ENGAÑOS DE SALON de Guy Hollingworth
Hace algún tiempo en otro foro de magia, alguien que firmaba como marcianito, realizó una serie de analisis de libros geniales, no pude contactar con él para preguntarle acerca de subir sus analisis, pero realmente creo que pueden ser muy beneficiosos para todos
ENGAÑOS DE SALÓN
AUTOR: Guy Hollingworth
EDITORIAL: PÁGINAS (Laura Avilés)
PRECIO: 57.09 €
PÁGINAS: 280
ISBN: 978-84-89749-14-6 // 84-89749-14-0
DISPONIBLE EN: http://www.tiendamagia.com/product_i...roducts_id/211
http://www.librosdemagia.com/img/libro3.jpg
La primera actuación que vi del Sr. Hollingworth fue con ocasión de su participación, en un ya lejano 1992, en el concurso de magia de cerca de Ron MacMillan, que se celebra cada año en Londres el primer fin de semana de diciembre. Allí apareció, como si tal cosa, un cartomago de 18 años (si no me fallan las cuentas, creo que tenía 18, de verdad!), realizando de manera portentosa dos de las dificilísimas rutinas que explica luego en su libro maravilloso. Increíble. Si Guy realmente tenía 24 años en 1999, cuando escribió el libro (como afirma en el Prólogo), en diciembre de 1992 tenía probablemente 18 años. Verle presentar "Colores a la orden" y "Una rutina de juego" sin solución de continuidad me dejó sin habla. Lo hizo con una seguridad, un aplomo, una soltura, una habilidad, un desparpajo, una maestría, una pericia, una desenvolutura, una destreza y un dominio de la situación que yo no recuerdo haber visto jamás antes en un mago de 18 años. Sencillamente sensacional.
Leyendo ahora la descripción de las rutinas que presentó (y que, por cierto, siete años después apenas no han cambiado ni un ápice, pues ya eran simplemente redondas), ratifico una vez más que estamos ante uno de los más grandes cartomagos del siglo XXI. Un genio.
El autor
Guy Hollingworth, como ya hemos comentado, tenía 24 años cuando escribió su engaños de salón. Se trata, por lo tanto, de un mago joven, muy joven, pero también extraordinariamente maduro, que presenta unas rutinas complejas, pero magníficamente construidas y estructuradas.
Según cuenta en el mismo libro, su primer contacto con la magia lo tuvo en el colegio, a la edad de 13 años. En una actividad de esas "extraescolares", casi por casualidad, se encontró un buen día presentando un show de magia, junto con un compañero, que resultó ser un auténtico éxito (lo cual, viendo cómo ha evolucionado el mago en cuestión, no debería hoy sorprendernos). En la misma época vio por televisión el acto de magia con palomas de Channing Pollock, lo cual le inclinó en un primer momento hacia la manipulación de escena. Sin embargo, al poco tiempo tuvo la oportunidad de ver a Ricky Jay en otro programa televisivo, lo cual le hizo interesarse todavía más hacia la magia de cerca y la magia relacionada con las exhibiciones de juego.
Y al contrario de lo que podría parecer, Guy no se ha dedicado nunca a la magia totalmente. Se diplomó en diseño industrial y empezó a estudiar derecho, aunque por suerte manteniendo el interés hacia el mundo del ilusionismo. Ha actuado en muchos países distintos, realizando también conferencias, la última de las cuales fue presentada con gran éxito en el congreso FISM celebrado en Lisboa el año pasado.
Ha participado en el tercero de los especiales de la NBC americana, "The World’s Greatest Magic" y en otros programas en varios países. Además, ha publicado tres vídeos, pero por desgracia son ciertamente difíciles de encontrar en las tiendas habituales. "Engaños de Salón" es, de momento, su primer libro, aunque comercializa algún que otro efecto más, y todos esperamos que siga escribiendo para hacernos disfrutar como lo hace con este su primer libro.
Para que te hagas una idea, te diré que Guy Hollingworth es el Pepe Carrol inglés. Tienen las manos idénticas, con unos dedos larguísimos y habilidosísimos, una simpatía especial, un sentido del humor particular, y un gran sentido de la magia y del espectáculo, sin escatimar en esfuerzos para lograr los mejores y más impactantes efectos.
El libro
El libro está íntegramente dedicado a la magia con cartas, a pesar de que se titule "Engaños de Salón". El título es, de hecho, lo que menos me gusta del libro. Que un libro de ilusionismo se presente como un conjunto de "engaños" creo que es un error conceptual a considerar. A pesar de que podría discutirse mucho (porque la Real Academia Española señala que "engaño" es no sólo "Dar a la mentira apariencia de verdad" e "Inducir a otro a tener por cierto lo que no es, valiéndose de palabras o de obras aparentes y fingidas", sino también "Producir ilusión, sobre todo óptica"), lo que a todos nos viene a la mente cuando pensamos en el engaño es el hacer creer que algo es cierto, cuando no lo es. Y en la magia, en el ilusionismo bien entendido, el espectador es consciente de que lo que ve sólo es aparentemente cierto, y por lo tanto sabe que lo que ve no es real. En tales condiciones, no hay engaño posible, no hay mentira, sólo ilusión. Eso sí, cuando un mago llega a tal punto de maestría que logra convencer al espectador de que lo que ve sí es real, entonces sí hay una suerte de engaño, pero un engaño mágico y maravilloso que hacer sentir feliz al espectador… supongo que es a este tipo de engaños a los que se refiere Guy, no?
Dividido en seis capítulos, con un prólogo, un intermedio de técnicas varias y un epílogo, el libro está escrito con un fino y elegantísimo sentido del humor, algo sarcástico en ocasiones, y además en todo momento intentando guardar un sabor a antiguo, un poco en el mismo estilo (en realidad, a modo de homenaje indudablemente consciente), en que está escrito "El experto en la mesa de juego", del legendario S. W. Erdnase. En efecto, los títulos de los distintos capítulos, con un breve avance de su contenido para llamar la atención (esto es marketing del siglo XIX!), con unas ilustraciones de corte clásico (realizadas sin embargo algunas de ellas por medios informáticos), pueden dar la impresión en un primer momento que se trata de un libro escrito hace varias décadas. Pero sólo es necesario empezar a leer la primera página para darse cuenta de que, no sólo no ha sido escrito en el pasado, sino que podría haber sido escrito en el futuro.
Las ilustraciones son del propio autor (lo cual constituye una muestra más de que estamos ante una persona excepcional, con magnífica habilidad incluso para el dibujo), y aunque son más de ciento cincuenta, y suelen estar en los puntos más difíciles de las explicaciones, unas cuantas más habrían facilitado sin duda la lectura de las distintas técnicas y rutinas explicadas. Las explicaciones, sin embargo, son, por una vez, de una claridad excepcional. Con una precisión magnífica, se desmenuzan pormenorizadamente todos los movimientos a realizar, logrando de este modo, a falta de más ilustraciones, facilitar en gran medida el aprendizaje. Dos detalles hacen a este autor diferente: por una parte, no deja nada sin explicar, cualquier técnica empleada es descrita, aunque sea resumidamente, para ahorrarnos el casi siempre ingrato trabajo de tener que recurrir a otras fuentes; por otra parte, en algunos puntos, técnicas especialmente complejas o difíciles de explicar son descritas dos veces, de diferentes maneras, para que si no llega a entenderse el movimiento en una de las descripciones se logre con la segunda. Todo un detalle, Sr. Hollingworth, digno de un auténtico caballero.
Por último, el sentido del humor, sarcástico e irresistible. Ironizar sobre si lo que escribe interesa o no a los lectores, incluir la descripción de un magnífico juego ya en el prólogo a modo de agradecimiento hacia los que no se lo han saltado, incluir técnicas sofisticadas en el llamado "intermedio" para que los que sólo estén interesados en ir directamente a los juegos lo puedan obviar (aunque luego no tendrán más remedio que volver sobre sus pasos…), convierte el estudio de este libro en algo sumamente agradable.
La edición española
Nada más que añadir a lo que ya he comentado anteriormente sobre la Editorial Páginas y su artífice, Laura Avilés. Quizás sólo reiterarle las gracias, una vez más, y dos breves apuntes adicionales: Es la traducción realizada por Luis Alberto Iglesias la que proporciona en gran medida la claridad y la brillantez con que está escrito el libro: sin una traducción tan cuidada y acertada, desde luego sería muy distinto. Por lo tanto, felicidades, Luis Alberto, por el magnífico trabajo realizado, y sigue adelante por este camino!
Por otra parte, el aspecto puramente material del libro sí me parece menos acertado. M’explico: el libro es de pequeño formato, encuadernado en cartoné, tapa dura, guardas especiales y papel de calidad, pero presenta un problema: no se mantiene abierto por sí solo! Por este motivo, es altamente complicado el poder llevar a la práctica las técnicas descritas mientras se leen sus páginas, porque con las manos ocupadas con una baraja es imposible mantener el libro abierto para seguir leyendo: Es necesario hacer montajes, poniendo contrapesos para que no se cierre, lo cual siempre resulta engorroso. Me extraña, porque la editorial páginas ya ha editado otros libros mucho más agradecidos que éste, no sólo en gran formato (El libro de los Fertigen Finger, o el de Estrellas de la magia), como lo hacen los americanos, sino incluso encuadernados en espiral, como la GEC de Roberto Giobbi. Por favor, tened en cuenta esto, editores de magia del mundo!
El contenido
Las rutinas explicadas en el libro son del más alto nivel. No sólo en cuanto a dificultad técnica, sino también sobre todo y ante todo en cuanto a estructura y construcción. En varias de ellas no se utiliza únicamente la baraja, sino también otros accesorios adicionales, ya sean cartas extra, o bien sobres, clips de oficina, etcétera. En cualquier caso, es una magia fina e inteligente. Es una maravilla.
PRÓLOGO: ya el mismo prólogo, tras unas palabras introductorias, con el argumento de que esta parte de los libros nunca interesa a nadie, nos regala un bonito efecto original, con el tema del vudú. Con una charla interesante, se trata de un aperitivo que, sin embargo, sólo nos permite intuir lo que se nos viene encima…
UNO: capítulo centrado en la técnica que el autor denomina "Alineamiento óptico", en clara referencia con el Jenning's optical cross, como el mismo Guy admite. A mí se me antoja que guarda muchas similitudes con el culebreo nacional, aunque es un culebreo relámpago, más visual, y para realizar a la altura del pecho. Agitando los Ases es una rutina preciosa, visual y efectiva, no demasiado difícil, cuyo estudio recomendaría vivamente. También un bello Agua y aceite, de tres rojas y tres negras, en dos fases muy logradas.
DOS: este capítulo, con rutinas de lo más difícil y sofisticado que puede ser la cartomagia, contiene la joya de la corona dentro del libro: Cuatro viajeras penetran a través de la chaqueta es una auténtica MA-RA-VI-LLA. Difícil, inútil es negarlo, pero igualmente una MA-RA-VI-LLA. Yo no voy a parar hasta lograr hacerla con dignidad... deséame suerte! Suerte también para ti si haces lo propio. Incluye este capítulo también una buena versión de las Viajeras de Vernon (véase Estrellas de la magia), y además una insultante rutina llamada Intercambio Ambidextro. Ya dice el propio autor que es una monstruosidad, porque sencillamente es una salvajada en cuanto a dificultad. En este caso, además, a mí que me perdonen, pero el esfuerzo que supone ya no merece tanto la pena. Es sólo mi opinión, pero esta rutina no es la más brillante del libro. Demasiado difícil, y de estructura algo confusa. Bueno, digamos que es un reto, así que si te van los desafíos, ésta es tu rutina.
TRES: capítulo dedicado a un gimmick especial, con una bella Asamblea de Ases (eso sí, con cartas de doble cara, a lo MacDonald), en dos fases muy efectivas, y La carta obstinada, una bonita rutina de las de pequeño paquete de cartas. Respecto al gimmick, no te asustes! Yo no soy muy amigo de trabajar con "cosas raras", pero en este caso se trata de algo tan pequeño y cotidiano que no molesta en lo más mínimo, y que es una buena alternativa para los que no tenemos el manejo de la carta doble que tenía Ascanio.
***INTERMEDIO***: en el intermedio se explican únicamente técnicas. Además de las ideas sobre controles y dadas falsas, sin duda merece especial atención la falsa mezcla en cascada, bastante difícil, pero sin duda muy útil y versátil. Original sobre todo en el modo de extirpar las cartas. Otra técnica a estudiar.
CUATRO: este capítulo, con las rutinas de exhibición de juego, es mi preferido, y mira que este tipo de demostraciones, aunque constituyen un altísimo porcentaje de la cartomagia que nos llega de USA, nunca me han gustado demasiado, excepción hecha, por supuesto, de esos maravillosos números que, con el nombre de Tahuromagia, construyeron dos genios del ilusionismo, del dramatismo y del espectáculo como son Juan Tamariz y José Carrol. Desde luego, si es mi capítulo preferido, se debe a que las rutinas que lo componen son las primeras que vi hacer a Guy. En el concurso de magia de cerca de Ron MacMillan de 1992 presentó las rutinas Colores a la Orden, y Una Rutina de Juego. Sólo le dieron una miserable mención de honor (miserable injusticia), pero sin embargo revelaron a un mago de altísimo nivel.
Una rutina de juego es una demostración mediante repartos de distintas manos de póquer. Las cartas se reparten una y otra vez, colocando los ases con maravillosa claridad en distintos lugares de la baraja, para proceder a repartir y lograr, no obstante, que siempre acaben en los ases en la mano del mago. Lo bueno del tema es que los repartos se realizan varias veces, y al final de la rutina, la totalidad de las cartas aparecen ordenadas por palos, una a una. Precioso. La construcción interna de la rutina es sensacional, inteligente y simple. La dificultad técnica es, como siempre, alta, pero no obstante el resultado a obtener amortiza inmediatamente todas las horas invertidas en lograrlo.
Colores a la orden es una versión de un clásico de la cartomagia, en el se reparten cartas cara arriba, apareciendo ordenadas rojas y negras, alternadas, o por parejas, o por tríos, a voluntad del mago e incluso del público. Scarne como referencia, pero también Ascanio más modernamente, con su "Alternando los colores" también trabajaron este efecto. Guy dice inspirarse en el "Desfile de colores" de Martin Nash (Colors on the march, en la versión original), que en realidad es casi igual pero sin un final tan redondo como el de Guy, en el que no sólo se separan los colores de las cartas, sino también los palos, para quedar la baraja finalmente ordenada de as a rey. Una maravilla, señora! No hay que olvidar, tampoco, las versiones que del mismo juego presentan René Lavand, directamente desde su laboratorio, y Tamariz, que en su reciente Sinfonía explica una versión del juego con mnemónica (Colores alternos, en la página 21 del segundo tomo). Es un efecto que, creo, poca gente realiza, y por lo tanto una ocasión magnífica para hacer algo distinto a lo que hacen todos los demás...
CINCO: Mucho ingenio en la rutina de Destrucción y reaparición de una carta, jugando literalmente con los espectadores, logrando que una carta firmada por uno sea rota en las narices de la audiencia para ser recompuesta. Muy inteligente el método usado, no sé hasta qué punto eficaz, porque no lo he probado, pero desde luego una buena fuente de inspiración: un espectador firma una carta, pero el mago enseña al resto del público otra carta, firmada por él, como si fuera la del espectador. Por supuesto, la destruye porque tiene una réplica exacta, y finalmente es reconstruida. Guy, eres grande.
SEIS: Tres cartas bajo una caja no es la mejor rutina del libro. De hecho, podría ser perfectamente un efecto de Darwin Ortiz (qué malo es este marcianito cuando quiere....!!!), pero no todo puede ser perfecto. Una rutina de triunfo es, sin embargo, mucho más interesante, con dos fases distintas y mucha claridad, de nuevo con la extirpación tras la mezcla falsa que se explicó en el intermedio. Es otra joyita mágica. El dilema de Cassandra es precioso por su charla, con historia incluida, con emoción e inteligencia. El método empleado es complicado, esta vez con un accesorio bastante más molesto que el gimmick anterior, pero el efecto es buenísimo, emocionante y con final feliz, así que no hay que descartar esta rutina en absoluto.
EPíLOGO: por fin, en esta última parte del libro, se describe la famosa Reformation de Guy Hollingworth: una carta firmada es rota en cuatro pedazos y recompuesta inmediatamente. De nuevo el más alto nivel de dificultad para un efecto salvaje. Visual, muy comercial y muy bien resuelto, a pesar de que su duración total es de apenas un par de minutos (y eso que son unas 30 páginas de explicaciones!!!). En fin, es el efecto que ha dado la fama a su creador, y desde luego ha sido muy merecidamente.
Consideraciones finales
En cuanto a la utilidad de este libro, es más "Media", que "Alta". El motivo es evidente: se trata de un libro de cartomagia avanzada, con rutinas y técnicas extremadamente difíciles, como el mismo autor comenta en más de una ocasión. Además, es un libro con un precio elevado (la calidad siempre suele ser cara), motivo por el cual no es recomendable para todo tipo de públicos. No me cabe la menor duda de que cuando veas realizar bien cualquiera de los efectos que contiene te enamorarás como se ha enamorado este marcianito, pero hay que tener presente que contiene cartomagia de la que no está al alcance de todos… o tal vez sí? Si trabajando puede lograrse todo, estos efectos, sin duda alguna, merecen cada uno de los minutos que les puedas dedicar. ánimo!
Autor: Guy W. R. Hollingworth
Título: Engaños de salón
Empresa editora, ciudad, año: Editorial Páginas, Madrid, 2000.
Materia tratada: Cartomagia.
Número de páginas: 280
Idioma: Castellano, traducido del inglés por Luis Alberto Iglesias.
Encuadernación: Tapa dura, papel de alta calidad.
Explicaciones prácticas: Excelentes.
Explicaciones teóricas: No abundantes, aunque tampoco se echan en falta.
Ilustraciones: Más de 150 dibujos del propio autor, aunque no sobrarían unas cuantas más.
Calidad de los efectos: Inmejorable.
Claridad de las explicaciones: Inmejorable.
Dificultad: Altísima.
Utilidad: Media, debido al alto nivel de dificultad.
Valoración global: Un gran libro de cartomagia.