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  1. #41
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    Bueno, como lo de los 51 magos ha quedado sin resolver, sigamos un poco por otro camino.

    Lynn Searles fue un mago de los años 30 que escribió con profusión en la revista (mítica) The Sphinx y que, por desgracia, fue asesinado mientras robaban en su tienda de magia. Lynn escribió un notable librito titulado "Lucky Aces" (1950) en el que aparecía un excelente truco con cuatro Ases , en el que hacía uso de cartas preparadas. En ese mismo libro, el autor comentó: "quizás algún día alguien dará con un método para hacer este mismo juego con cartas convencionales". Y Vernon encontró la solución.

    El efecto es básicamente el de la reunión de ases, pero con una diferencia notable: los ases tienen el dorso azul y las cartas indiferentes son de dorso rojo. Las caras y los dorsos de todas ellas se enseñan repetidas veces a lo largo de la rutina, de forma que cuando los cuatro ases de dorso azul se colocan sobre la mesa, y cada uno de ellos se cubre con tres cartas rojas indiferentes, parece imposible que se puedan reunir en el cuarto paquete. Y aún así, Vernon lo consigue utilizando un método extremadamente ingenioso.

    "Los Cuatro Ases de Dorsos Azules".


    Lewis Ganson: Dai Vernon's Further Inner Secrets of Card Magic
    (Capítulo 1: The Four Blue Backed Aces)
    Última edición por Iban; 23/06/2009 a las 05:15 Razón: Fecha de publicación del libro de Searles.
    No hay magia más bella que la propia vida.

  2. #42
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    En todo trabajo se permite la cita con copia del contenido, siempre que sea parcial y proporcionada al volumen final del trabajo. Osea, que no hay problema

  3. #43
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    Pulgas dixit, ergo Iban facit:

    Copiado del capítulo dedicado a Dai Vernon en el libro "Aventuras de 51 magos y un fakir de Cuenca", de Ángel Idígoras (Páginas, 1999):

    -----

    Imaginemos a Dai Vernon con una carta en sus dedos. Todo el público ha visto que se trata de la Jota de Tréboles. Basta con un soplido que salga debajo de los pelos de su bigote para que el naipe se transforme mágicamente en la Reina de Corazones, la mujer con la que flirteó los noventa y ocho años de su vida.

    Quizás recuerden a Dai Vernon. Era aquel niño de doce años al que su padre le regaló "El experto en la mesa de juego", un libro de trampas de juego escrito por un tahúr que decía llamarse Erdnase, sin saber que aquel momento iba a suponer el comienzo de la cartomagia contemporánea, que ese regalo representaba para el niño lo mismo que para Pablito Picasso un estuche de lápices de colores o para Cristóbal Colón un continente nuevo que descubrir cuando fuera mayor. El libro de Erdnase se mantuvo más de ochenta años en la mesita de noche de Vernon, al lado de una baraja y un puro.

    Aunque la baraja, y sobre todo el puro, los iba cambiando a medida que se gastaban, el mismo libro le sirvió siempre para descubrir nuevas e infinitas aplicaciones de las trampas a la magia con naipes.

    David Frederick Winfield Verner, ése era el verdadero nombre de Dai Vernon, vino al mundo en Otawa (Canadá), en 1894. Como ya conocemos que desde niño le anduvo rondando la magia, saltemos hasta 1923, cuando, con el Erdnase en el petate, se largó a Nueva York.

    Empezó allí a ganarse la comida recortando siluetas de perfil de los viandantes. Cuando no tenía en sus dedos unas tijeras, Dai Vernon se dedicaba a desnudar la baraja de su estuche y a descubrir sus escondrijos, con la curiosidad del que busca en el cuerpo de su novia algún lunar oculto.

    En los locos años veinte, cuando ya conocía de las cartas hasta el carné de identidad de la Jota de Picas, su nombre comenzó a murmurarse entre las pandillas de magos: "¿Conoces al muchacho canadiense? El otro día engañó con las cartas al mismísimo Houdini".

    Cada vez que llegaba a sus oídos la noticia de que algún mago podía hacer un pase nuevo, o que algún tahúr había ideado una triquiñuela original, Vernon guardaba en la maleta su Biblia de la cartomagia -el Erdnase- y se marchaba a buscarlo, actuando de feria en feria por el camino. Así aprendió a contar las pulsaciones del palo de corazones.

    Su fama fue creciendo y llegó hasta los oídos de la señora Rockefeller King, una importante representante de artistas, que le fichó para que actuara ante la alta sociedad americana. En los años treinta, las pandillas de magos ya reconocían que Dai Vernon era el mejor del mundo con una baraja en las manos.

    Los contratos se le multiplicaron de tal forma que, en alguna ocasión se vio en un lío gordo, al tener que actuar en dos sitios a la vez. Según la anécdota, Vernon se había comprometido a trabajar como cartómago en un crucero mientras que su agente le había firmado para las mismas fechas una serie de actuaciones en un teatro, donde debía mostrar un número de magia oriental en el que, bajo el nombre de Chung, se presentaba ataviado de oriental y oculto tras una máscara. El embrollo pudo solucionarse gracias a Sam Leo Horowits, un ilusionista de primera, íntimo amigo de Vernon, que ensayó el número, se disfrazó como Chung y, dando esquinazo en los camerinos a los dueños del teatro, logró engañar a todos doblemente, con los magistrales trucos del Oriente y con el cambiazo del mago, que nadie detectó.

    En los años cuarenta, Dai Vernon distinguía por el olor los naipes de tréboles y las pandillas de magos reconocían que ya era una leyenda.

    En 1955 volvía a meter el Erdnase en su equipaje y partió hacia Europa, para ofrecer una serie de conferencias a sus colegas y explicarles nuevas sutilezas técnicas y psicológicas para sorprender con el cartón de los naipes. Las pandillas de magos aprendieron de él el protocolo del palacio del Rey de Diamantes, desde entonces le apodaron "el Profesor".

    En los años sesenta se instaló en el Castillo Mágico de Hollywood, donde permanecería el resto de sus días. Nadie con dos dedos de frente osaba ocupar la mesa que tuvo reservada en el bar del Castillo durante veintinueve años. Aquella mesa se convirtió en lugar de peregrinación de los ilusionistas de todo el orbe, ávidos por sentarse junto al padre de la cartomagia moderna (uno de cuyos rasgos consiste, precisamente, en hacer las magias sentado) y ansiosos por escuchar de su boca consejos tan sabios como: "No hagas un juego que no harías si pudieras hacer magia de verdad".

    Sería una idiotez intentar exponer aquí cómo eran los efectos que hicieron legendario a Dai Vernon entre el censo mundial de magos, pero me daré por satisfecho si el lector confía en mí y se cree que esto que va a leer es verídico:

    Cuando le pedían que mostrara su famoso "Triunfo", el juego más rápido del mundo, ocurría lo siguiente: Un espectador escogía una carta y la introducía, tras mirarla, en el mazo. Vernon decía entonces: "Hace poco, la primera vez que hice este juego, un espectador me preguntó si podía mezclar él la baraja. Le dije, por supuesto, que sí. Pero al entregársela, ¿saben cómo mezcló?... Así". En ese momento el Profesor mezclaba la mitad de las cartas boca arriba con la otra mitad cara abajo. "Fue una desfachatez por su parte -se quejaba Vernon-, pues las cartas quedaron cara arriba... cara abajo... totalmente revueltas. ¿Cuánto tiempo creen que tardaría una persona normal en poner todas las cartas en un mismo sentido?". Fuera cual fuera la respuesta, Vernon aseguraba poder hacerlo con mayor rapidez y pedía a alguien que midiera el tiempo cuando él le avisara. "Preparados... listos... ya... ¡Alto!". El cronómetro tan sólo había marcado unas décimas de segundos cuando todas las cartas, salvo la escogida por el espectador, se encontraban boca arriba.

    Cuando murió en 1992, las pandillas de magos se pusieron muy muy tristes.
    Última edición por Iban; 23/06/2009 a las 10:08 Razón: Un texto tan largo, muchos errores con la teclas
    No hay magia más bella que la propia vida.

  4. #44
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    Nos quedan ya sólo un par de días para cambiar de mago (si este experimento sigue adelante, que eso ya lo deciden los jefes).

    A ver si en estos dos días que quedan alguien se amina a picar este anzuelo:

    Si huebiese un juego que define a Dai Vernon, a tu juicio, ¿cuál sería?

    He estado pensando, el cups and balls... los aros chinos... Pero creo que si hay un juego que, para mí es sinónimo de Vernon, ése es "triunfo":

    Se da a elegir una carta. Se recupera y pierde en la baraja con mezclas y más mezclas. Media baraja se pone dara arriba, y la otra mitad cara abajo, y se mezclan las dos mitades, montando un garigai de tres demonios. Se enseña que las cartas están todas en perfecto caos.

    Pero... dejando la baraja reposar, se hace una extensión en cinta, y todas las cartas vuelven a estar cara arriba. Todas excepto una, que resulta ser la carta elegida anteriormente por el espectador.
    No hay magia más bella que la propia vida.

  5. #45
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    Una anécdota...

    Hace un tiempo le hice una entrevista a Dan Silvester, como varios deben saber, Dan bastante amigo de Dai Vernon...

    Dan estaba perfeccionando su técnica de "Silvester´s Pitch" y se lo presentó al maestro... Vernon no le prestó mucha atención y le dijo "Cuando dejes de andar saltando por ahí y me lo presentes bien te daré mis consejos"... Dan siempre fue así, una eterna caricatura, meses después y con mucho esfuerzo en preparación, se presentó con su profesor nuevamente con el efecto muy mejorado y le dijo "Ahora sí, a un mago, cuando quieres mostrarle un efecto, primero hazlo sin presentación ni nada, sólo el efecto con la técnica en sí, luego preséntame todo con tus disfraces y todas esas cosas locas que haces..." Luego de decilrle ésto el mismo Vernon lo escoltó para que pueda mostrar su técnica en el castillo mágico.

    Vernon siempre decía que la mejor manera de pulir un efecto es, primero pensar qué se quiere lograr, pensar en el show y lo que se quiere hacer y luego en las técnicas que se usarán, luego leer libros con técnicas que puedan acercarse a lo que quiero lograr y en base a eso elaborar una técnica propia, practicarla hasta el cansancio frente a un espejo y cuando creas que la puedes presentar ante el público, someterla al criterio de otros magos, pero no cualquier mago sino alguien con quien compartas algunas ideas mágicas ya que, como él solía decir y lo pueden ver en varios videos... La envidia vicia mucho a la magia y sus críticas no son nada buenas...

    Bueno, no es mucho pero es algo como para sumar....

  6. #46
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    ¡QUE INCREIBLE HILO!

    Muchisisimas gracias a todos por la informacion, he aprendido un monton. De verdad, genial.

    Espero que la idea no decaiga (a ver si en futuros magos puedo aportar algo mas que alabanzas )

    Un saludete.
    Mas vale refrán inacabado..

  7. #47
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    Perdon por la fecha pero es que no me habia dado cuenta...soy nuevo aqui

    La verdad me ha parecido muy buena idea por tu parte Iban
    un muy buen hilo
    creo qu en el futuro puede dar sus frutos :D
    bueno aqui he encontrado la historia de como Dai Vernon consiguio engaiar a Houdini:
    (carta ambiciosa)


    Como maestro ilusionista, Dai Vernon fue visitado y interpelado por varios magos y tahures que indagaban sobre sus facultades y las ponían a prueba. Pero en una ocasión, en la época en que Dai Vernon estaba en la cima de su fama como maestro de la magia, en 1919, fue enfrentado por el legendario Harry Houdini y se convirtió ( dice la leyenda) en el único mago que pudo engañar a Harry Houdini. “Harry Houdini no era ningún ilusionista, no hacía trucos de magia, era un escapista”. Harry Houdini también retaba a otros magos a que lo engañasen. Solamente uno tuvo éxito y fue Dai Vernon en 1919. Dice Bruce Cervon: “Bueno, Harry Houdinni era una persona que no quería ser engañada por nadie y menos con un truco de magia. Lo único que quería era ver cómo se hacían los trucos de magia pero él sabía que nunca lo iban a poder engañar. Lo que pasó con este truco de magia fue que Dai Vernon le pidió que barajara el mazo de la manera que él quisiera y entonces le dijo: “Bueno, ves la carta que elegiste? No importa dónde la ponga dentro de esta baraja, siempre va a aparecer arriba de todo. Mira, voy a poner la carta ahora en el medio de la baraja de este modo… ahora mira ésto…
    - ‘¿has visto algún movimiento? ¿alguno en absoluto?’
    - ‘No, no vi ningún movimiento’, dijo Harry Houdini.
    - ‘Bueno, ves, ahora la carta volvió arriba del mazo. Te lo mostraré de nuevo’.
    Vuelve a poner la carta en el medio del mazo, y le dice:
    - ‘Bueno, ves? La carta volvió arriba del mazo’
    Harry había firmado la carta, entonces sabía que no había dos cartas como esa en el mazo. Entonces dice: ‘Déjame ver esa baraja’ y la toma, la observa, la toca y ve que no es ninguna baraja trucada. Entonces Dai Vernon repite el truco, le dice: ‘lo haremos de nuevo’ y lo hizo de nuevo, y otra vez y otra vez y Harry Houdini nunca pudo descubrir el secreto”.
    Última edición por Darking; 23/08/2009 a las 06:01

  8. #48
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    Después de la aparición de los originales de "Diez problemas con cartas por Vernon" (El Manuscrito de los 20$) y "Cinco problemas de magia de cerca" (El Manuscrito de los 3$), que tuvieron una tirada muy reducida y distribuida personalmente por Vernon y Ross, estos juegos fueron descaradamente copiados, plagiados, distorsionados en otros libros, lo cual sentó como el cul... sentó bastante mal a Vernon, puesto que estas reproducciones ni siquiera le citaban como el autor original. Y esto es algo que Vernon sufrió a menudo a lo largo de su vida.

    Cosa curiosa: mucho del material que aparece en "Expert Card Technique" es de Vernon. Hugard y Braue "olvidaron" acreditáselo.

    (Ahm, otro dato: las ilustraciones de los pocos manuscritos originales que salieron de 20$ estaban dibujadas por el propio Vernon, y coloreadas a mano. Quién pillara uno...).
    No hay magia más bella que la propia vida.

  9. #49
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    Traducción libre de un fragmento de artículo aparecido en The Jinx, núm. 105.

    ---
    Resulta difícil creer algunas de las historias que se cuentan sobre hasta dónde pueden llegar uno de estos tipos en la búsqueda de un secreto. La de Vernon tras la "dada del centro" es un buen ejemplo.

    Dai había terminado su estancia en Nashville, Tennessee y tenía que salir para Boston, Massachusets, pocos días después. Jean estaba haciendo las maletas y Dai fue a buscar el coche. Mientras un limpiabotas le abrillantaba los zapatos, ojoeaba un periódico y una noticia sobre un "middle dealer" de Saint Louis le saltó a los ojos. Era la primera pista que tenía sobre el paradero de un hombre al que llevaba ya mucho tiempo buscando. Varios años antes, en Wichita, había visitado a un jugador mexicano en la prisión local, quien le habló acerca de sus "maravillosas" dadas, y su "mecánica con las cartas". Desde entonces llevaba intentando localizarle sin éxito.

    Cancelando inmediatamente su actuación en Boston, Dai y Jean cogieron carretera hacia el sur en menos de una hora. Poco se pudo averiguar en la casa de juego de Saint Louis y, finalmente, en Kansas City, el propietario de una tienda de artículos de juego les dio una pista que les envió en un viaje de 70 millas hacia otra ciudad. Para causar una mayor impresión, Dai dejó su "DeSota Deluxe" atrás, y alquiló un gran Buick para el viaje. En el banco de Pleasatvilla, el cajero mencionó "un tipo bastante misterioso" que periódicamente ingresaba grandes cantidades de dinero.

    Pero la mala suerte seguía rondando a Vernon, y no fue capaz de conseguir ninguna dirección, ni siquiera en las salas de billares locales. Sentado en el coche y completamente desalentado, Dai le preguntó a una niña que pasaba si quería un helado. Y, sin ninguna otra intención que la de charlar un poco, Dai le preguntó si sabía dónde vivía Bill Kennedy.

    Pero ella, inmediatamente, le dijo dónde podía encontrarlo. Kennedy resultó ser un camionero, un tipo de persona que ambicionaba perteneder a la fraternidad elitista y distinguida de los jugadores. La opulencia que mostró Vernon funcionó como anzuelo, y la búsqueda de la perfecta "dada del centro" llegó a su fin. Dos semanas más tarde, Dai estaba de vuelta en Nueva York, sudando tinta para practicar un movimiento que ahora domina a la perfección.

    En una de sus cartas a Horowitz, Dai añade una postadata: "y una pequeña fue la que me condujo a la solución". Después de muchos años y montones de problemas, un cucurucho de helado había dado con la respuesta.
    ---
    Última edición por Iban; 10/01/2010 a las 03:14
    No hay magia más bella que la propia vida.

  10. #50
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    Leyendo sobre otras cosas, he encontrado una anécdota que me apetecía compartir, y no tenía claro dónde. Como tangencialmente hace referenia a Vernon, la añado aquí.

    Cuando Vernon vivía en Nueva York, acostumbraba a reunirse con un grupo de magos en la trastienda de una vieja tienda de magia. A una de esas reuniones, una vez, acudió un tal Walter Scott (no, no nos confundamos: el escritor de Ivanoe es de 200 años antes). El pájaro éste, Walter Irving Scott, era conocido como uno de los mejores tahures del momento (cardsharks, los llaman), al punto de que se ganó el apodo de "el fantasma de las mesas de juego", y se vanagloriaba de poder engañar a los mejores timadores.

    A lo que íbamos; una noche se presentó Walter en este círculo mágico, e hizo la siguiente demostración. Primero le vendaron los ojos, posteriormente uno de los asistentes cogió una baraja, la mezcló, la cortó y se la entregó, estando aún con los ojos vendados.

    Walter, sin ver, repartió seis manos de poker, quedando entre las suyas los cuatro ases y un rey. Ninguno de los magos presentes fue capaz siquiera de sospechar cómo lo había hecho. Y hubo alguno que dijo: "Hoy no ha venido Vernon, él sí lo habría visto".

    Esto nos puede dar una idea de la estrecha relación que guardaba Vernon con el tahurismo, y su obsesión por los "jugadores de ventaja" (a lo René).
    Última edición por Iban; 09/03/2010 a las 22:10 Razón: Deserroreando el texto.
    No hay magia más bella que la propia vida.

 

 

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