El humor en la magia infantil

[marcoCRmagia]

pero aunque no todos los magos tengamos el don de la comedia, se puede aprender, es como todo, creo que lo mas importante es la actitud.

[Pulgas]

El gag recurrente
Los angloparlantes lo llaman running gag, y es ese juego que de una, o varias maneras distintas, se va repitiendo una y otra vez a lo largo del espectáculo. Para citar un ejemplo que todos conocemos, “el Agua de la India” (la jarra de la que, una y otra vez voy sirviendo agua hasta que se acaba, para volver a servir, hasta que se acaba, y repetirlo más y más veces.
¿Qué ventajas aporta a un espectáculo.
En primer lugar nos sirve como nexo de unión dentro de nuestro show. En segundo lugar, al ser repetitivo, crea en el espectador una sensación de comedia que va a más (esencialmente si las reacciones del mago ayudan a que crezca). Y, en tercer lugar, nos permite, con leves modificaciones entre una y otra factura (o al menos una modificación final) potenciar la sorpresa del espectador.
El gag recurrente debe ser personal en cuanto a su presentación, debe adaptarse al personaje, llevando a la risa por las reacciones, más que por la situación en si, que ya es conocida por el público.
Una correcta utilización de este recurso otorga agilidad, ayuda a marcar un desarrollo en cuanto a tiempos, y fija el espectáculo en la mente de los asistentes.
Además del citado del Agua de la India, se pueden obtener resultados impresionantes con la acumulación de gags con varitas mágicas, con la familia de tijeras especiales que hay en el mercado, con cualquier objeto funciona – no funciona, con frases repetidas, con el constante error del mago, con la obtención permanente de resultados no previstos a la hora de ejecutar un juego, etc.

[Pulgas]

La estructura del Club de la Comedia.
Sé que aparentemente se aleja un poco el título de lo que buscamos con este hilo. Sin embargo, tener clara una estructura en torno al humor (y una estructura que ha demostrado que funciona, aunque a mí me guste poco), puede ayudarnos a la hora de aclararnos sobre cómo enfocar nuestra magia.
Es mucho más complicado (voy a hacer un análisis un tanto simplista), pero, en esencia, los monólogos de humor del estilo de la Paramount, se basan en presentar una situación, sacarle partido, y rematarla con un chiste final que desemboca en la carcajada (o aplausos) del público. Este esquema se repite una y otra vez, con lo que la atención del espectador no decae y la sensación de “qué bien me lo estoy pasando” aumenta con el paso del tiempo.
Las situaciones que se escogen con frecuencia están basadas en el surrealismo. Pero, eso sí, adornadas con un tinte de verosimilitud. Es la archiusada frase de “a veces la realidad supera a la ficción”. Que la gente piense (o no) que es posible que suceda eso. Porque ese tinte de realidad, esa credibilidad, aumenta la diversión.
Si trasladamos este esquema al concepto magia y a la realidad infantil, se nos abren muchas posibilidades. Nuestro personaje (mago o personaje teatral) comienza a hablar, expone algo, lo remata de manera divertida. Y todo ello acompañado por la magia.
Las posibilidades no tienen horizonte: desde el error del adulto (el mago), tema recurrente que encanta a los pequeños, hasta las situaciones cotidianas del menor llevadas a sus últimas consecuencias (imaginaos un “aperitivo de bolas de esponja” enlazado con un “me obligan a comer”).

[Pulgas]

El humor y las diferentes edades.
Tratar de encasillar un tipo de humor en cada edad sería una torpeza enorme. No se puede atinar tanto. Sin embargo, atendiendo a las características propias de cada sector, sí podemos dar unas indicaciones aproximadas de lo que gusta en función del desarrollo del niño.
Comenzaremos por hacer unas generalizaciones que, a continuación, llevaremos hacia el humor.
Voy a seguir las indicaciones que aparecen en el capítulo correspondiente a psicolgía infantil en el libro “Tru la la, Congreso Infantil de Magia Unipersonal” del mago Marcos, porque me parecen acertadas.
Si hablamos de niños pequeños, de tres a cinco años, nos encontraremos timidez, el desconocimiento del hecho mágico y la lentitud en la asimilación (lo pueden entender todo, pero necesitan su tiempo).
Si lo estudiamos así, podemos llegar a varias conclusiones: la exageración en el actuante puede ser una virtud (ojo, digo exageración y no sobreactuación). Les provocarán risas los gestos desmedidos (siempre que no les asusten) la repetición de las situaciones (gag recurrente) y el error del adulto. En su manera de identificarse con las personas, un adulto que se equivoca está más cerca del niño que un adulto que lo hace todo bien. En este punto conviene aclarar que el error no conlleva necesariamente el hecho del ridículo, sino el “me ha salido mal”.
Como son muy susceptibles nunca se les debe dejar en evidencia (hablaremos de ello en otro capítulo) y mucho menos ridiculizarles.
Los chistes tienen que ser muy sencillitos, muy ingenuos. Casi tanto que a los adultos no nos harían reír nunca. No pasa nada, el sentido del humor en la castilla profunda (mi tierra) es distinto al de Andalucía (por citar un ejemplo), y ambos son excelentes si llegan al auditorio.
En ocasiones comprobarás que en la repetición disfrutan más a la tercera que a la primera. Es lógico, hemos quedado en que necesitan un tiempo de adaptación, porque son algo más lentos que en otras edades.
Sus manifestaciones de alegría son muy diversas. De unos años para acá, en España, está “de moda” que los niños se balanceen de atrás adelante cuando se lo están pasando bien (hace años no lo hacían nunca). También pueden reírse con una carcajada artificial (un jaaa que ni ellos mismos se lo creen) que desespera, pero que, a la larga, demuestra que se lo están pasando bien. O pueden reírse de una manera franca, alegre, contagiosas. No importa cómo lo hagan. Lo importante es que se rían, que disfruten el espectáculo y que tengan la sensación de “¡Qué divertido!”.
Como me he enrollado más que en otras ocasiones, dejo el estudio de otra edad para otro momento (más que nada porque me tengo que ir a trabajar).

[marcoCRmagia]

El humor y las diferentes edades.

Si hablamos de niños pequeños, de tres a cinco años, nos encontraremos timidez, el desconocimiento del hecho mágico y la lentitud en la asimilación (lo pueden entender todo, pero necesitan su tiempo).

podemos llegar a varias conclusiones: la exageración en el actuante puede ser una virtud (ojo, digo exageración y no sobreactuación). Les provocarán risas los gestos desmedidos (siempre que no les asusten) la repetición de las situaciones (gag recurrente) y el error del adulto.

Los chistes tienen que ser muy sencillitos, muy ingenuos. Casi tanto que a los adultos no nos harían reír nunca.

En ocasiones comprobarás que en la repetición disfrutan más a la tercera que a la primera. Es lógico, hemos quedado en que necesitan un tiempo de adaptación, porque son algo más lentos que en otras edades.

concuerdo totalmente, los niños pequeños necesitan mas estimulo para asimilar la magia, una expresion un poco mas exagerada para enfatizar la magia, y la repeticion es algo que les encanta, lo mismo q la equivocacion, como explica pulgas, que no es ridiculizarnos sino el simple hecho de me salio mal, muchas gracias pulgas por todo este manual acerca de humor para niños

[ignoto]

Habitualmente se considera que la magia infantil se realiza para público familiar desarrollando los efectos para niños de edad hasta 12 años por lo que "magia infantil" y "a partir de 12 años" no deberían usarse en la misma frase (salvo en sentido excluyente).

Hace poco me llevé la alegría en el teatro Principal de Castellón de que los adultos reían mas los gags para "mayores" que los niños los suyos. Tanto ellos como los niños mayores de 12 años (preadolescentes y adolescentes) suelen ampararse en la impunidad del teatro para disfrutar del espectáculo (sea este el que sea).

Tened en cuenta que a partir de 12 años suelen tener los primeros escarceos amorosos, hay niñas que hace un año que tienen la regla y todas las chicas (al menos las cinco de mi clase de magia, van todas a la misma clase en el instituto) llevan sujetador. Es, cuando menos, delicado tratarlos como a niños a menos que tengas mucha confianza con ellos.

Para muestra un botón: Mi hijo de 12 años ya ha presentado grandes ilusiones (hechas a medida por el cretino de su padre) en un festival benéfico. Le gusta House, Bones (la serie y la actriz) y CSI tanto como le aburren Bob Esponja, código Lyoko o Phineas y Ferb (ese se lo traga porque me gusta a mi).

En cuanto a las cartas...solamente las utilizo en pubs o para hacer "alguna cosa" a los amigos si no puedo evitarlo por lo que no "me veo" haciendo algo a los niños.

En octubre veré, supongo, a Omaller. Él si que las utiliza con ellos (y con un sombrero inglés y ridículo).

[marcoCRmagia]

sabes, ahora que lo dices es verdad, ya a los 12 años, incluso a los 11 son adolescentes, eso lo vi en un curso de la universidad, la adolescencia actualmente comienza mas temprano y termina mas tarde, x lo que hay que adaptar la rutina considerando eso tambien, de los 12 para arriba ya no se sienten niños, ni se comportan como niños, tenes toda la razon

[Pulgas]

El humor en los niños de seis y siete años.
Vamos a seguir avanzando en edad. Le toca el turno a los peques y las peques de seis y siete años.
Es una de las edades más bonitas para hacer magia, porque son incondicionales de ella. Creen a pies juntillas, con lo que tenemos mucho ganado a la hora de situarnos frente a ellos.
Disfrutan con el humor sencillo, muchas veces “tonto”, según el criterio de los adultos. Les encantan las caras, las poses extrañas: no están acostumbrados a ver a un adulto convertido en “casi niño”. Pero sobre todo les gusta que suceda algo, y que suceda pronto.
Aún no tienen capacidad para seguir planteamientos largos o enrevesados, por lo que el humor se convierte en una herramienta fundamental, en cuanto sirve de distensión dentro de nuestro espectáculo, y en cuanto que podemos valernos de él para permitir que descarguen la tensión que puede generarles estar mucho tiempo pendientes de una sola cosa.
El humor ha de ser rápido y directo, que no tengan que pensarlo.
Les encanta la escatología, aunque yo tiendo a huir de ella porque la considero un recurso en exceso fácil y que aporta poco en su crecimiento intelectual. Les gustan mucho las aventuras. Siguen sintiendo especial debilidad por el error en el adulto, y odian (como todos) ser blanco de burlas o críticas (mucho cuidado, por favor, en este punto).
A esta edad son plenamente conscientes de lo que puede suceder, por lo que serán incondicionales del gag recurrente (hay un hilo estupendo en el que se está debatiendo sobre él en estos momentos: échale un vistazo en: http://www.magiapotagia.com/showthre...ght=recurrente).
Posiblemente tras una intervención divertida se alboroten mucho (más de lo que desearíamos). Es bueno, en estos momentos, darles su tiempo, pero no dejar que se te escapen.
Les encanta la participación, porque se sienten mágicos cuando colaboran con el mago. Aquí tenemos otro punto a nuestro favor a la hora de jugar con las risas, aunque, permitidme que insista una vez más, sin hacer escarnio de ningún niño. No es de recibo hacer que uno lo pase mal para que se diviertan muchos.

[marcoCRmagia]

acabo de llegar de un show que hice con 2 amigos para unos 10 niños masomenos, ellos 2 son comicos infantiles, tienen un show montado muy bueno, los niños mueren de la risa, y esta vez lo adaptamos con algunas rutinas mias para niños, fue muy gracioso, ademas de los niños, los adultos tambien estaban muertos de risa, fue muy gratificante

[Pulgas]

El humor en los niños de ocho a once años.
Aunque las características de los niños y niñas de ocho y nueve años son diferentes de los de diez y once (el despertar de la preadolescencia) los voy a englobar en la misma clasificación para no hacer pesada la exposición por edades.
Hablamos ahora de un despertar a nuevas inquietudes, van madurando poco a poco y comienzan a entender muchos aspectos que antes no les interesaban. Eso va a marcar también pautas en su relación con el humor.
En general nos van a pedir rapidez, dinamismo, inteligencia y algo más de mordacidad en los comentarios.
Como he citado la palabra “mordacidad” aclararé que bajo ningún contexto debemos basarnos en el ensañamiento con alguno de ellos, pues todo lo viven de una manera muy “personal” y son mucho más vulnerables a las críticas y al ridículo.
Pueden aceptar cierto grado de surrealismo, en cuanto significa sorpresa, ruptura con lo convencional.
A medida que vayan creciendo, se notará mucho más la diferencia entre el introvertido y el extrovertido, con lo que notaremos que nos exigen un humor más participativo (y al mismo tiempo notaremos que algunos se aíslan, no quieren jugar con esas normas).
Los gags cortos seguirán funcionando perfectamente, siempre que no estén infantilizados. Los recurrentes deberán estar más medidos para evitar que nos llamen “pesados”.
Son más directos en su manera de mostrarnos sus emociones, más inconformistas. Tienen claro lo que buscan y si no lo encuentran nos lo harán pasar fatal.
Las sesiones desenfadadas, cómicas, se les quedan en la mente de una manera especial, por eso tenemos en el humor un aliado especial, si lo ajustamos a sus demandas.
Las aventuras, el miedo, los sustos, encajan perfectamente con su perfil.
En cuanto a la magia, buscarán desmontar nuestros argumentos (empiezan a tener la percepción –o tiene la certeza, según las edades- de que la magia no existe, que es un engaño de los adultos hacia los “pequeñajos”). Los juegos deben estar perfectamente medidos, decididamente ensayados y correctamente presentados (conste, esto en todas las edades) para garantizar cierta tranquilidad y armonía durante la sesión.