizaje, y resulta completamente imprescindible.

**Pulgas** · 08/08/2011, 19:32

El ritmo.

Como definición genérica (que no mágica) diremos que el ritmo es el orden con el que suceden todas las cosas.
Pero si hablamos de magia, hemos de dar un paso más, pues, para dotar de sentido ese orden, hemos de tener en cuenta la percepción del público.
¿Por qué hablo de la percepción del público? Porque el tiempo no siempre dura lo mismo. Una vez dicha esta incongruencia, me explico. Cuando nos lo estamos pasando muy bien, un minuto se nos pasa volando. Cuando nos aburrimos, un minuto se nos hace eterno. En ambos casos hablamos de sesenta segundos, pero nuestra percepción es muy distinta según las circunstancias.
Un buen ritmo, en magia, es aquel que permite que el público disfrute cada instante, que el tiempo se la haga corto. Así pues, no tiene nada que ver con la velocidad a la que hablemos o actuemos. Lavand, con su hacer lento, logra que el tiempo pase muy deprisa, porque nos hace disfrutar.
Cuando hablamos de que un juego “se nos ha hecho largo”, sin duda estamos refiriéndonos a un ritmo incorrecto, un ritmo que no ha sido capaz de hacer que estemos alerta durante toda la duración del juego.
Una vez aclarado esto, podemos entrelazar el ritmo y la charla.
De igual manera que nos proponemos como máxima eliminar todos los pases innecesarios en la ejecución mágica, para conseguir un buen ritmo en el espectáculo deberemos eliminar de la charla todas las partes que no aportan algo claro, pues generan en el público una sensación desagradable (aburrimiento), que le hace perder interés. Es decir, es preferible hablar poco, pero que lo dicho esté muy bien, a divagar y divagar sin aportar nada a través de la conversación. Y en este supuesto podemos incluir el exceso de explicaciones que damos a los espectadores.
Para concretar algo más el tema del ritmo, basta con decir que el público necesita ver algo interesante (u oír algo interesante) en todo momento. Si no se lo ofrecemos nuestro juego carecerá de ritmo.

Como me gusta ilustrar todo con ejemplo, hablemos de puntos flojos en nuestras actuaciones. De cómo podemos estropear un buen juego si erramos el ritmo. Y me voy a centrar en acciones imprescindibles, pero que aportan muy poco al espectador. Firmar una carta es uno de los ejemplos más claros que puede haber. No resulta entretenido sacar un rotulador, dárselo a alguien, esperar a que firme, seguir esperando a que se seque la tinta, guardar el rotulador y empezar con la acción. Por eso en esos momentos se necesita llenar de contenido el juego. La charla vendrá en nuestro auxilio (o nos arruinará si no es buena).
Nuestra manía de hacer todo tan “a prueba de sospechas” nos rompe el ritmo con demasiada frecuencia. Por eso es imprescindible que sometamos a estudio la necesidad de hacer esas acciones y, sobre todo, cómo enriquecerlas para el caso de que las consideremos imprescindibles. En ocasiones bastará con acelerar la velocidad, saltarse pasos intermedios y conseguir robar segundos a la acción.
Otro ejemplo que nos ayudará a encontrar algunos de nuestros fallos lo tenemos en el momento en el que delegamos en nuestro espectador ayudante la atención del público: le pedimos que mezcle la baraja, o que guarde un objeto en una bolsa. El instante de interés para el público es mínimo. Ahí debemos estar nosotros para salvar ese tiempo, para mantener el ritmo del espectáculo. El ayudante no conoce las claves de la escena; nosotros sí, por lo que depende de nosotros y no de él, hacer de esa acción algo interesante.

**Pulgas** · 08/08/2011, 19:47

El tempo.

Ahora sí hablamos de velocidad en la ejecución. Rápida, como Dani DaOrtiz; lenta, como René Lavand.
Entroncamos, pues, con el estilo del mago.
Definir mi tempo me va a exigir hacer muchas pruebas, me va a llevar a arriesgarme (si creo que puedo mejorarlo). Debo cambiar el tempo: unas veces para acelerarlo; otras, para ralentizarlo. El resultado final es, en muchas ocasiones, radicalmente distinto.

El tempo de cada quien estará condicionado por muchos factores:

La capacidad de transmitir. Si soy capaz de transmitir mucha información en poco tiempo, podré adoptar un tempo más rápido.
La capacidad dramática. Si soy un maestro del suspense o un buen generador de emociones, podré ralentizar mi tempo.
La técnica interpretativa. Si vocalizo muy bien, podré acelerarme… o ralentizarme, según me interese. Si vocalizo mal, las prisas me llevarán al error.
La técnica manipulativa. Mis cualidades a la hora de ejecutar un juego me llevarán a decidir si puedo imprimir un carácter más rápido o debo hacerlo más lento.

Una vez que hemos encontrado nuestro tempo, conviene recordar que toda monotonía en perjudicial, por lo que, en una sesión, nos puede interesar alterarlo en determinados momentos. Esta variación puede ser incluso dentro de un mismo juego: comienzo más lento y voy acelerándome poco a poco. O viceversa.

**Pulgas** · 08/08/2011, 19:52

En resumen y simplificando mucho.

Timing: Relaciona dos acciones.
Ritmo: Tiene que ver con la percepción del público.
Tempo: La velocidad a la que actúo.

**luis_bcn** · 08/08/2011, 21:01

plas,plas,plas,chapeau pulgas!!!!! muchas gracias por estos magnificos post.
p.d: este post tendria que estar fijo y que nadie lo pueda ensuciar ( me refiero a comentarios como el mio )
osea que borrarlo algun moderador ,pero queria agradecerselo a pulgas!!

**elmanu** · 08/08/2011, 21:34

Que alguien le ponga una chincheta a este hilo! muchas gracias Pulgas!!

**lalogmagic** · 08/08/2011, 22:04

Que barbaro!!!!

Este tipo de post deberían ser de lectura obligada para quien quiera participar en el foro, que grande eres Pulgas, gracias por compartir tu conocimiento y experiencia con nosotros.