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  1. #71
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    15 jul, 08
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    Hasta hoy no me había atrevido a participar en el hilo: tenía demasiado que leer y aprender y poco que decir, pero como veo que se nos puede escapar hacia la discusión de qué es arte, retomo la sugerencia que nos plantea Luis Vicente sobre el análisis de los espectáculos.

    En agosto de 2008 estreno “Mago por casualidad”, hasta la fecha lo he llevado a escena en 28 ocasiones y ahora empieza gira (lo muevo, esencialmente, en vacaciones, porque vivo de la campaña escolar donde no tiene cabida).
    El planteamiento inicial era el de crear un espectáculo cómico, para público familiar, en el que la magia, lógicamente, fuese protagonista.
    Escogí un personaje creado hace mucho tiempo y con el que me siento a gusto (como personaje nace en 1998 y ha actuado cientos de veces en sala y calle).
    En función de ello escribo el guión:
    Arcadio (el personaje) es el ayudante de un mago que, por circunstancias, se ve obligado a entretener al público hasta que llegue el actuante. Poco a poco va descubriendo que él también es capaz de hacer magia y termina adueñándose del sowh del mago, hasta ejecutarlo íntegramente.
    Arcadio es “un tonto”, pero no el arquetipo, sino la persona inteligentísima, que todo lo resuelve, y de la que todo el mundo se ríe por su aspecto, por su manera de desenvolverse.

    Sobre esta idea voy introduciendo los juegos que deseo llevar a escena. Miro mucho las emociones (ternura, alegría, pena, misterio, asombro, desconfianza…) y trato de ajustarme a las curvas de interés de los espectadores. Fracaso (al público le gustó mucho más que a mí). Tras las primeras representaciones quito algunos juegos rápidos, suprimo gags e introduzco otros y varío el orden de las rutinas.
    ¿Por qué? Porque detecto que no está bien promediado: hay incongruencias e inconsistencias. El ritmo no es el adecuado y el espectáculo me decae algo en su parte central, con lo que el final queda menos lucido de lo deseable.
    Analizo los errores fundamentales:
    El ritmo: el juego de las pizarras espiritistas se hacía largo, y era el antepenúltimo. Estaba más orientado a los adultos, con lo que los niños desconectaban, les costaba retomar el hilo y estorbaban.
    Las contradicciones en las emociones: hacía subir y bajar de una forma brusca, tan brusca que desencajaba al especador. Rompía su coherencia.
    La alteración del orden del número de esponjas y las pizarras espiritistas me permitió: resolver el tema de los tiempos, promediar las emociones.
    Las resumo: entra el personaje (risas y desconfianza), gag payasesco que desemboca en la aparición de una botella (primer truco) (risas y asombro). Error del mago (la botella tiene agua y no leche (risas y autosuficiencia: “ya sabía yo que esto no podía salir bien”). Conversión del agua en leche (sorpresa y desengaño: “no es lo que yo me creía”).
    Se adueña del espectáculo.
    Inauguración de la sesión (corte de la cinta y recomposición). Participación activa del público. Errores constantes del mago. Gag recurrente durante todo el número. (Desesperación, risas, sorpresa, intriga).
    Pizarras espiritistas: participación activa del público (risas, intriga, experimento, sorpresa, poder).
    Rutina de esponjas: participación activa del público (alegría, belleza, sorpresa, miedo, pena, dicotomía bondad-maldad, poder).
    Papel Okito: (solucionar una necesidad, sorpresa, alegría)
    Aparición del pez: (belleza, alegría, sorpresa).

    Sólo el análisis posterior de lo que ocurría en escena pudo llevarme a introducir estos cambios, con lo que el espectáculo ha ganado mucho, mi satisfacción también, y el volumen de contrataciones ha aumentado considerablemente.
    Tengo claros algunos puntos: tanto las emociones como los puntos de interés del público nacen solos (al menos en mi caso) en el trabajo previo (al diseñar el espectáculo) pero sólo un análisis posterior puede llevarme a rectificar algunos aspectos que sobre la teoría eran correctos pero en la práctica flojeaban.
    La práctica y su análisis hacen que un número evolucione, se complemente y se perfeccione.

  2. #72
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    Estoy con Pulgas, para no liarnos, podemos discutir sobre el Arte en el hilo que está abierto al efecto.

    Veo que en sus espectáculos Ignoto ya trabaja con un guión en el que las emociones que pretenden provocar vienen escritas. Eso es fantástico. La mayoría de nosotros tenemos que hacernos nuestros propios guiones y no hay más remedio que hacerlo como tanbién comenta Pulgas, probando y modificando.

    El análisis de las sensaciones y emociones vale igual para una sesión completa, como para un juego concreto. Y observo que Rafa Cama y Pulgas sí tienen bastante claro lo que pretenden comunicar al público con su número.

  3. #73
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    11 ene, 09
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    Cita Iniciado por t.barrie Ver Mensaje
    Me planteé entonces que era un tema en el que el espectador se podía implicar con facilidad, un tema con el que sería fácil enganchar al público de alguna manera. Captar su interés.

    "La carta de la suerte" (gec 1) .

    y digo que vamos a averiguar cual es el numero de la suerte del espectador.
    El espectador elige la carta, pero no, todavía no vamos a verla. Aquí ha de surgir algo de intriga
    (continuará)
    Cierto. Hasta aquí todo bien, pero viendo tu actuación no veo espontaneidad en el hecho de que salga un siete. Debes hacer una pequeña pausa antes de conocer que era un siete. Y después no corras.

    Yo lo hago así:
    Primero , una espectadora elige una carta y, después, su novio elige las otras 3. Digo a la espectadora, a ver qué carta has escogido ¡Vaya un siete! Pausa, sonrio y comento cosas del número 7: El siete es un número especial, fijate: los siete días de la semana, los 7 colores del acoiris, los 7 pecados capitales, las 7 maravillas del mundo antiguo, ( y pasando a un tono más jocoso) ´blancanieves y los 7 enanitos, los 7 niños de Ecija, 7 novias para 7 hermanos... en esta última parte ya me sonrio para quitarle seriedad al asunto (estamos jugando... )

    Pero le has dado importancia al número, no lo has dicho de pasada, como algo ya sabido.

    Luego con la mirada busco al novio, en el lado opuesto. Veamos qué has elgido tú. Y despacio volteo la primera, con sopresa se ve que también es un 7, con intriga vuelves la segunda y sorprendentemente es otro siete y ¡como este último sea otro siete en la 3ª...!, y lo volteas con energía cara arriba ¡Y también es otro siete!

    ¡La suerte para vosotros está asegurada....!

    No digo que lo hagas como yo. Es graduar la enseñada de los 7 variando la velocidad, la voz y la intencionalidad de cada uno de ellos. Eso es lo que da variedad y emoción. Debe ser un milagro, como corresponde a esa espectacular coincidencia de la suerte.

    No puede ser algo lineal.
    Última edición por Luis Vicente; 02/08/2009 a las 20:18

  4. #74
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    Cita Iniciado por Luis Vicente Ver Mensaje
    Cierto. Hasta aquí todo bien, pero viendo tu actuación no veo espontaneidad en el hecho de que salga un siete. Debes hacer una pequeña pausa antes de conocer que era un siete. Y después no corras.

    Yo lo hago así:
    Primero , una espectadora elige una carta y, después, su novio elige las otras 3. Digo a la espectadora, a ver qué carta has escogido ¡Vaya un siete! Pausa, sonrio y comento cosas del número 7: El siete es un número especial, fijate: los siete días de la semana, los 7 colores del acoiris, los 7 pecados capitales, las 7 maravillas del mundo antiguo, ( y pasando a un tono más jocoso) ´blancanieves y los 7 enanitos, los 7 niños de Ecija, 7 novias para 7 hermanos... en esta última parte ya me sonrio para quitarle seriedad al asunto (estamos jugando... )

    Pero le has dado importancia al número, no lo has dicho de pasada, como algo ya sabido.

    Luego con la mirada busco al novio, en el lado opuesto. Veamos qué has elgido tú. Y despacio volteo la primera, con sopresa se ve que también es un 7, con intriga vuelves la segunda y sorprendentemente es otro siete y ¡como este último sea otro siete en la 3ª...!, y lo volteas con energía cara arriba ¡Y también es otro siete!

    ¡La suerte para vosotros está asegurada....!

    No digo que lo hagas como yo. Es graduar la enseñada de los 7 variando la velocidad, la voz y la intencionalidad de cada uno de ellos. Eso es lo que da variedad y emoción. Debe ser un milagro, como corresponde a esa espectacular coincidencia de la suerte.

    No puede ser algo lineal.
    Captado. Uno de los problemas que he tenido en el video ha sido el tiempo. la rutina no estaba armada especialmente para el concurso, haciéndola de forma más pausada (como debería en algunos momentos) la rutina se me iba a los 15 minutos. Quise "acelerar", y ahora me doy cuenta que la presentación salió perjudicada. Lo que me comentas de este primer juego ya es un ejemplo.
    Tomo nota de lo "tiempos", al enseñar la primera, y al voltear las otras tres, lo de dar más importancia al numero...

    A ver si otro rato analizo algo más de la rutina, así comentamos algo de los otros juegos.

    Un saludo.

  5. #75
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    Volviendo a mi rutina y el sentido de PARTICIPACION, de FORMAR PARTE, de COMPLICIDAD que quiero conseguir con mi magia, os diré que hoy he puesto en marcha una nueva idea que se me ocurrió y que (sin ser la caña de España, ya lo aviso) ha gustado al público. Algunos dirán que es un poco arriesgado, pero bueno... cuestió de gustos. La comento brevemente por si a alguien le gusta.

    Se trata simplemente de introducir un nuevo elemento de "juego". El voluntario de un juego es el que elige quién es el voluntario del siguiente (les digo que sea alguien a quien no conozcan, aunque hoy ha habido un momento en que un chico quería elegir a su novia, he visto que la situación podía tener su gracia, y he accedido). Es una manera sencilla de a) premiar a la gente por su colaboración, y b) dar poder al público.

    O eso, o una chorrada que sólo me parece interesante a mí. Que también puede ser.

    También he aprovechado para introducir algunos cambios en la rutina de las películas, a raiz de unas ideas que me dieron Carlos Vinuesa y Manolo Talman, que creo que aumentan la potencia mágica considerablemente. En cuanto pueda, lo grabo y posteo.

    Un saludo, y perdón por un post quizás un poco egocéntrico.
    Última edición por rafa cama; 06/08/2009 a las 01:25 Razón: Había escrito perdón con "m" en vez de "n".

  6. #76
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    Bueno, después de leer este hilo me da una pena enorme que se cierre. Realmente es para recogerlo todo, imprimirlo, encuadernarlo y leerlo con más calma y detenimiento. Así que si me lo permitís, voy a dar mi visión del tema.

    Empezare por el motivo principal por el que se abrió este hilo; las Emociones.



    Sobre las Emociones




    Bien, como mago que ha crecido bajo la influencia de la EMM, debido a la influencia de la misma en la provincia de Cádiz. El tema de las Emociones es algo que me tome muy en serio desde hace ya unos años. Creo firmemente, que la teoría de las emociones de Tamariz, ha sido su mayor aporte al mundo de la teoría mágica.

    Yo en mis actuaciones intento introducir gran variedad de emociones, os comentare alguna de ellas.

    El Misterio; esta emoción está suscrita a nuestros espectáculos, es una emoción que siempre esta presente en todos y cada uno de nuestros juegos. Recordemos que nosotros hacemos cosas sin explicación aparente.

    La Sorpresa; me encanta esta emoción, es más. He de tener cuidado con ella, pues es tanto lo que me gusta,que suelo abusar a menudo de este tipo de efectos. Lo cual no es bueno en sesiones de larga duración. Por ello procuro que no haya mas de uno o dos juegos de este tipo en mi sesión de 90 minutos..., eso si, no siempre lo consigo ¡Que droga! En mi caso, la sorpresa provocada es positiva, pues viene seguida de la alegría hilarante (bonito termino t.barrei)

    La Nostalgia; esta emoción, más que a través de mis juegos, la busco o mejor dicho; la consigo, con mis utensilios mágicos; cubiletes de cuero viejo con dados que golpean la mesa, fichas de domino deslizándose por la mesa desnuda sin tapete, la baraja de cartas españolas, etc.… y también con algunas expresiones ya en desuso.

    Esto que digo, creo que también es algo a tener en cuenta, que no sólo podemos trasmitir emociones a través de nuestros juegos, si no también de nuestros utensilios, vestuario, expresiones, etc.…

    La Ternura; Soy un tipo muy besucón, me encanta dar achuchones, apretones y demás muestras de cariño. Sobre todo me encantan las abuelas y los abuelos, me he dado cuenta, que sin querer siempre saco a alguno para darle pellizcos en la cara y algún que otro achuchón. Sabiendo de este punto de mi personalidad, al estructurar mi sesión intento que se incluya algún juego que me permita este jugueteo con mis espectadores. (¡Juas! Releyendo este último párrafo, parece escrito por una especie de psicópata afectivo)


    El Miedo:



    Hay que buscar los polos, por ello la emoción del miedo es una que da muchos enteros a mis sesiones pues se sitúa en el sitio opuesto del resto de emociones que busco y deseo transmitir. Para ello, recurro a un juego (Uno y sólo uno) que implica un cierto peligro para la integridad física del espectador que me ayuda en ese momento, mezclado con mucho humor, para quitarle “hierro” al asunto. Eso si, con este tipo de emociones hay que ser muy, pero que muy cuidadoso, ya que a veces, nuestros voluntarios o sus familiares son de lo más sensibles y podemos conseguir el efecto contrario al buscado. Se que el miedo puede no parecer una emoción digna de ningún entretenimiento como el ver un espectáculo de magia. Pero no dejemos de recordar, obras teatrales que acojonan, atracciones de feria terroríficas y como finalmente salimos con nuestra risa nerviosa y un sabor de boca muy, muy bueno. Aún así, cuidadin con este tipo de emociones.

    La Desilusión; ¡Toma ya! ¡Un Ilusionista queriendo desilusionar! Ufffff, este tema de la desilusión, es algo de lo que aún no estoy muy seguro, lo mismo un día me arrepiento, peeeeero…, a veces hay que probar las cosas más inverosímiles para comprobar su utilidad. Primero os pongo en algunos antecedentes:

    Juan Tamariz...,



    ...en su libro “La Vía Mágica” comenta (muy resumidamente) que, por este método vamos cerrándole puertas a los espectadores, le ponemos una pista falsa final y en cuanto se de de bruces con ella, entrará sin remedio en el "Arcoiris mágico"

    Gabi Pareras*...,



    ... por el contrario se pregunta; ¿Pero a que costa? ¿A costa de que el espectador entre en ese mundo cabizbajo? ¿No sería mejor quizás, no hacer referencia alguna a la posibilidad de truco? No dar nunca a examinar los elementos (al menos no directamente), pues ese mero hecho, ya esta diciendo la posibilidad de que encierre trampa lo que hacemos. Vamos..., intentar no hacer mención ninguna a la utilización de trucos y hacer. Así...sin más. La gente ya sabe que todo tiene truco, así que tienen que asumir que la única opción para disfrutar de la sesión, es suspender su incredulidad y entrar por si mismos en el “Arcoiris Mágico”

    * Gabi Pareras, para aquel que no lo conozca, es un TITÁN del pensamiento mágico teórico. Vive en Barcelona y es uno de los más finos artistas, por que él es artista; que ha dado la magia en España.

    Pues bien, me gusta la teoría de las pistas falsas de Tamariz. Las he aplicado y las aplico aún. La cosa es, que el pensamiento de Gabi abrió en mi una profunda… ¿frustración?... No, no creo que ese sea el término que rondaba mi cabeza, pero creo que me haré entender aún con el término erróneo. Y me dije, que si…, que podría ser real aquello que mostraba Gabi, pero había algo que no me terminaba de convencer de su planteamiento. Como seres humanos que somos, siempre estamos buscándole respuestas a lo imposible para tranquilizar nuestras débiles mentes, por ello. No creo que un espectador pueda suspender su incredulidad así como así, no. Simplemente, por que no sabe que pierde en el camino que ha decidido o va ha decidir tomar, a la hora de ver nuestra sesión. ¡Hasta que no tropezamos no aprendemos! Entonces pensé en buscar alguna forma de demostrar al espectador que si busca el secreto y lo encuentra, no será más que contraproducente para su entretenimiento, quería que asumieran que no debían de pasárselas buscando el truco (aún sabiendo que existe un truco !Que no les interese!) Pero para ello, debía hacerlos tropezar. Debía de mostrarle cuanto iban a perder si entraban por ese camino y no por el “Arcoiris Mágico” y me puse a ello, así que decidí darles esa emoción “La Desilusión” Hacer un juego de entrada, que fuera fuerte e impactante, para justo después, en cuanto lo hayan degustado; revelarles el secreto. El secreto real.

    Bien, el planteamiento lo tenía claro, pero… ¿Explicar un juego? Así que me puse a pensar en efectos para dicho fin, efectos de entrada (sólo en escena, efecto fuerte, etc.) finalmente di con un efecto que me podía servir para probar toda esta “paja mental” mía. “El Pañuelo y el Huevo”, fue el elegido, es un efecto fuerte, muy fuerte para el profano. ¡Un Huevo aparece en una mano dónde instantes antes había un pañuelo y éste último viaja al bolsillo! Y para más INRI, se explica el efecto, el cómo y si esta explicación no va en tono jocoso, si no más bien serio. (Sin colarse) la gente se queda descolocada, asombrada, se miran unos a los otros, sonríen tímidamente…, es un momento de ¿Porqué el mago nos explica esto?..., vamos, pasan por un momento de; desilusión.

    Para colmo, les digo:

    “Recuerdan la sensación de cuando vieron aparecer el huevo ¡Fue increíble! Y sin embargo en cuanto les expliqué, que el huevo era irreal, que había dos pañuelos… sus caras eran un poema, se sintieron desilusionados, defraudados… pues bien, esa sensación es la que conseguirán si durante el resto del espectáculo siguen intentando encontrar los “secretos” Señores, somos mayorcitos… sabemos que todo en esta vida tiene sus secretos, pero ya que lo sabemos y sabemos que en este caso, el descubrirlos no es más que contraproducente, les invito a pasar al otro lado del espejo y disfrutar como si todo esto fuera real. En cambio, si quieren, me puedo pegar los siguientes 90 minutos haciendo un juego y explicándolo a continuación, al menos así no cansaran sus mentes ni se frustraran, eso si el disfrute, el aleteo de la magia, sólo les durará unos segundos… ¿Os apetece entrar? ¿Si? Pues entonces a partir de ahora, para ustedes, la magia será real, sólo habrá un pañuelo y este huevo será un ¡HUEVO REAL!”


    En ese momento parto el huevo, en el interior de un vaso viéndose ahora que es uno real. De este modo, intento que “sufran” en sus carnes lo que se pierden al encontrar un secreto y que por ellos mismos, entren en el “Arcoiris Mágico” del que nos habla Tamariz, pero esta vez, intentando seguir la premisa de Gabi. Finalmente, al partir el huevo y verse que es real, les estoy tendiendo una mano y les quito el sin sabor, que les acabo de provocar al revelarles el secreto.

    Como digo, esto no son más que disertaciones mías. Disertaciones cuáles, que me permito el probarlas ante público (Tengo la suerte de dedicarme a esto y hacer de 3 a 4 actuaciones semanales para distintos espectadores) como os digo, no se si estaré haciendo bien, peeeero, como dije antes ¡Hasta que no tropiece en la piedra no lo aprenderé!

    Bueno… mañana o pasado os prometo seguir, ya no puedo distraerme más tiempo hoy. ¡Un saludete a todos!
    Última edición por rubiales; 19/10/2009 a las 17:01 Razón: Subrayar cosas que crei interesantes.

  7. #77
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    Voy a seguir un poquito más, hoy estoy perdiendo todo el día por la red ¿O quizás no? No, no lo creo, con que todo esto haga pensar a alguno de vosotros, no será un día perdido, si no regalado.



    Sobre las Emociones II



    La Frustración; Las emociones no tienen por que pasar en las carnes del espectador directamente, al menos eso pienso yo. Si el mago siente algún tipo de frustración por lo que acontece en escena y el mago le cae bien al público, éste se implicará emotivamente con él, viviéndola como propia. (Conste que estos son pensamientos míos, con lo cual es más que probable que no sean ciertos. Mis pensamientos si, su razón lógica no) La Frustración es otra de las emociones que suelo incluir dentro de mi sesión, el mago intenta que los espectadores (normalmente aquí uso dos niños) hagan una serie de acciones, mientras estos no se sabe bien por que, hacen cosas contrarias y contradictorias a las ordenadas por el mago, el mago cada vez más extrañado y frustrado, pues no comprenden ordenes sencillas, acaba bajándolos del escenario resignado y moviendo la cabeza de un lado a otro. Es curioso, pero el efecto de esta emoción no es negativo, como podría suponerse en un principio, al menos no en la estructura que yo presento en la rutina.

    La Confusión; no es magia ¿Cuántas veces habré oído esto? ¡Pues ala! Yo cierro mis sesiones con un caos fenomenal; La Carta General, en una versión que el espectador es incapaz de seguir con la lógica. No tiene ni pies ni cabeza, no se sabe porque pasan las cosas, ni el mago las explica y cuando acaba, te quedas con cara de ¿Qué coño ha pasado?

    Sin embargo las emociones que discurren aquí, pues son muchísimas; la sorpresa, el misterio, la confusión, el suspense, la ironía, la compasión, la culpa y un largo etc.…en la que predomina una emoción global que cobija al conjunto; La Confusión. Confusión que viene dada y alimentada por tener una mezcla tan brutal de emociones en tan corto espacio de tiempo que es eso precisamente, lo que hace grande a esta rutina ¡La Variedad de Emociones!


    La Ira;


    Rafael Baltresca, magnifico mago Brasileño. Especialista en enmangues y un mago emocionante de ver.

    Curiosa emoción esta, ¡juas! La Ira; el mago le monta un pollo a una pobre espectadora, le grita, mueve las manos airado delante de ella, otro espectador se levanta y pide calma y respeto y Baltresca ¡Le insulta! El espectador se indigna y Baltresca ¡Le pega! Si, si, le pega un puñetazo, lo tira por los suelos, etc.… finalmente se calma, se calma…mmmm ¡Que buenas las Pringues!..., hay que ver lo que relajan estas patatas, se come una..., y da otra al espectador que le pego y este se relaja y otra patata a la espectadora, todos se relajan…

    Ni que decir tiene, que los espectadores “saben” que todo es una comedia, el personaje al que pega, es un ayudante avisado de antemano, etc.… pero la emoción vivida, no se la quita nadie al público y es que es curioso, aunque nuestro intelecto sepa que todo es ficticio e irreal, nuestras emociones viven el momento sin importar nada más. Ya lo dice Jorge Bucay, es mejor hablar a las emociones que al intelecto y esto, es precisamente lo que hace Baltresca, lo mismo que Bucay con sus cuantos; ataca al sentimiento.

    La Culpa; Hay emociones, que además se usan para otros aspectos, que no los meramente usados para conseguir variedad, estos elementos; como la sorpresa, que en según que grado es aprovechada como misdireccion mental para hacer técnicas secretas como el enfile, por poner un simple ejemplo. El mago utiliza la culpabilidad en muchos de sus juegos, cuando el espectador pierde una carta en la baraja sin que el mago se lo ordenara y coge desprevenido a éste por ello, cuando en realidad la tenemos controlada ya en sup.1 dando así una impresión extra de dificultad aparente, por culpa de un imprevisto causado por una acción de un espectador.

    Aunque esta es una emoción negativa, nos ofrece una gran ventaja táctica y como añadido, nos ayuda a la ansiada diversidad de emociones.

    Concluyendo:

    La lista de emociones creo que es inmensa, si queréis podemos abrir un hilo en el que se postéen sólo emociones y una pequeña explicación de la misma, nada más. Sin comentarios extra, así podemos confeccionar una lista con ellas.

    Por otro lado, a la pregunta de si construimos conscientes a las emociones trasmitidas, pues creo que no, al menos no en mi caso. Yo construyo mis juegos y rutinas de forma un tanto intuitiva. Lo que si, luego a la hora de estructurar o unir juegos para formar rutinas si que tengo en cuenta las emociones de cada cosa.

    Ahora si, paro por hoy. Mañana o la semana que viene seguiré.., no se, porque ahora he de ultimar las cosas para el Festival de Córdoba; Cabra-Cadabra, al que asisto este fin de semana para exponer mi conferencia de salón y realizar mi espectáculo de escena. ¡Espero veros a algunos por allí!

  8. #78
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    Predeterminado

    Refloto este post para añadir unos apuntes de la asignatura emoción y motivación(tengo exámen de esta asignatura la semana que viene)
    Igual ayudan a entender un poco más todo este mundo de las emociones. O igual ayuda a que se queden dormidos , pero en fin...




    LA SORPRESA, EL ASCO Y EL MIEDO.
     
    LA EMOCIÓN DE SORPRESA.
     
    – La sorpresa es la emoción básica más singular. Es la única que es hedónicamente indeterminada. Rosenman, Antoniou y Jose la describen como la única emoción básica que es elicitada por una única dimensión de evaluación del estímulo, denominado inesperado.
    – Se puede definir como una reacción causada por algo imprevisto, novedoso o extraño. Como consecuencia de ello, la atención, la memoria de trabajo y, en general, todos los procesos psicológicos se dedican a procesar la estimulación responsable de la reacción. La sorpresa es una reacción a un evento o suceso discrepante del plan o esquema del sujeto.
    – Es la emoción más breve de todas las primarias. Se trata de una reacción emocional neutra, no cabe clasificarla como positiva o negativa, agradable o desagradable. Suele convertirse rápidamente en otra emoción, la que sea congruente con la situación estimular desencadenante de la sorpresa. Es un estado transitorio que desaparece y se habitúa rápidamente.
    – Hay un considerable solapamiento entre la respuesta de orientación y la emoción de sorpresa-asombro. La RO habitualmente aparece ante estímulos novedosos e informativos para la persona, siempre que no sean de muy alta intensidad o nocivos, en cuyo caso se producirá una respuesta de defensa.
    – Su proceso implica la interpretación (evaluación), así como la estimulación de la repercusión personal (valoración) que acarrea el estímulo. Clore y Ortony señalan que sea cuál sea la forma mediante la que se lleva a cabo el proceso de valoración de una situación o eventos actuales, lo verdaderamente importante es que la emoción ocurre como consecuencia de la activación de un proceso cognitivo relacionado con la significación de la situación.
    – El procesamiento cognitivo de la sorpresa se produce ante desencadenantes que suceden con una alta rapidez o muy abruptamente. El sujeto, ante esa situación, valora tener una baja capacidad de control y una muy baja capacidad de predicción. En la valoración del afrontamiento del evento, se valora éste y las consecuencias del mismo con un grado alto de urgencia para afrontarlo.
    – Se asume que un evento elicita la sorpresa iniciando una serie de procesos que comienzan con la evaluación del evento como excediendo algún valor del umbral de la discrepancia del esquema (o inesperado), continúa con la ocurrencia de una experiencia de sorpresa y, simultáneamente, la interrupción del procesamiento de información continuo y la reasignación de los recursos de procesamiento al evento discrepante del esquema, y culmina en un análisis y evaluación de este evento y una actualización, extensión o revisión del esquema relevante.
    En cuanto al análisis y evaluación de los sucesos inesperados, Meyes, Reisenzein y Schützwohl indican que este proceso se compone de cuatro subprocesos:
    · La verificación de la discrepancia del esquema.
    · El análisis de las causas de un suceso inesperado.
    · La evaluación del significado del evento inesperado para el bienestar personal.
    · La valoración de su relevancia para la actividad o acción que se está realizando.
    – La respuesta de sorpresa produce una rápida activación de las zonas de proyección sensorial implicadas en la percepción de los desencadenantes emocionales. Los mensajes aferentes sensoriales provenientes de los ojos, la piel y otros órganos perceptivos, se transmiten al córtex somatosensorial primario, y antes de alcanzar esta estructura han pasado previamente por el centro de relevo del tálamo.
    La medida de la expresión facial de la emoción de sorpresa, y de todas las emociones primarias, se realiza a través de dos sistemas de codificación estandarizados:
    · Sistema de Codificación de la Acción Facial (FACS) de Ekman y Friesen.
    · Sistema de Codificación de Máxima Discriminación del Movimiento Facial (MAX) de Izard.
    – Como resultado de la evaluación de placer/displacer de la experiencia que es posterior a la evaluación de la discrepancia del esquema, la emoción de sorpresa es frecuentemente seguida por otra emoción que colorea su positividad (sorpresa + alegría) o su negatividad (sorpresa + ira). La sorpresa puede amplificar la reacción afectiva posterior vía su intrínseca activación.
    Por último, la sorpresa da por resultado un proceso que ayuda a eliminar la discrepancia del esquema, por ejemplo, la búsqueda causal y la atribución causal y, si es necesario, la actualización del esquema relevante. Si el esquema es actualizado, probablemente los mismos estímulos ya no elicitan sorpresa una vez que ellos ya forman parte del esquema y por lo tanto no son inesperados.
     
    LA EMOCIÓN DE ASCO.
     
    – En el sentido más general, el término asco define una marcad aversión producida por algo fuertemente desagradable o repugnante. El asco es la respuesta emocional causada por la repugnancia que se tiene a alguna cosa o por una impresión desagradable causada por algo.
    Rozin y Fallon señalan que el rechazo en el asco muestra el seguimiento de dos principios que acontecen en una variedad de prácticas mágicas y creencias en las culturas tradicionales:
    · Contagio: se refiere a la tendencia a creer que un breve contacto causa una permanente transferencia de propiedades de un objeto a otro, aún cuando no hay una sustancia material transferida.
    · Similitud: semejanzas producen aversiones (o predilecciones).
    Rozin, Lowery y Ebert han identificado dos posibles expansiones futuras del asco:
    · Contaminación interpersonal: un asco elicitado por contacto físico, directa o indirectamente, con extranjeros o personas indeseables.
    · Dominio moral del asco: donde las personas describen frecuentemente acciones asquerosas, tales como abusos de niños, infidelidad e incesto.
    En el aprendizaje de la aversión al sabor en humanos, las personas y los animales desarrollan aversiones a los alimentos que consumen antes del malestar, a pesar de la demora de varias horas entre su consumo y el malestar. ¿Por qué se produce? Se han propuesto dos explicaciones muy diferentes sobre el aprendizaje de la aversión al sabor demorado:
    · La teoría de la seguridad aprendida de Kalat y Rozin sugiere que el responsable del aprendizaje de la aversión al sabor es un único proceso utilizado por los animales para evitar los alimentos nocivos. Un animal expuesto a un alimento nuevo sólo consume una pequeña porción del mismo, esta escasa toma de alimento nuevo, o neofobia ingestiva, tiene un significado adaptativo: impide que un animal consuma una gran cantidad de un alimento potencialmente nocivo, de modo que si el alimento está envenenado, se pondrá enfermo pero no morirá.
    · La teoría de la interferencia concurrente de Revusky supone que después de consumir un alimento, es poco probable que un animal tome otro alimento durante varias horas. Por tanto, se produce el aprendizaje demorado en la aversión al sabor como consecuencia de la ausencia de interferencia concurrente. La aversión puede no desarrollarse si entre el alimento y el malestar intervienen otros alimentos.
    – Rozin, Haidt y McCauley señalan que el asco, experimentado por los humanos en todo el mundo, muestra un alto grado de constancia y conservacionismo en la forma de su salida o producción (expresión, náusea y tendencia conductual) pero ha sufrido una extraordinaria transformación y expansión en el aspecto de la valoración.
    – Lewis indica que hacia los tres meses los niños muestran asco y exhiben la expresión de asco en un contexto adecuado. Esto sugiere que la función original y primaria del asco es proteger el cuerpo de sustancias sentidas como dañinas.
    – El asco tiende a ser más corto en duración y relativamente bajo en la intensidad de la experiencia subjetiva.
    – En cuanto a las consecuencias del asco, es una emoción cuya función principal es promover y mantener la salud, y como consecuencia de ello hace que se potencien los hábitos saludables, higiénicos, y en última instancia adaptativos. En su vertiente más negativa, es utilizado como un mecanismo de control social. Así, desde determinadas instancias se ha llegado a sugerir que el asco interpersonal se encuentra en la base del trato discriminatorio a otras personas, por “razones” de su apariencia física, abuso de sustancias, crímenes, “desviación” sexual, clases sociales más bajas o extranjería. De esta manera, el asco juega un importante papel en los juicios morales y en la violencia étnica.
    – Los resultados obtenidos hasta la fecha muestran que, en general, en todos los estudios donde se ha aplicado la escala de sensibilidad al asco de Haidt, McCauley y Rozin, las mujeres presentan valores más elevados que los hombres.
    – La sensibilidad o susceptibilidad al asco está asociada a varios trastornos, entre ellos los de conducta alimentaria, anorexia nerviosa y bulimia nerviosa; está en la génesis de fobias específicas, en particular a pequeños animales y también está implicada en varios trastornos con síntomas de ansiedad, que incluyen síntomas obsesivo-compulsivos y fobia social.
    De los resultados encontrados se sugiere que el asco es una compleja emoción que probablemente tiene vínculos con los estados fóbicos. Basados en estos datos, se ha sugerido que la reacción a los objetos fóbicos, así como las conductas de evitación desplegadas por los individuos que tienen esos particulares trastornos de ansiedad, podrían estar basadas en las reacciones aprendidas de asco más que en las reacciones de miedo.
     
    LA EMOCIÓN DE MIEDO.
     
    – El miedo es un legado evolutivo vital que tiene un valor de supervivencia obvio. Öhman, Dimberg y Öst analizan el miedo dentro de dos importantes sistemas de conducta derivados a través de la evolución: un sistema predatorio de defensa y un sistema social de sumisión. Desde esta perspectiva el miedo opera a dos niveles, conducir los organismos a distanciarse de los depredadores y promover la sumisión al miembro dominante del grupo.
    – El miedo es una emoción producida por un peligro presente e inminente y que se encuentra muy ligada al estímulo que lo genera.
    – Hay que diferenciar la emoción de miedo de la ansiedad. Mientras que el miedo hace referencia a una emoción producida por un peligro presente e inminente, ligado al estímulo generador, la ansiedad hace referencia a la anticipación de un peligro futuro, indefinible e imprevisible, siendo la causa más vaga y menos comprensible que en el miedo.
    – Desde el punto de vista de Epstein el miedo es el motor de la evitación. Si no hay resistencia, externa o interna, el miedo apoya la acción de escape. La ansiedad puede ser definida como un miedo no resuelto, o alternativamente como un estado de activación sin dirección específica posterior a la percepción de amenazada.
    – Más recientemente, Öhman indica que la ansiedad es a menudo preestímulo, mientras que el miedo es postestímulo.
    – Las consideraciones de supervivencia, tanto las contemporáneas como las contempladas desde la perspectiva de la evolución, son relevantes para las dimensiones antecedentes o estimulares de los miedos humanos.
    – Los estímulos que desencandenan el miedo pueden ser tanto naturales como adquiridos mediante aprendizaje. Muchas veces la percepción de que un objeto ambiental es peligroso se adquiere por medio del condicionamiento clásico; otras por aprendizaje vicario; y, por último, otras por transmisión social.
    – El nexo común de todas las situaciones o estímulos que producen miedo es su capacidad para poner en funcionamiento, en la persona que siente miedo, su sistema de conducta aversiva, que proporciona la activación necesaria para evitar o escapar de la situación en cuestión.
    Bowlby señala que la causa del miedo puede ser o bien la presencia de algo amenazante o la ausencia de algo que proporciona seguridad y confianza. Mayr, por su parte, propone la existencia de tres tipos de miedo:
    · Miedo no comunicativo: es el que se produce como consecuencia de seres no vivos.
    · Miedo inter específico: como consecuencia de otros animales.
    · Miedo intra específico: como consecuencia de otros individuos de la misma especie
    – El resultado el procesamiento es una amenaza física, psíquica o social al organismo, así como a cualquiera de las metas valiosas que éste persigue. El proceso de valoración asociado tiene connotaciones de pérdida, de ocurrencia futura y características de inmediatez.
    – El procesamiento cognitivo del miedo se inicia ante desencadenantes que suceden con mucha rapidez, que se presentan de forma abrupta e inesperada.
    – El patrón autónomo y somático del miedo presenta una gran variedad; sin embargo, funcionalmente puede ser organizado dentro de dos amplias clases de función de la acción: inmovilidad defensiva y acción defensiva.
    – Hamm, Cuthbert, Globisch y Vaitl indican que cuando la emoción de miedo se produce por la ocurrencia de un estímulo que permite la conducta de escape, la respuesta psicofisiológica se caracteriza por un incremento en la frecuencia cardiaca así como por una facilitación de los reflejos de defensa; sin embargo, cuando el estímulo no hace necesaria la conducta de escape la respuesta psicofisiológica se caracteriza por una inmovilización corporal y una disminución de la frecuencia cardiaca.
    – Las investigaciones realizadas han mostrado que el miedo condicionado potencia el reflejo de sobresalto, respuestas esquelético-muscular difusa que se produce después de estímulos intensos e inesperados y que consta de un conjunto de componentes aparentemente protectores que incluyen el parpadeo, movimientos de la cabeza hacia delante y hacia atrás, subida y bajada de hombros, contracción del abdomen, elevación de los miembros superiores y flexión de los inferiores hacia el tronco.
    – Cuando la reacción de miedo es excesiva, la eficacia disminuye, y al sobrepasarse un nivel óptimo de activación, las consecuencias de la reacción de miedo son un bloqueo emocional y un entorpecimiento de la acción. La relación entre activación y rendimiento mantiene la forma de U invertida.
    – El miedo está en el origen de numerosos trastornos: de ansiedad, los ataques de pánico, fobias, trastornos obsesivo-compulsivos y trastorno por estrés post-traumático.
    Última edición por t.barrie; 30/01/2010 a las 12:32

  9. #79
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    LA ALEGRÍA, LA TRISTEZA Y LA IRA.
     
    LA EMOCIÓN DE ALEGRÍA.
     
    – La alegría es el sentimiento positivo, que surge cuando la persona experimenta una atenuación en su estado de malestar, cuando consigue alguna meta u objetivo deseado (cuyo logro no necesariamente tiene que ser esperado, puede tener un cariz inopinado) o cuando tenemos una experiencia estética.
    – Esta emoción se incluye en una estructura categorial amplia, en la que se aglutinan diferentes emociones positivas, que ha sido identificada por algunos autores con la denominación de emociones del bienestar.
    De acuerdo a este análisis cognitivo, la alegría se sitúa en el nivel básico de la categoría y constituye una representación prototípica de la misma. Sus manifestaciones específicas vendrán determinadas por el grado de deseabilidad del acontecimiento desencadenante y por una serie de factores globales. Este estos últimos se incluyen:
    · La realidad del acontecimiento desencadenante.
    · La proximidad psicológica del acontecimiento, agente u objeto inductor.
    · La cualidad de inesperado.
    · El nivel de activación o activación fisiológica.
    – La emoción de alegría surge cuando la persona evalúa el objeto o acontecimiento como favorable a la consecución de sus metas particulares. De acuerdo con esta concepción cognitiva, podríamos clasificar en dos apartados los desencadenantes de la emoción: aquellos que atenúan o eliminan contingencias negativas y aquellos relacionados con la ocurrencia de acontecimientos positivos. Asimismo, podemos sentirnos contentos por los logros de otros o la mejoría en el estado de precariedad de una persona con la que simpatizamos y, de modo similar, por la desventura de otro al que, evidentemente, no procesamos afecto alguno.
    – La manifestación de un carácter extrovertido se asocia frecuentemente con una mayor experiencia de afecto positivo. En este sentido, la jovialidad desempeña una función clave en relación a la emoción de la alegría, actuando como un facilitador de la inducción de este afecto positivo.
    – Por otra parte, se han identificado también otros factores que desempeñan una función antagonista. En concreto, aquellos que hacen referencia a un talante serio (seriedad) y a un temperamento prevalentemente malhumorado (malhumor), lógicamente frenan o imposibilitan el afloramiento del júbilo.
    – Estos tres constructos afectivos (jovialidad, seriedad y malhumor) han sido articulados en un modelo factorial de jovialidad estado-rasgo. En conjunto, los tres factores explican un amplio porcentaje de la varianza observada en la emoción de alegría. Se ha constatado la existencia de un efecto acumulativo, en virtud del cual la exposición a sucesivos episodios de alegría produce un aumento del nivel (estado) de jovialidad.
    – Los parámetros habituales que definen nuestra particular expresión de alegría, pueden verse modificados bajo los efectos de determinadas drogas. Característica común a todas ellas es su capacidad para modificar el umbral de inducción de esta emoción, inhibiendo o facilitando su manifestación en función de dosis, tolerancia y tiempo transcurrido desde su administración.
    – Por último, la manifestación de alegría está sujeta a normas culturales estrictas, adquiridas durante el proceso de socialización del individuo y que determinan cuándo, dónde y con quién puede expresarse esta emoción.
    La experiencia óptima o de flujo describe una clase de vivencias que resultan tan enriquecedoras y gozosas que, aunque objetivamente no reviertan ninguna consecuencia positiva para la persona, merecen la pena en sí mismas. De ahí que se conozcan también como vivencias autotélicas o autogratificantes.
     
    Se ha hecho una distinción entre tres tipos de sonrisa:
    · Sonrisa sentida o genuina (auténtica o de Duchenne): es la sonrisa que acompaña al sentimiento de una emoción positiva. Su despliegue implica la contracción de los músculos cigomático mayor y de la porción orbital del orbicular del párpado. Este último, como ya observó Duchenne, sólo puede ser activado de manera involuntaria.
    · Sonrisa falsa o fingida: en este caso, el gesto risueño es un gesto afectivamente vacío, que tras aparentar un sentimiento positivo que realmente no está ocurriendo. No debe confundirse esta clase de sonrisa con un mero gesto hipócrita. La expresión risueña juega un papel clave en la interacción social y no siempre tiene por qué estar avalada por una emoción positiva. Se produce una contracción muscular menos intensa, que se traduce en una expresión menos marcada del gesto. Así, el cigomático no eleva de forma tan acusada las mejillas y la falta de activación del orbicular se deja ver en la ausencia de los típicos pliegues en las comisuras palpebrales externas.
    · Sonrisa enmascaradota o miserable: la persona experimenta en realidad una emoción negativa e intenta ocultarla al interlocutor aparentando un sentimiento positivo. Tienden a combinarse elementos de la sonrisa auténtica con otros que no son propios de la emoción en curso.
    – En la sonrisa auténticamente emocional, las órdenes motoras que componen el gesto facial correspondiente parten de la región cingulada anterior, del córtex límbico y de los ganglios basales. En cambio, las sonrisas no emocionales únicamente implican la corteza motora y su sistema piramidal.
    – En general, los sentimientos positivos, como la alegría, actúan como señales que facilitan el recuerdo de información positiva y se agiliza el acceso a una amplia red de información relacionada con él. No obstante, este fenómeno de recuerdo congruente es asimétrico. Bajo el influjo de un afecto positivo tendemos a volvernos cautelosos con el fin de preservar durante el mayor tiempo posible tal estado afectivo. Para ello desatendemos la información negativa y evitamos implicarnos en actividades complejas o poco gratas.
    Se produce un incremento de la flexibilidad cognitiva, facilitando así la génesis de soluciones creativas e innovadoras a los problemas. Nos mostramos más dispuestos a explorar y experimentar nuevas situaciones, nos resulta más fácil planificar y adoptamos decisiones de forma más rápida.
     
    n la alegría patológica.
     
    – Ocasionalmente, el sentimiento de alegría puede perder su carácter adaptativo, dando paso a un estado emocional alterado desprovisto de las características funcionales y experienciales propias de este afecto positivo. Esta alteración psicopática del tono emocional puede ser más o menos acusada. Así, hablamos de hipomanía en referencia a su forma más moderada, y reservamos el término manía para identificar su manifestación más extrema.
    – Durante el episodio maníaco se producen alteraciones cognitivas que se traducen en sentimientos de grandiosidad y exaltación de la propia estima. La manía puede incluir o no síntomas psicóticos. Pero, usualmente, cuando se producen, las creencias delirantes carecen del carácter extravagante observado en la esquizofrenia, y representan más bien una exageración de las capacidades y posibilidades reales del paciente.
    El paciente despliega un discurso continuo, acelerado y explosivo, en un tono de voz elevado, que resulta poco susceptible a la interferencia, adornado con abundantes gestos, y en el que se alternan los contenidos de matiz imperativo, humorístico o insultante.
     
    LA EMOCIÓN DE TRISTEZA.
     
    – La tristeza es el sentimiento negativo caracterizado por un decaimiento en el estado de ánimo habitual de la persona, que se acompaña de una reducción significativa en su nivel de activación cognitiva y conductual, y cuya experiencia subjetiva oscila entre la congoja leve y la pena intensa propia del duelo o de la depresión.
    – El factor determinante para diferenciar tristeza e ira es el convencimiento que tiene la persona sobre la posibilidad de hacer algo o no con vistas a la recuperación de la meta o a la neutralización del estado aversivo. Cuando la valoración cognitiva lleva al sujeto a colegir que no existe plan alguno que le permita restablecer la meta perdida, entonces la emoción concomitante será la tristeza. Si se colige que sí, será la ira. La tristeza empuja al abandono de la meta o a su sustitución por otra, mientras que la ira se centra en su recuperación.
    Siguiendo a Power, podríamos destacar como rasgos más relevantes del proceso emocional de la tristeza los siguientes:
    · El resultado de la evaluación debe ser de pérdida o fracaso de una o más metas.
    · La pérdida o daño no debe ser necesariamente de carácter permanente.
    · La pérdida puede no ser personal sino afectar a otros allegados a nosotros.
    · Las metas con respecto a las que se evalúa la pérdida pueden tener diferente proyección temporal.
    · Debido a estos y otros factores, la experiencia subjetiva de tristeza (su sentimiento) variará considerablemente tanto en intensidad como en duración. Estos parámetros oscilarán entre una tristeza leve y de corta duración y una melancolía intensa y perdurable, que puede tener consecuencias patológicas en la personas que la sufre (depresión clínica y suicidio).
    – El córtex prefrontal medial y el córtex cingulado subcalloso son las áreas que más consistentemente aparecen vinculadas a esta emoción en estudios de neuroimagen cerebral.
    – La funcionalidad sináptica de las áreas cerebrales implicadas en el proceso emocional de la tristeza, está mediatizada por la función neurotransmisora de la serotonina y la noradrenalina, que intervienen en la regulación del eje hipotálamo-hipofiso-adrenal, clave en la regulación de las reacciones de enfrentamiento-huida y de la respuesta de estrés.
    – Se ha observado, asimismo, una hipoactivación del lóbulo frontal izquierdo tanto en pacientes con depresión como en aquellos que habían estado deprimidos con anterioridad.
    – Uno de los efectos cognitivos que provoca esta emoción es la atenuación de la atención hacia el ambiente y, a la sazón, su orientación hacia el medio interno. Esta medida procura al individuo un cierto aislamiento estimular, que le permite rechazar eventos emocionales que por su difícil manejo, generan tensión y dan pie a la emergencia de la tristeza. Además este estado de relativo confinamiento favorece la autoevaluación y la reflexión sobre la situación problema.
    Asimismo, influye también sobre los procesos de pensamiento de la persona: se asocia con una menor propensión a utilizar juicios heurísticos y, en su lugar, a guiarse por procedimientos rígidos y estereotipados. Cuando el contexto aporta evidencia de que el plan de acción clásico no siempre es útil, entonces el individuo atribulado modifica sus estrategias, adoptando esquemas de pensamiento más flexibles y novedosos.
     
    n la tristeza patológica.
     
    – La tristeza extrema adopta siempre un cariz incapacitante, frecuentemente dando forma a un cuadro psicopatológico de alta prevalencia, la depresión.
    – El aspecto afectivo más destacable de esta patología es el sentimiento de melancolía profunda que, junto con la incapacidad para experimentar placer alguno (anhedonia), impregna tanto los procesos mentales de la persona como su interacción con el medio. El paciente se instala en una actitud pesimista y un desinterés que alcanza a todos los ámbitos de su vida.
    – La reflexión mental se lleva a cabo de forma lenta y costosa, y se dedica preferentemente a la elaboración de contenidos negativos, que giran en torno a sentimientos de desánimo e incapacidad. La atención y la concentración disminuyen de forma notoria, básicamente como resultado del desinterés, la falta de motivación y el bajo nivel de activación.
    Se produce, además, una afectación de los ritmos biológicos, alteraciones del sueño y del apetito. Efectos fisiológicos como dolores de cabeza, ausencia de menstruación, estreñimiento, palpitaciones y sensación de cansancio crónico.

     
     
    LA EMOCIÓN DE IRA.
     
    – La ira es el sentimiento que emerge cuando la persona se ve sometida a situaciones que le producen frustración o que le resultan aversivas. De modo genérico, se plantea como un proceso vigorizador que urge a la acción, interrumpiendo los procesos cognitivos que se hallan en curso, centrando la atención y la expresión de afectos negativos en el agente que la instiga, y actuando como defensa en situaciones que comprometen la integridad física o la autoimagen y la propia estima.
    La ira suele ser entendida por error como sinónimo tanto de Hostilidad como de Agresión:
    · Ira: es un afecto primario que dota de energía y facilita las transacciones del individuo con su medio, pero que no necesariamente aboca al resentimiento o la agresividad.
    · Hostilidad: sí conlleva animadversión hacia el agente provocador, pero no siempre se acompaña de ira ni desemboca en agresión.
    · Agresividad: hace referencia a la propensión a desplegar un tipo de conducta que supone confrontación con el agente inductor, con ánimo de causarle daño.
    – La ira surge como resultado de la interacción de diferentes estructuras cerebrales, y tanto el peso como la relevancia de cada una de ellas puede variar ostensiblemente de uno a otro episodio de irritación. A nivel de diencéfalo, el hipotálamo es la estructura clave en la respuesta de rabia y furia.
    – El sistema límbico es el complejo neural donde se produce la vivencia inconsciente de la ira. Entre las estructuras que lo integran, la amígdala ha demostrado tener una especial relevancia en el proceso emocional de la ira. La estimulación de su núcleo basolateral provoca, en animales inferiores, una respuesta afectiva muy similar a la asociada a la activación hipotalámica. Se han documentado casos de pacientes humanos con tumores septales que manifiestan una actitud particularmente quisquillosa y defensiva, que eventualmente desemboca en expresiones de agresividad incontenible.
    – Por último, es el córtex prefrontal donde surge el sentimiento de ira.
    – La ira es una de las emociones que presenta una finalidad adaptativa más clara y evidente. Anima y modula las interacciones transaccionales entre la persona y el entorno, predisponiendo a aquélla a la acción inmediata sobre el medio. A tal objeto, una medida temprana en el desarrollo de este proceso emocional consiste en afinar los mecanismos psicológicos y fisiológicos que permiten al individuo hacer frente a los obstáculos y amenazas provenientes del entorno.
    – La emergencia de la ira provoca una interrupción de la conducta en curso, estrecha y dirige el foco de atención hacia el o los factores que obstaculizan o intimidan, y entorpece el desempeño eficaz de los procesos cognitivos, sesgándolos a su favor. Moviliza y recluta los recursos más recónditos del organismo, infundiendo vigor y resistencia a las acciones emprendidas sobre el medio, permitiendo acometer empresas a veces titánicas.
    – La actividad cognitiva queda centrada sobre el instigador de la emoción. Se emprenden acciones orientadas a eliminar los agentes frustrantes que bloquean el acceso a una meta u objetivo deseado. Con más frecuencia de la que sería deseable, este afecto se alía con esquemas cognitivos de evaluación negativa (hostil), favoreciendo la expresión de conductas motoras que tienen como fin causar daño o destruir.
    – Tendemos a pensar peor de los demás cuando nos encontramos airados. La ira nos hace menos reflexivos, y nos induce a realizar más procesamiento heurístico espontáneo que cualquier otra emoción. Cuando nos hallamos bajo su influjo, tendemos a hacer juicios rápidos basándonos bien en las características más superficiales y llamativas, bien en nuestras estructuras generales de conocimiento, bien en esquemas cognitivos personales.
    – Existe una estrecha relación entre un estilo específico de afrontamiento conocido como patrón de conducta tipo A y el desarrollo de enfermedades coronarias. Entre los múltiples factores que integran este constructo conductual, la ira y la hostilidad resultan especialmente relevantes en la predicción de esta patología. La activación frecuente del complejo ira-hostilidad se traduce en un aumento de la activación y reactividad psicofisiológicas, que propicia los cambios orgánicos que dan pie a la aparición de la patología coronaria.
    – Se ha observado, asimismo, un mayor grado de vulnerabilidad a la hipertensión entre las personas que habitualmente exhiben un estilo de afrontamiento de ira hacia dentro.

  10. #80
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    LA HOSTILIDAD, EL HUMOR, LA FELICIDAD Y EL AMOR.
     
    LA HOSTILIDAD.
     
    – El estudio de la hostilidad está estrechamente relacionado con el estudio de la ira y de la agresividad. Se contempla como una actitud emocional cognitiva. Buss indica que es una actitud que implica la evaluación negativa y aversiva de otros, lo que se considera como la definición estándar de hostilidad.
    – Podemos definir la hostilidad como un sistema de procesamiento de informaciones aversivas sobre otros que permite movilizar anticipadamente acciones preventivas. Las dos principales características definitorias de este proceso son su capacidad para seleccionar y procesar información significativa y su capacidad de proacción.
    – La característica más importante de la hostilidad es que es una actitud mantenida y duradera que implica variables cognitivas de cinismo, desconfianza y denigración.
    – La hostilidad está conformada por un núcleo cognitivo de creencias y actitudes negativas y destructivas hacia los demás, tales como odio, rencor y resentimiento. Este núcleo cognitivo ha sido considerado como el componente central.
    – Barefood hace una distinción entre cinismo, que serían las creencias negativas acerca de la naturaleza humana en general, y atribuciones hostiles, creencias de que la conducta antagonista de otros está dirigida específicamente hacia uno mismo.
    – Una característica muy importante de la hostilidad es el componente afectivo de esta actitud. Para Izard, las emociones más prominentes en el patrón de hostilidad son ira, asco y desprecio. Hay que diferenciarla expresamente de la agresión: Izard señala que ésta es un acto físico que puede o no ser instigado y mantenido en parte por una o más de las emociones del patrón de hostilidad; la intención es dañar, desconcertar o defenderse del objeto.
    – Es muy importante señalar que la hostilidad es una actitud que puede permanecer en el tiempo sin que se repita la estimulación que la propició. Variables mediadoras o moderadoras del procesamiento de los estímulos y situaciones que generan una actitud hostil son la estabilidad y el nivel de autoestima, la defensividad, el recelo y desconfianza, el rol masculino y las normas sociales.
    La consecuencia más estudiada de la hostilidad es su relación como factor de riesgo de trastornos cardiovasculares y más específicamente de la enfermedad coronaria. En la hostilidad, la evidencia actual muestra dos aspectos de su relación con dicha enfermedad:
    · Un aspecto es el formado por la hostilidad junto con la ira como componentes del patrón de conducta tipo A, relacionado con trastornos coronarios.
    · Otro relacionado con la emoción de ira, junto con un patrón de elevada reactividad cardiovascular a lo largo de la vida de una persona, que presenta una fuerza adicional en la relación causal de la enfermedad coronaria.
    – Las personas con una actitud hostil pueden generar a su alrededor un medio ambiente con escaso apoyo social. El comportamiento antagonista y desagradable de los demás hacia las personas hostiles sirve para reforzar las creencias, actitudes y expectativas de los hostiles, así como su comportamiento. Esto puede desembocar en un ambiente interpersonal estresante para las personas hostiles.
    – La hostilidad muchas veces genera una ausencia de conductas saludables.
    – Está asociada, no sólo con episodios más intensos de reactividad cardiovascular (que influye iniciando, acelerando y/o agravando el proceso aterosclerótico que subyace a las manifestaciones clínicas de la enfermedad coronaria), sino también con una mayor frecuencia, consistencia temporal y tiempo de recuperación de los niveles basales de esos episodios.
    – Se ha encontrado en las personas hostiles, durante el desempeño de una diversidad de tareas, mayores niveles de adrenalina y/o noradrenalina, cortisol, colesterol y lipoproteínas de baja densidad.
    EL HUMOR.
     
    – Podemos definir el humor como el proceso producido por la valoración de haberse producido un error, pero que el mismo no es malo o dañino, y esto produce risas y buenos sentimientos.
    – La emoción del humor o hilarante puede ser elicitada por una gran variedad de estímulos. En la activación del proceso hilarante normalmente están implicadas una serie de situaciones más o menos complejas, por lo que varios factores sociales y físicos pueden influir en que tenga éxito su inducción.
    – Dentro de los elicitadores de hilarante tenemos el humor en forma de chistes, caricaturas, historias graciosas, películas, comedias, parodias, música, pantomima, etc. Sin embargo, el humor en sí mismo no es una emoción.
    – Los estudios demuestran que la absurdidad tiene una importancia de grado intermedio. Aunque es una condición necesaria para el humor, no es suficiente. El completo absurdo puede también llevar a un enigma y a una reacción aversiva.
    – Otros elicitadores del proceso hilarante son las cosquillas, el óxido nitroso, la risa de otros y la realización de juegos que impliquen actividad motora. Dentro de los factores facilitadores o inhibidores del proceso hilarante se encuentra la influencia social.
    – El alcohol y las drogas psicoactivas –tales como alucinógenos, opiáceos y estimulantes– también afectan el umbral para la inducción del proceso hilarante, pueden tener efectos facilitadores o inhibidores, dependiendo de las dosis.
    – La inducción de hilarante también depende de factores del organismo temporales y habituales. Entre los temporales las variables fisiológicas como el grado de activación simpática, el estado de salud o el agotamiento físico pueden moderar la efectividad de los estímulos.
    – Shammi y Stuss, mediante pruebas neuroanatómicas, encontraron que la mayoría de pacientes que tenían deteriorado el humor, presentaban daño en el córtex prefrontal medial. Goel y Dolan también encontraron una activación significativa en el córtex prefrontal media y el cerebelo bilateral.
    – El humor puede ser observado en conductas faciales, gestos y posturas. La sonrisa de la respuesta hilarante está producida por la contracción de dos pares de músculos faciales: el zigomático mayor y la parte orbital del orbicular de los ojos.
    – La expresión corporal del humor está estrechamente ligada a la de la risa y la sonrisa. Sonrisa y risa típicamente representan diferentes niveles de intensidad de la respuesta hilarante. La risa ocurre en los niveles más altos y la sonrisa es típica de los niveles bajos de respuesta.
    – Para la medida del humor en los estudios experimentales se han utilizado diapositivas con caricaturas o vídeos con películas graciosas.
    – Si la inducción de hilarante es exitosa, el estado resultante es altamente placentero, pero también la mayor parte de elicitadores de esta emoción pueden inducir estados no placenteros, el humor y las cosquillas pueden ser aversivos.
    – La experiencia de humor está caracterizada por la relajación. Durante la risa hay una postura relajada y una bajada típica del tono muscular, asociada con una reducción en la preparación para responder atentamente o con conductas planificadas a cambios en el medio ambiente. La persona riendo ha sido descrita como abandonándose a las respuestas del cuerpo, y como estando en un estado desprotegido.
    – En el humor, los individuos son confrontados con un estímulo que contiene absurdos, contradictorios u opuestos elementos. Esta absurdidad es inesperada e inicialmente perpleja. Se requieren esfuerzos para descubrir que el absurdo tiene sentido desde otra perspectiva, y aún después de este descubrimiento usualmente permanecen varios grados de absurdidad.
    – El fomentar la aparición de la respuesta hilarante puede ayudar a mitigar, suprimir, interrumpir, o hasta permanentemente reemplazar una variedad de estados negativos. Otra hipótesis postula que el humor y la risa amortiguan el estrés, reducen el malestar o dolor, bajan la tensión o son de otra manera beneficiosos para la salud mental y física.
    – Por último, quizás la consecuencia fundamental del humor sea el desarrollo de una actitud general de afiliación, pertenencia, pertinencia, cooperación y comunicación, es decir, se trata de una emoción eminentemente prosocial.
    LA FELICIDAD.
     
    – Por felicidad podríamos entender un estado emocional positivo que se acompaña de sentimientos de plenitud, bienestar y satisfacción, y que aparece como reacción a la consecución de metas vitales y personales de índole global o específica, pero, en cualquier caso, de gran relevancia en la vida de una persona.
    El estudio experimental del proceso emocional de la felicidad se ha sustentado en dos perspectivas o paradigmas diferentes, aunque no excluyentes:
    · El enfoque hedonista: equipara la felicidad a la consecución del placer hedónico. Se asume que el bienestar subjetivo puede derivarse de la consecución de metas y objetivos valiosos en diferentes áreas de interés personal.
    · El enfoque eudaimónico: considera que no todas las metas alcanzadas por la persona proporcionan felicidad, aun cuando lleven implícita una considerable carga de placer. La auténtica felicidad únicamente se alcanza en el desarrollo de actividades congruentes con los valores personales más íntimos y en el de las propias potencialidades.
    – La felicidad quedaría definida en el área delimitada por la interacción entre lo placentero y la realización personal.
    – Wilson concluye que las personas felices se caracterizan por ser jóvenes, saludables, cultas, con salarios altos, extravertidos, optimistas, sin preocupaciones, religiosos, casados con personas de autoestima alta, trabajadores, de aspiraciones modestas, tanto de uno como de otro sexo y de nivel de inteligencia variable.
    A lo largo de los estudios realizados, al menos dos perfiles de personalidad aparecen consistentemente vinculados a la felicidad y al bienestar subjetivo:
    · Neuroticismo-estabilidad emocional: la estabilidad emocional se muestra como un buen predictor del nivel de felicidad y bienestar, llegando a explicar hasta un 38% de la varianza observada en algunos trabajos.
    · Extraversión-introversión: trabajos llevan a concluir que la extraversión es el rasgo de personalidad que de manera más fuerte y positiva se vincula a la felicidad. Es más, este resultado se mantiene independientemente de raza, género y edad y muestra una sorprendente estabilidad. También los datos obtenidos muestran una correlación significativa entre introversión y felicidad, por lo que el rasgo extraversión-introversión actuaría como una variable instrumental que refleja, más que determina, las diferentes vías o modos elegidos por las personas para obtener gozo y satisfacción con sus vidas.
    – Las relaciones interpersonales estrechas es uno de los principales factores que influyen en la felicidad. Dos aspectos de la interacción resultan especialmente relevantes: el estilo de apego y el grado de familiaridad o intimidad de la relación.
    – La tendencia a la afiliación está regulada por modelos de trabajo de apego, esquemas cognitivo-afectivo-motivacionales que construye el individuo en base a su experiencia, pasada y actual, de relaciones interpersonales. Estos esquemas actuarían como un filtro experiencial, determinando el grado de seguridad-inseguridad de la persona en el establecimiento de relaciones estrechas con los otros.
    – Frecuentemente, la felicidad no se halla tanto en la meta u objeto anhelado como en el proceso que nos conduce a él o ella. También suele ocurrir que la consecución de lo deseado haga que nuestro interés por ello decaiga y que sintamos cierta desolación. Diferentes formulaciones teóricas comparten la idea de que el sentimiento de felicidad se desencadena cuando la persona alcanza alguna meta o estado final (teorías télicas o de realización).
    Os aspectos resultan clave en relación al gozo asociado a la consecución de metas:
    · Competencia y autoeficacia percibida: cuando más eficaces y competentes nos percibimos durante el desarrollo del proceso para alcanzar un objetivo relevante, mayor es el nivel de satisfacción y de bienestar subjetivo que sentimos. Este efecto general está modulado por otros factores como el nivel de reto o desafío, o que nuestra conducta esté motivada por el logro de una recompensa o la evitación de un castigo.
    · Grado de convergencia de la meta: obtenemos mayor satisfacción y gratificación en el desarrollo de actividades coherentes con nuestro sistema de valores y creencias, que en aquellas que divergen de ellos.
    – Aunque pequeña, existe cierta asociación entre el nivel de ingresos económicos y el grado de bienestar personal. No obstante, el dinero solamente es relevante cuando las necesidades básicas no están siendo cubiertas. Lo relevante es la importancia que la persona confiere al dinero, y no éste en sí mismo.
    – James sugirió que la felicidad vendría a ser resultado de un compromiso o razón entre los logros alcanzados por la persona y las aspiraciones o metas que ésta se plantea. De acuerdo con ello, el nivel de dicha que experimenta un individuo podría incrementarse bien aumentando los logros, bien limitando las pretensiones de meta o bien utilizando una combinación de ambas estrategias.
    – El modelo del que se parte plantea la hipótesis de que cada uno determina su nivel de bienestar subjetivo efectuando sucesivas comparaciones con patrones normativos. Estos pueden ser de carácter social (comparación social) o de índole personal (comparación con el nivel de aspiración, ideales, experiencias pretéritas, etc.). Si el resultado de la comparación supera el criterio correspondiente, surgen sentimientos de felicidad y satisfacción.
    – El nivel de bienestar subjetivo no sólo no declina con la edad, sino que tiende a aumentar. Concretamente, nos mostramos más satisfechos con nuestras vidas a medida que envejecemos, al tiempo que nuestra afectividad positiva tiende a reducirse levemente y la afectividad negativa permanece invariable. Las personas casadas refieren niveles de bienestar subjetivo mayores que los solteros, divorciados, separados o viudos. Además, este efecto positivo alcanza por igual a ambos miembros de la pareja. Lykken y Tellegen hallan una heredabilidad del 80% para este componente estable o valor medio de felicidad. La amplitud de estas variaciones también estaría determinada por los genes.
    – La persona feliz es consciente de que este estado emocional resulta de la convergencia de: la iniciativa en el logro de los propios intereses, la intervención de terceras personas y la ocurrencia de un cúmulo de circunstancias favorables.
    Los sentimientos de felicidad, aun cuando no sean intensos, influyen de manera notoria en la organización y dinámico de otros procesos cognitivos:
    · Memoria: el afecto positivo, según la teoría de la especificidad de la codificación, actuaría como buena señal o clave de recuperación para aquella información que posee una valencia afectiva positiva, facilitando su evocación en la memoria de trabajo.
    · Categorización: el estado de ánimo positivo, más que la percepción, influye sobre el modo en que organizamos cognitivamente (categorizamos) nuestro entorno. Ello determina en mayor o menor grado la dinámica de otros procesos psicológicos, pues facilita la percepción de vínculos o asociaciones espurias entre miembros de una categoría.
    El bienestar subjetivo promueve una mayor flexibilidad en la organización y delimitación de las categorías mentales, de modo que un mismo elemento puede ser clasificado a la sazón en diferentes grupos taxonómicos. Las implicaciones del afecto positivo sobre la organización cognitiva (amplitud y flexibilidad) se hacen claramente evidentes cuando los ítems a clasificar son emocionalmente neutros, en menor medida cuando son positivos y en absoluto cuando son negativos.
    · Resolución de problemas y creatividad: el afecto positivo facilita la generación de soluciones innovadoras y creativas
    En general, el afecto positivo estimula la sociabilidad y la conducta altruista, reduce el conflicto interpersonal y conduce, en tareas que implican negociación, a la adopción de soluciones favorables para ambas partes. Un estado de ánimo feliz favorece conductas prosociales, pero este comportamiento altruista se inhibe o atenúa cuando su desempeño supone una pérdida del propio estado de bienestar subjetivo.
     
    EL AMOR.
     
    – Fischer, Shaver y Carnochan distinguen entre dos clases de amor: el amor apasionado que ellos llaman enamoramiento y el amor de compañero que ellos llaman cariño.
    La clasificación que ha tenido mayor trascendencia es la realizada por Sternberg, quien plantea que no suelen darse formas aisladas o puras de amor en nuestras relaciones, sino combinaciones de tres componentes básicos: intimidad, pasión y compromiso.
     
    El amor no es estático, porque cada uno de estos tres componentes tiene una evolución temporal diferente:
    · La intimidad se desarrolla gradualmente conforme avanza la relación y puede continuar siempre creciendo.
    · La pasión es muy intensa al principio y crece de forma vertiginosa, suele disminuir de la misma forma conforme la relación avanza, estabilizándose en niveles moderados.
    · El compromiso se incrementa lentamente en un principio, más lentamente que en la intimidad, y se estabiliza cuando se llega a un equilibrio entre lo que se da y obtiene.
    – Habría que considerar también el apego entre madre e hijo, que estaría cercano al amor de compañero, ya que implica intimidad y compromiso, pero que contienen cierta pasión y vínculos. Aparece entre 3 y 5 meses.
    Bartholomew ha propuesto que los estilos de cariño de los adultos se encuentran dentro de uno de estos cuatro patrones, dependiendo de su auto-imagen (positiva o negativa) y su imagen de los otros (positiva o negativa):
    · Los hombres y mujeres que tienen una autoimagen positiva y una imagen positiva de los otros serían capaces de tener cariño a otros.
    · Aquellos con baja autoestima y visión positiva de los otros podrían estar preocupados con sus relaciones íntimas.
    · Aquellos que tienen una autoimagen negativa y una imagen también negativa de los otros podrían estar temerosos de acercarse a otros.
    · Aquellos que tienen una autoimagen positiva y una imagen negativa de los otros podrían rechazar o separarse de los otros.
    – Reik propone que cuando la auto-estima está amenazada, los individuos pueden ser presas más fáciles del amor apasionado.
    – La pasión se caracteriza por un sentimiento extremadamente intenso y desbordante, que suele ir asociado a una obnubilación mental, gran euforia y deseo incontrolable por estar con la otra persona. Sentimientos de obsesión por la persona amada y una sensación de vitalidad y energía. En el caso de la intimidad, ésta se acompaña de sentimientos de comunicación, de compartir información y de una cercanía tanto emocional como personal. El compromiso produce sentimientos de fuerte relación, aceptación del otro y capacidad de sacrificio.
    – Se ha identificado una hormona, la oxitocina, que parece promover vínculos afectuosos, cercanos e íntimos y conductas sexuales y reproductivas.
    – Bloch, Orthous y Santibáñez argumentan que no sólo la alegría sino también el amor apasionado (eroticismo) y el amor de compañero (ternura) están asociados con diferentes patrones de respiración y sonidos. En el eroticismo la característica principal de activación sexual es un patrón uniforme de respiración que incrementa en frecuencia y amplitud dependiendo de la intensidad del compromiso emocional; la inspiración sucede a través de una relajada abertura de la boca, los músculos de la cara están relajados y los ojos están cerrados o semicerrados.
    – En la ternura, el patrón de respiración es de baja frecuencia con un ritmo uniforme y regular, la boca está semicerrada, los labios relajados formando una leve sonrisa, los músculos faciales están muy relajados, los ojos están abiertos y relajados y la cabeza está levemente inclinada al lado, la actitud postural es de acercamiento.
    La documentación experimental y las entrevistas con amantes sugieren que las personas que están enamoradas pueden experimentar al menos seis clases de recompensas:
    · Momentos de regocijo.
    · Sentimientos de sobre-entendimiento y aceptación.
    · Compartir un sentido de unión.
    · Sentimientos de seguridad y de estar fuera de peligro.
    · Trascendencia.
    · Efectos beneficiosos en el sistema inmunológico.
     
    Última edición por t.barrie; 30/01/2010 a las 12:40

 

 
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